Una muestra que cumple un sueño y busca romper los estigmas sobre salud mental

María Cobas Vázquez
maría cobas OURENSE

SAN XOÁN DE RÍO

Alejandro Camba

Las obras de María del Carmen Ferreiro pueden visitarse en la biblioteca pública Nós de Ourense hasta el 31 de octubre

02 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace tres o cuatro años, María del Carmen Ferreiro Fernández (San Xoán de Río, 1970) descubrió la pintura en uno de los talleres que Morea organiza para sus socios. Y encontró una pasión hasta entonces desconocida. «Me relaja muchísimo y me siento superbién», confiesa la artista, que desde ayer protagoniza su primera exposición. Una treintena de sus obras pueden verse hasta finales de mes en el primer piso de la biblioteca Nós de Ourense. Es un gran escaparate, remarca la autora, consciente de que es un servicio por el que pasa a diario mucha gente.

Son dibujos en papel enmarcados en goma eva. «Llevé mucho trabajo haciéndolos», señala Ferreiro. Todas sus creaciones siguen el mismo proceso: «Comienzo pintando con lápiz, lo paso a perfiladores y después los pinto de colores». Le gusta pintar paisajes, retratos, animales... «un poco de todo, aunque lo que más son los animales». Siempre es arte figurativo: «A veces copio y otras saco de mi cabeza».

«Tengo mucha fe en la exposición», asegura. ¿Qué busca con ella? «Que la gente vea mi trabajo y lo reconozca, que lo valore, pero está hecha con todo el amor y cariño y espero que llegue a cuanta más gente mejor. Y si alguien me compra alguna obra... pues perfecto», dice.

La exposición es el resultado de un sueño cumplido que Ferreiro comentó con Helda Lópes, la técnica de ocio de salud mental de la unidad residencial Troncoso de la ciudad, en la que la artista reside desde hace más de una década. «En la biblioteca acogieron la idea muy bien desde el primer momento», remarca Lópes. Su objetivo es restar prejuicios hacia las personas con problemas de salud mental.

Sin contar con ellos

«Hay mucho estigma y no se piensa en ellos», señala. Cita entonces el caso de las fiestas. «Nunca se programa un concierto a un horario que les permita ir», apunta.

Recuerda que le costó varios años de trabajo conseguir que la Diputación incluyera al colectivo en los programas de termalismo. «Y sigo luchando mucho para que puedan ir a pasar noches, porque muchos no han trabajado nunca y su poder adquisitivo es bajo», añade.

«Hay actividades para la tercera edad o para personas en situación de soledad no deseada, pero en cuanto no se piensa en salud mental, no se fomenta que se relacionen», lamenta Lópes. Dice no entenderlo porque, además, «es un colectivo muy amplio que no para de crecer».

«El simple acto de exponer una obra en un espacio público es, para cualquier persona, un momento de gran significado, pero cuando esa persona es una residente de una unidad de salud mental, el gesto se convierte en algo profundo y transformador: es el puente entre un mundo interior, a menudo estigmatizado, y el espacio compartido de la comunidad», apunta por su parte Alba Campos, que es la directora de la residencia.