Una familia de Sanxenxo desembolsa 3.500 euros para poder regresar de Islandia tras quebrar la compañía aérea

nieves d. amil / M. Gago PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Dos familias de Sanxenxo estaban en Islandia de vacaciones cuando quebró la compañía con la que volaban
Dos familias de Sanxenxo estaban en Islandia de vacaciones cuando quebró la compañía con la que volaban Z. G.

Se enteraron por la prensa de que sus vuelos se habían cancelado

02 oct 2025 . Actualizado a las 19:17 h.

El viaje a Islandia de Zeltia González y su familia está siendo una aventura con la que no contaban. Empezaron en enero a preparar con detalle unas vacaciones que arrancarían en Reikiavik el jueves 25 de septiembre. Volaban desde Oporto a la capital de Islandia y empezaría una ruta de diez días por un país que hacía tiempo que querían visitar. Nada podía fallar. O eso es lo que esperaba esta familia de Sanxenxo, que cuando apenas llevaban cuatro días de viaje se enteraron por la prensa que la compañía aérea local con la que volaban estaba en quiebra y cancelaba todos los vuelos previstos.

No se lo podían creer. Fly Play, la aerolínea de bajo coste de Islandia cesaba su actividad e instaba a que se buscasen vuelos en otras compañías. «Nadie se puso en contacto con nosotros, ni por teléfono ni por correo. No sabíamos a quién recurrir, lo único que sabíamos era lo que leíamos en los periódicos», explica Zeltia desde Islandia. De repente se vieron si poder hacer el check in y con un vuelo para el día 5 de octubre que se había esfumado. El domingo tendrían que volar de vuelta desde Reikiavik a Oporto, donde tienen los coches, pero no podrían hacerlo. «Nos pusimos en contacto con la embajada, pero nos dijeron que ellos solo pueden actuar si es una catástrofe natural y no podían hacer nada», explica Zeltia, que esperaba que hubiese «vuelos de rescate» para no dejar a los pasajeros tirados. Algunas compañías ofrecen tarifas especiales para intentar dar una solución a sus pasajeros, «pero esto no ocurrió», advierte.

Cada vez que consultaban alternativas para regresar, los precios se multiplicaban. «En 24 horas se triplicó, cambiaba muy rápido. No sabíamos qué hacer y acabamos comprándolos antes de que no pudiésemos asumir el pago», comenta Zeltia. Ella y su marido viajaban con sus dos hijos de 4 y 10 años, junto a otro matrimonio de la familia que lo hacía con su hijo de 7. «Todos los vuelos de vuelta nos costaron 3.500 euros. Salimos de Reikiavik a Varsovia y de ahí a Oporto, a donde llegaremos el lunes. Si no los comprábamos, veíamos que llegarían a los ocho mil euros», explica Zeltia, que ejerce como portavoz de la familia.

Mientras cuenta este calvario, recuerda que había pagado 900 euros por los vuelos de ida y vuelta a Islandia y ahora asume mucho más que el doble y un quebradero de cabeza que le hizo perder casi un día entero. «Estuvimos muy nerviosos pendientes de buscar una solución porque no esperábamos que pudiese pasarnos algo así. Nos sentimos desamparados», añade.

Toca reclamar

La familia de Zeltia habían preparado las vacaciones con nueve meses de antelación. Cada año hace un viaje grande por Europa y este año tocaba Islandia. Llegaban a la capital, pero en dos furgonetas recorrerían todo el país. «Teníamos todo reservado, casas de alquiler, excursiones, transporte... estaba todo controlado», añade. Todavía le quedan cuatro días en la isla y quiere disfrutarlos. «Hemos visto auroras boreales y ballenas, queremos seguir disfrutando», explica.

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recuerdan a los pasajeros afectados por la quiebra que tienen derecho al reembolso del importe abonado y, en algunos casos, a recibir una alternativa de viaje. Eso sí, los derechos varían en función de la forma en la que lo contrataron. Si, como la familia de Zeltia, lo hicieron directamente en la aerolínea y pagaron con tarjeta, la mejor opción es hacerlo a través del emisor de la tarjeta (entidad financiera) con la que se hizo la operación. Lo que no podrán reclamar nunca es una indemnización adicional. Pero eso es algo en lo que esta familia de Sanxenxo ya ni piensa. Lo único que quiere Zeltia González es que la compañía Play Fly se haga cargo de un contratiempo que marcó sus vacaciones y su cuenta corriente.