Los primeros vigueses dejaron su rastro en Oia

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

OIA

San Miguel presenta un amplio muestrario de elementos patrimoniales que recorren miles de años

28 sep 2025 . Actualizado a las 01:28 h.

San Miguel de Oia es la parroquia viguesa donde se han localizado las herramientas más antiguas, hasta el momento, creadas por humanos en el municipio de Vigo. Son útiles paleolíticos, del período achelense, cuya antigüedad ha sido estimada en torno a los 150.000 años. Fueron localizados en la zona rocosa de la playa de Canido. Dicen los expertos que ese lugar estaba, en el momento en que fueron fabricadas las herramientas líticas, a varios kilómetros de distancia de la línea de costa, cuando el espacio que hoy ocupa la ría era un valle fluvial. Algunas de aquellas piezas se pueden ver en el Museo do Mar de Vigo.

Miles de años después, esa misma parroquia es hoy el espacio donde la vivienda es más cara de Galicia. El pasado mes de agosto se situaba el valor medio de las construcciones habitacionales situadas e la calle de Antonio Cominges en 1,7 millones de euros. Quizá por ello el catálogo de patrimonio del Plan Xeral de Ordenación Urbana de Vigo recoge varias viviendas privadas firmadas por algunos de los arquitectos más reconocidos de la ciudad. Es el caso de la nombrada en el catálogo como Casa Mújica, proyectada en el año 1973 por Xosé Bar Boo. En esa misma calle y del mismo arquitecto vigués es el llamado Complejo Aurelio, del año 1982.

El recorrido por la arquitectura más contemporánea de la parroquia de Oia se detiene en Cabo Estai para ver una vivienda diseñada por Alfonso Penela en 1996. Incluso se puede ver alguna construcción pensada por todo un clásico de la arquitectura viguesa como es Manuel Gómez Román, que firmó un chalé en la calle de Cesáreo Vázquez. Gómez Román también realizó una vivienda veraniega para él en Canido.

En este mismo ámbito arquitectónico contemporáneo se encuentran los dos edificios que acogen el Centro Oceanográfico de Vigo, proyectado por el vigués Jaime Riera a finales de los años ochenta del pasado siglo.

Pero un recorrido por San Miguel de Oia permite descubrir otras manifestaciones patrimoniales forjadas a través de los siglos. Los originarios de la parroquia están especialmente orgullos de su red de molinos de agua, que en alguno caso restaurados por ellos mismos. En un tramo de 400 metros del regato de Gontade se acumulan 21 molinos de «herdeiros», una forma de propiedad compartida entre los descendientes de los constructores o de quienes compraron los derechos de uso, tal como explica Bernardo Vázquez Acuña en su blog sobre la historia de la parroquia. Los propios vecinos de la parroquia recuperaron estos molinos hace cinco años. No muy alejados de ellos aparecen muestras del rastro humano prehistórico oiense en forma de petroglifos. Están repartidos por Fragoselo, Esteriz y A Ermida.

Además, el Camino de Santiago pasa por esta parroquia antes de enfilar hacia Coruxo, aunque actualmente se quiera desviar a los peregrinos hacia Samil. Aunque no con el mismo trazado, desde los años veinte de la pasada centuria, también discurrió por la parroquia la vía del tranvía que unía Vigo con el Val Miñor. Vestigios de aquella comunicación es la estación del tranvía de Canido, aunque quizá no dure mucho más tiempo en pie debido a su estado de conservación.

Ámbito religioso

La actual iglesia parroquial fue fabricada en el siglo XVIII, en el tramo final del barroco. Es un conjunto que abarca el templo, el atrio, la casa rectoral, el cruceiro, datado en 1859, y el cementerio, con diversos añadidos y modificaciones posteriores. En ese mismo ámbito religioso, un lugar de referencia en Oia es la capilla de Os Liñares, en Canido. Fue ampliada en los años cincuenta del siglo XX por el arquitecto Antonio Cominges y presenta un curioso atrio. Hace seis años fue robado el cruceiro que se levantaba ante la iglesia. Una familia de la parroquia donó uno nuevo, realizado por un taller portugués.

Especialmente relevante para conocer la actividad humana en la zona es realizar una visita a la Toralla continental. En la antigua finca de la familia Mirambell, el Concello de Vigo puso en valor los restos de una villa romana que estuvo activa entre finales del siglo III y VI. Se puede visitar por la mañana los miércoles, jueves y domingo. Para complementar la información histórica sobre el lugar, el espacio arqueológico cuenta con el Centro de Interpretación del Mundo Romano, que ayudará al visitante a comprender el proceso de romanización experimentado en el área viguesa. Aquella civilización extranjera se asentó sobre un territorio dominado por los castros. En Oia existió uno de esos poblados en la isla de Toralla, activo entre los siglos VI a. C. y I de nuestra era. Fue totalmente arrasado cuando se urbanizó la isla. En el pasado se localizó un cipo púnico, que avalaría la hipótesis de que la isla fue un lugar de intercambio entre castreños y comerciantes procedentes del Mediterráneo en fechas tan tempranas como el siglo V a. C.

No muy lejos de allí, entre las playas de Fuchiños y Sobreira, fue documentada una factoría romana destinada a la producción de pescado salado que estuvo activa entre los siglos I/II y el inicio del siglo V. Eso sí, el yacimiento se encuentra en la actualidad muy afectado.

De lo que tampoco anda mal San Miguel de Oia es de arenales, que, además, ofrecen un alivio frente a la masificación actual de la costa de las Rías Baixas. Y como buen ejemplo de parroquia de contrastes, este territorio cuenta también con una zona montañosa que sobrepasa los 400 metros de altitud. En la zona montañosa existe un cuidado parque forestal por el que pasa la gran senda panorámica del municipio.

En el ámbito etnográfico presenta un par de fuentes recogidas en el catálogo municipal, la de la plaza de la iglesia y la del Camiño de Oia. Ese mismo catálogo recoge el pazo de As Grades, del siglo XVIII, ahora reducido a su capilla.