Nadie en Pontedeume quiere perderse la romería de Breamo: «Pedí el día en el trabajo»

Rebeca Cordobés PONTEDEUME

PONTEDEUME

Los devotos pasan bajo la figura de San Miguel, una de las tradiciones de la romería de Breamo.
Los devotos pasan bajo la figura de San Miguel, una de las tradiciones de la romería de Breamo. JOSE PARDO

Pese a ser lunes, los eumeses «no perdonan las vueltas» alrededor de la ermita de San Miguel, una tradición sobre la que no hay acuerdo. ¿Son tres, siete o nueve?

29 sep 2025 . Actualizado a las 18:00 h.

Lunes y nublado. No parece la mejor combinación para una fiesta y hay quienes dudaban si la romería de San Miguel de Breamo —esa que se celebra dos días al año, el 29 de septiembre y el 8 de mayo— se llenaría como en otras ocasiones. Las dudas se van despejando según se sube el recorrido de unos cuatro kilómetros que separa el casco de Pontedeume del monte de Breamo. Y al llegar a la cima, queda claro que nadie perdona la tradición. «Pedí el día en el trabajo», comenta Juan a salida de misa, antes de pasar bajo el santo.

Como él, son muchos los «breameiros» que organizan su calendario laboral para poder cumplir con la tradición de dar vueltas alrededor de la ermita. Tres, siete o nueve. El número no está claro, pero todos coinciden en señalar que debe ser impar y deben darse en silencio. «Mi abuela me decía siempre que nueve, yo creo que era para jorobarme. Después me hice un poco mayor y dije son siete porque hay mayoría de siete. Y luego están los vagos que dan tres», bromea Roye, una vecina que acude con toda la familia y una buena cantidad de empanadas. «Los hombres tradicionalmente dicen que son tres vueltas y en cada una un trago de vino», cuenta una de las mujeres que va con ella. «Entonces normal que sean tres», responde otra.

Este grupo es un claro reflejo de que hay tantas formas de vivir la celebración como personas suben a Breamo. Ella, por ejemplo, decidió ir en coche por la cantidad de comida que lleva. Aunque reconoce que es una novedad de hace poco tiempo: «Antes veníamos andando todos con potas, con empanadas, con la bota de vino y una hoja de bacalao para que te entre la sed. Subíamos andando y bajábamos a rolos». Su hija Marta, que sale de cuentas justo hoy, también prefirió ahorrarse la caminata. Cuenta que en la romería del 8 de mayo se encontró con otra embarazada que sí se animó a hacerlo y, al bajar, se puso de parto.

Hasta hace poco esta eumesa vivía la tradición de otra forma. «La gente joven tarda en subir porque venimos caminando y tardamos. Entre que primero se consume en el pueblo y luego se van haciendo paradas, se tarda en llegar», explica. El debate entre si se debe ir por la mañana o por la tarde no tarda en surgir. Y la respuesta varía en función de la edad de la persona. Juan, por ejemplo, llevaba unos quince años sir ir a la misa: «Venía siempre de tarde, pero vas cumpliendo años y maduras».

Suso (izquierda) y Chechu (derecha) preparan el churrasco para comer en la romería de Breamo, en Pontedeume.
Suso (izquierda) y Chechu (derecha) preparan el churrasco para comer en la romería de Breamo, en Pontedeume. JOSE PARDO

Suso y Chechu, dos marineros que pasan una temporada en tierra, también aprovecharon el parón laboral para disfrutar de la jornada con la familia y los amigos Mientras los devotos pasan bajo la imagen de San Miguel, una vez terminada la procesión, preparan el churrasco. Cuentan que vinieron a coger su sitio hace unos días para asegurarse una de las mesas de piedra, donde parte del grupo calienta una pota de callos. Ahora viven la tradición de una forma más pausada, madrugando para preparar la comida y subiendo en coche.

«Aquí todo o mundo fixo o mesmo. Empezas a subir andando. Despois chega unha idade na que empezas a desfrutalo doutra forma», explica Suso. «Os chavales son os que suben andando. No camiño se pasa moi ben porque vas parando cada certos metros, vanche parando outros amigos e entón non das chegado», añade, aunque coincide en señalar que cada año se sube más tarde: «Agora empezan a subir ás 5 ou 6 de tarde...». «O que non queda nas escaleiras da igrexa», bromea Chechu.

Lo cierto es que en Breamo se juntan eumeses de todas las edades y gustos festivos. «É moi interclasista. Veñen os maiores, os de mediana edad, os novos...É unha introdución tradicional de incorporación dos rapaces e rapazas ás festas, cando teñen 13 ou 14 anos», explica uno de los miembros del grupo.

Una vez terminada la procesión, entre música de gaitas y bombas de palenque, los romeros empiezan a sacar la comida. Al ser lunes laborable, se espera que por la tarde lleguen más personas, sobre todos adolescentes y jóvenes que salen de clase. La concelleira de Cultura, Alejandra Bellón, explica que muchos comercios y bares cierran por la tarde: «Aunque solo sea un ratito, nadie quiere perderse la tradición de subir a San Miguel».