El maquillador que «fotocopia» a famosos: «Son caras que la gente no se espera que vaya a escoger»
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Adrián Cabrera tomó inicialmente el maquillaje como su «refugio» durante el confinamiento. Una pasión que ahora es su vida y con la que trata de sorprender «eligiendo caras que la gente no se espera»
26 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Rossy de Palma, Mercedes Milá, María Patiño, Jason Momoa, Kiko Matamoros, Bad Bunny y hasta el mismísimo rey emérito, estas son algunas de las impresionantes caracterizaciones del maquillador Adrián Cabrera, conocido artísticamente como Adri Piñata. El de Gran Canaria está ganando una enorme popularidad en redes, con una comunidad de 60.000 personas en Instagram y más de 200.000 en TikTok, donde acumula millones de likes.
El inicio de todo fue antes de la pandemia, cuando con un grupo de amigos se presentó al concurso de maquillaje corporal del Carnaval Internacional de Maspalomas, en el que por sorpresa quedaron ganadores. «Ahí empecé a investigar más, porque sentía que había descubierto una forma de hacer arte completamente nueva para mí», explica, a la vez que rememora que durante el confinamiento «el maquillaje se convirtió en mi refugio, mi forma de evadirme».
Descubrió que su potencial no tenía límites con una de sus primeras caracterizaciones, la de la actriz Rossy de Palma. Asegura que cuando se miró al espejo realmente se preguntó si su cara estaba debajo de lo que veía reflejado. «Ahí me di cuenta del poder que tienen unos cuantos brochazos bien puestos con luces y sombras y que de repente puedes convertirte en otra persona, fue como hacer magia con la cara», resume. Empezó a hacer público su particular arte para el maquillaje gracias a que una amiga consideró que lo que hacía debía «ser visto por todo el mundo», y confirma que «la comunidad se fue formando sola».
El punto de inflexión llegó cuando hizo a la televisiva Belén Esteban. «Me metí tanto en el personaje que parecía que su espíritu me había poseído por un momento con las caras y la mirada desafiante. Belén es una persona muy polarizada, o la amas o la odias, y eso también desataba muchas reacciones», explica. Pero el verdadero bum llegó cuando este maquillaje fue compartido en la mediática cuenta de Cabronazi: «Fue caos del bueno», cuenta entre risas.
Maquillajes de 9 horas
Sobre el criterio para escoger a los personajes, aclara que «son caras que la gente no se espera que vaya a escoger, el factor sorpresa es mi don», aunque deja claro que «casi siempre son personas que me inspiran o que tienen algo en su historia, en su manera de mirar o de sonreír, que me atrapa».
El tiempo que tarda en hacer su magia es relativo, puede ir desde tres horas hasta nueve, y su manera de trabajar consiste en que a veces cuanto más tiempo le dedica y más detalles añade, el resultado es mejor. En otras ocasiones tiene poco tiempo y hace una prueba simple en cámara sin grabar, para estudiar la nariz de alguien o las cejas, «o incluso alguna vez la papada», detalla.
Como anécdota y que le ha servido como error del que aprender, es que en alguna ocasión utilizó látex líquido para hacerse una falsa calva y no aisló bien su pelo, un fallo que provocó que el producto se solidificase convirtiéndose en una especie de segunda piel que a la hora de despegarlo casi le deja calvo.
Fue precisamente ahí cuando decidió que un buen desmaquillante era clave. «De vez en cuando he probado a usar alguna prótesis, pero me doy cuenta de que en cámara producen el mismo efecto que cuando las dibujo en mi piel, entonces al final lo descarto y vuelvo a usar solo maquillaje, me queda mucho por aprender aún», dice con humildad.
Obsesión por las facciones
La caracterización más compleja técnicamente fue el Black Alien, famoso por sus modificaciones corporales, como cortarse la nariz y las orejas y con más del 80 % del cuerpo tatuado. «Reproducir esa parafernalia en verano fue una locura, hacía calor y tenía las cejas tapadas, la calva falsa, las lentillas, la lengua pintada de verde, los falsos piercings... todo con un ventilador al lado», recuerda.
Tal fue la calidad del trabajo que los seguidores del maquillador hicieron que su caracterización llegase al propio Black Alien, que le solicitó el vídeo del maquillaje. «Estaba en una nube, nunca pensé llegar a alguien tan conocido. Soy de las pocas personas que tiene el número de un alien en su agenda», bromea.
Es completamente transparente al asegurar que Adri Piñata no es solo él mismo, sino que detrás de cada transformación está también su marido, que es su mejor amigo y su mayor cómplice en todo esto. «Compartimos esa obsesión por las facciones de la gente y esa forma algo friki de fijarnos en los rasgos», remarca.
Argumenta que el 80 % del resultado lo consigue con el pelo, algo que debe agradecer a su pareja, de quien opina que tiene «un don natural para el estilismo, ya que sabe exactamente qué lleva cada personaje con mucho ojo, memoria y arte», enumera. Su éxito lo achaca «al nivel de devoción por lo raro»: «Eso conecta con la gente porque no es solo maquillaje, es mezcla de humor, ingenio y cultura pop española elevada a su forma más loca y bonita», defiende con orgullo.