Montreux, la alternativa «low cost» para conocer a Papá Noel sin viajar a Laponia

Tamara Rivas Núñez
Tamara Rivas A CORUÑA

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El espíritu navideño invade cada rincón de esta ciudad suiza a orillas del lago Lemán en la que se pude visitar al gran protagonista de la Navidad en su casa de la montaña a más de 2.000 metros de altitud

12 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El grupo Deep Purple se encontraba en diciembre de 1971 en la localidad suiza de Montreux para grabar un nuevo disco cuando presenció, desde la otra orilla del lago Lemán cómo el icónico casino de la ciudad se convertía en pasto de las llamas. Al ver la escena, su bajista, Rober Glover, acuñó la frase «Smoke on the water» —(humo sobre el agua)—, germen de lo que se convertiría en una de las canciones más emblemáticas de la banda británica. Los lazos musicales de esta población son múltiples y variados. Claude Nobs fundó allí en 1967 uno de los festivales de jazz más prestigiosos del planeta y Montreux sirvió también de refugio creativo para infinidad de artistas de la talla de David Bowie, Prince, Nina Simone o Freddie Mercury. El líder de Queen, que cuenta con una estatua de bronce en su honor a los pies del lago donde siempre hay flores amarillas, incluso llegó a comprar dentro del casino Mountain Studios para grabar parte de sus discos. 

Pero cuando el invierno asoma, las temperaturas descienden y la nieve empieza a dibujar las cumbres, la ciudad cambia de ritmo. A partir de finales de noviembre, Montreux se transforma en una urbe que respira Navidad por todos sus rincones, hasta el punto de convertirse en los últimos años en un destino de peregrinación de los pequeños (y no tanto) devotos de Papá Noel y una alternativa low cost al viaje a Laponia

Viajar desde Galicia a Montreux es sencillo y relativamente barato, dos condiciones que ayudan a explicar la creciente demanda del destino en las agencias de viajes para estas fechas. La compañía EasyJet tiene vuelos directos a Ginebra desde Santiago (son los martes y viernes) y también desde A Coruña (los lunes y los viernes). Dentro del propio aeropuerto suizo hay una estación en la que coger el tren hacia Montreux (los menores de 6 no pagan), un viaje de poco más de una hora que se hará mucho más llevadero en uno de los Intercity de dos pisos que cuentan con vagón familiar provisto de una zona de juegos con toboganes, puentes y escondites secretos. Una vez en destino, las opciones de alojamiento van desde hoteles céntricos y asequibles como La Rouvenaz o el Parc en Lac hasta el Grand Hotel Suisse Majestic, una joya Belle Époque de 1870 para quien quiera y pueda darse un capricho. 

La casa de Papá Noel

El corazón navideño de Montreux gira en torno a dos experiencias únicas: la visita a la casa de Papá Noel y su espectacular mercadillo a orillas del Lemán. Para conocer a Santa Claus hay que reservar con antelación un billete en el tren cremallera que asciende hasta Rochers de Naye, una montaña de 2.042 metros. El trayecto, de unos 55 minutos, es un desfile de paisajes nevados que desemboca en un túnel iluminado que actúa como antesala mágica a la casa del propio Papá Noel.

Allí, bajo su icónica barba blanca y sentado en su trono, va recibiendo y charlando —habla español— con serenidad con todos los niños que se acercan a entregarle personalmente su carta. El brillo de sus ojos resulta imposible de apagar durante unos cuantos días. Tras las fotos y despedidas, cada visitante recibe una bolsa con un diploma que acredita la visita, chocolatinas, fruta y un reno de peluche. La jornada se puede alargar un poco más con una buena dosis de nieve hasta que la resistencia al frío lo permita. 

El otro gran reclamo de Montreux es su mercadillo que cuenta con más de 150 puestos a modo caseta de leñador repartidos a lo largo de la Quai Edouard Jacoud, el paseo principal junto al lago, en los que se puede comprar desde artículos navideños a productos artesanales, dulces y bebidas típicas de las fiestas, juguetes o prendas de ropa. A los pies de la gran noria gigante que ilumina las noches de Montreux, se ubica el mercado cubierto de la Place du Marché, un espacio gastronómico con opciones de comida y bebida para todos los gustos y bolsillos donde no faltan el vino caliente, salchichas, raclettes, fondues, ni tampoco los villancicos.

Una de las imágenes más singulares y reconocibles del mercadillo de Montreux y que se repite tres veces al día en estas fechas (a las 17.00, 18.00 y 19.00 horas) es la de Papá Noel subido en su trineo y sobrevolando el cielo desde el embarcadero CGN hasta la gran bola navideña de luz que hay en la Place du Marché. 

Quienes tengan algo más de tiempo libre y ganas de seguir haciendo turismo, la visita al castillo de Chillon resulta imprescindible. La tasa turística de Montreux incluye transporte urbano gratis para los visitantes y multitud de descuentos en actividades, exposiciones, museos y edificios como esta fortaleza medieval que empezó a construirse en el siglo X. Si bien cumplió durante siglos con el objetivo de servir de fortaleza defensiva por su ubicación estratégica en las rutas comerciales, se convirtió con el paso del tiempo en una residencia palaciega que tuvo como inquilinos a los condes de Saboya entre los siglos XII al XVI. Además, su antigua prisión sirvió de inspiración a Lord Byron para su poema «El prisionero de Chillon».

En definitiva, Montreux se revela como un destino imprescindible para quienes viven la Navidad con intensidad y buscan transformar estas fechas en recuerdos que perduren mucho más allá del invierno.