Alcochete, la joya escondida de Portugal

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A 30 minutos de Lisboa, este pueblo marinero con vistas al Tejo, famoso por sus salinas, cuenta con un resort con spa, una terraza para ver las mejores puestas de sol y además una rica gastronomía

21 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Antes de llegar a Lisboa, si coges el puente Vasco da Gama, que hasta hace poco era el más largo de Europa (ahora es el que une Crimea y Rusia), y cruzas sus 17 kilómetros en coche, llegas a Alcochete, una de las joyas escondidas de Portugal. Escondida porque mientras el Algarve, Comporta, y ya no digamos Cascais y Estoril, han copado la llamada de turistas, Alcochete mantiene su esencia popular mientras despierta la sorpresa de quienes lo visitan.

Vista del resort con spa Praia do Sal en Alcochete
Vista del resort con spa Praia do Sal en Alcochete SANDRA FAGINAS

En esta orilla del río Tejo, justo enfrente de Lisboa, el paisaje es espectacular por varios motivos. Alcochete cuenta con la praia dos Moinhos, ya que al ser una zona ventosa, hubo tradición molinera, aunque ya no funcionan, y tiene también una de las salinas más impresionantes de Portugal, donde se pueden ver especies como flamencos o garzas, además de un cais desde donde tradicionalmente salieron los barcos para navegar el río que desemboca en el océano Atlántico. Sin embargo, lo que más llate, cuyo nombre de origen árabe hace referencia a la aparición de unos hornos de la época rop

Los que quieran pasar unos días en esta localidad pueden hacerlo en el resort Praia do Sal, que cuenta con un spa abierto las 24 horas del día, y un restaurante italiano, Omaggio, de los más valorados de la zona. El hotel Praia do Sal, pegado a la arena, tiene unas instalaciones perfectas para disfrutar tanto en familia como en pareja, con tratamientos corporales y productos exclusivos como Cinq Mondes, que conocen bien algunas de las celebrities portuguesas.

Piscina del resort Praia do Sal en Alcochete, donde se practica también kitesurf
Piscina del resort Praia do Sal en Alcochete, donde se practica también kitesurf SANDRA FAGINAS

A tan solo quince minutos andando del centro de Alcochete, excelentemente ubicado, permite un relax total gracias también a su piscina exterior infinity y a estar rodeado de naturaleza. «Quienes lo desean, además, tienen Lisboa a solo media hora, y a partir de esta época muchos turistas parten desde aquí a las maravillosas playas de Arrábida y de Costa da Caparica», expresa Miguel Fernandes, director de este complejo, que abrió hace ocho años. Propiedad de la cadena Libertas, que también tiene en Alcochete el Upon Vila. Este último ha sido remodelado recientemente y desde lo alto de su terraza, con bar y piscina, se pueden divisar las magníficas puestas de sol con Lisboa en el horizonte mientras te tomas un cóctel.

TOROS Y SEVILLANAS

Alcochete es también un paraíso para los amantes de deportes como el windsurf, el kitesurf y de la gastronomía. Con una amplia red de locales, destacan el restaurante Alfoz —con vistas al río y una variada carta especializada en pescados y mariscos—, el Arrastão, al lado de la playa, y ya en el centro del pueblo, el Barrete Verde, una de las casas de comidas con más encanto de esta localidad en la que hay una gran tradición taurina. O Barrete Verde, de hecho, es una de las peñas de los forcados (los mozos que participan en las corridas en las que nunca se mata al toro) y, por esa conexión española, este pueblo es una suerte de Triana en medio de Portugal porque, curiosamente, tiene varias escuelas donde se imparten clases de sevillanas. Con una temperatura agradable (en verano llegan a los 33 o 34 grados), Alcochete está en todo su esplendor la segunda semana de agosto, cuando se celebran los Festivales Gorra Verde y Salinas, que han sido reconocidos a nivel nacional por su carisma y tradición taurina. Aunque el 24 de junio es una fecha ideal para ver la celebración del São João.

Puesto de frutas en Alcochete
Puesto de frutas en Alcochete SANDRA FAGINAS

En este pueblo se encuentra también la escuela de fútbol Cristiano Ronaldo del Sporting, de ahí que la familia del jugador sea asidua a esta localidad que desde que se inauguró el puente Vasco da Gama, en 1998, ha ido expandiéndose, tal y como indica Cecile Gonçalves, del Grupo Imobiliário e Hoteleiro Libertas. «Mucha gente de Lisboa encuentra ahora en Alcochete un lugar de calma, donde se puede respirar y vivir en un tiempo más lento. Antes de que hubiese el puente se tardaba casi dos horas en llegar a Lisboa, por eso este pueblo mantuvo su carácter genuino, y ese es su punto a favor. Esa esencia la sigue manteniendo y desde la hostelería se ha insistido mucho en la sostenibilidad y en un cuidado de un entorno natural único», indica Cecile.

Terraza del hotel Upon Lisboa, en Alcochete, uno de los mejores lugares para ver la puesta de sol
Terraza del hotel Upon Lisboa, en Alcochete, uno de los mejores lugares para ver la puesta de sol SANDRA FAGINAS

Esa singularidad y encanto permanecen en Alcochete, lejos del bullicio de un turismo masificado que deshaga la armonía de este rincón privilegiado. Aquellos que puedan aprovechar la primavera para visitarlo tienen la posibilidad, en esta época, de recorrerlo en barco por el río, que es ancho como un mar interior de agua salobre, y que se adentra en uno de sus afluentes con forma de anguila. Precisamente las enguías fritas, así como las almejas al estilo portugués, son otras de las especialidades culinarias de este pueblo, en cuyas salinas crece la salicórnia, una planta que aquí sirven en ensalada, si bien los más aficionados al dulce no se pueden ir sin probar las fogaças con su toque de canela. Cualquier excusa es buena para perderse en esta joya acogedora, de luz deslumbrante, que conserva la esencia amable y hospitalaria de Portugal.