Sara acaba de conseguir una plaza de funcionaria: «Di a luz a mi sexto hijo mientras preparaba las oposiciones»

YES

Decidió opositar para tener un trabajo compatible con la crianza y lo ha conseguido a la segunda convocatoria. «Cuando los niños estaban en el colegio, me iba a la biblioteca de al lado a estudiar», cuenta esta todoterreno

23 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

A Sara no se le puede negar el mérito que ha tenido al obtener una plaza de funcionario mientras cría a sus seis hijos. Porque si ya es difícil estudiar teniendo uno o dos, no nos podemos hacer una idea de lo que puede ser hacerlo con seis. «Yo soy arquitecta y he estado trabajando en varios estudios desde que me casé. Y me fue bien, siempre compaginando el trabajo con los hijos. Y la verdad es que en el último estudio que estuve, mi jefa también era madre y sabía un poco lo que suponía criar a niños. Entonces, ahí tenía unas condiciones superbuenas, y el horario lo tenía adaptado. Hacía unas seis horas al día, no una jornada completa del todo. Y lo adaptaba siempre al horario del cole, de los niños y demás», cuenta. «Siempre fue todo muy bien y he tenido varios hijos estando con ella en el estudio. Lo que pasa es que no era una empresa grande y llegó el covid. Se paralizaron muchos proyectos. A duras penas se mantenía ella como para mantenerme a mí y me quedé sin trabajo», dice.

Fue ahí cuando se quedó embarazada del quinto. «Yo luego estuve de baja maternal, aunque ya no estaba trabajando y me puse a buscar algo. Y estuve un poco tanteando otros estudios y el ritmo no tenía nada que ver con el que yo tenía en el anterior. Yo había estado cinco años con ella y superbién, pero en el resto normalmente se trabaja de mañana y de tarde, media jornada como yo hacía era muy complicado. Y luego te presentas ante alguien que no te conoce de nada, con cinco hijos y buscando empleo, y es difícil que te quieran coger», explica. Mientras se encontraba en esas circunstancias, su suegro le ofreció trabajar en su consulta por la mañana: «Fue una cosa temporal, algo de transición para ver por dónde tiraba mi vida laboral».

El tema de la oposición era algo que ya le había rondado la cabeza antes incluso de casarse. «Ya lo había pensado. Mis padres eran los dos funcionarios y era una cosa que tenía ahí. Lo que pasa es que por circunstancias no me puse. Pero, en cambio, ahora me permitía compaginar mi vida laboral y personal. Entonces, me volvió a rondar la idea», añade. Fue en ese momento cuando surgió la oportunidad: «Justo mi marido le vendió un coche a un señor que tenía una academia, y hablando con él, le comentó que me lo estaba planteando. Y lo llamé». Y ese simple gesto fue definitivo en el cambio de vida que acaba de comenzar. «Me contó que llevaba la academia Ceapro, y me animó. Le conté que con cinco hijos solo podía estudiar el rato que ellos estuvieran en el cole y poco más. Y que tenía miedo a no poder abarcarlo todo. Pero él me animó mucho, me contó que tenía otras madres que lo habían conseguido... Total, que me embarqué ahí. Y lo logré a la segunda vez que me presenté», dice. «La primera convocatoria fue en el 2022, un año después de haber empezado. Y esta fue la segunda», relata. Dice que la primera vez se presentó al Cuerpo de Administradores Generales, C1, un poco por ver cómo era: «Llevaba un año escaso estudiando y por lo menos necesitas dos años para ir bien preparada. Pero, me coincidió ahí el examen y me presenté. La verdad es que ni aprobé. Pero en la academia siempre me animaron a presentarme al nivel más alto que mis estudios me permitían. Yo tenía una licenciatura, y así lo hice. A una plaza de arquitectura no, porque es más complicado y hay menos plazas. Y luego, una vez que entras, te puedes ir moviendo».

A la segunda

A la segunda fue la vencida. Y cuando se presentó al último examen, ya sabía que si aprobaba, la plaza era suya: «Habíamos pasado menos gente de las plazas que había. Así que si sacaba un 5, ya tenía mi plaza. Ahora de lo que estoy pendiente es del destino, porque claro, las plazas son para toda Andalucía y me puede tocar irme fuera», cuenta esta madre de Sevilla, que cree que tiene opciones de quedarse en la capital hispalense: «En principio, no sería difícil que me pueda quedar. Porque claro, tener que moverme e irme fuera sería una liada gorda... Y estoy ahí, puedo coger la última o la penúltima plaza. Pero, de momento, vamos a confiar que me pueda quedar. Paso a paso».

Además, mientras preparaba la oposición, Sara se volvió a quedar embarazada. «En la primera convocatoria a la que me presenté ya lo estaba. De poquito, de 3 o 4 meses. Y luego, di a luz mientras preparaba las oposiciones. Y además, entre medias, en algún momento me llamó también mi jefe anterior para preguntarme que qué estaba haciendo, porque necesitaba ayuda con unos proyectos y demás. Y estuve como unos 3 meses trabajando con él. El verano pasado he estado también trabajando otro mes», cuenta.

Incluso reconoce que tampoco es que tuviera mucho tiempo para estudiar: «Mi preparador me decía que me la había jugado. Cuando te planteas una oposición siempre te dicen que, por lo menos, tienes que estudiar unas siete horas al día. Como si fuera un trabajo. Pero yo he estudiado cinco o seis como mucho. Y los fines de semana ya era imposible, porque tenía en casa a los niños. Lo que hacía es que cuando estaban en el colegio, me iba a la biblioteca que estaba al lado del cole. Y estudiaba hasta que tenía que recogerlos», explica. «Aunque cuando se acercaba la fecha de examen, un mes y pico antes o dos, ahí sí que me he pegado palizas. Y me iba los fines de semana a estudiar y mi marido me ayudaba mucho. También la familia y los amigos me han ayudado para que yo pudiera estudiar por las tardes en esos períodos... Pero la generalidad era que solo estudiaba por las mañanas», indica.

Suerte en el examen 

«Yo no siento que nadie me haya regalado nada. He estudiado un montón, pero es verdad que una oposición, a veces, también es suerte. Y que te salga en la bola el tema que te has preparado. Porque ves a gente que lleva más temas que tú preparados, y justo le salen los dos de los que no tienen ni idea. Yo, en cambio, tuve la suerte de que me saliera uno de los que sí sabía. Y me fui a por ese y perfecto», dice. «También pienso que el de arriba ha hecho mucho, porque esto estaba para mí. Estoy convencida. Aunque yo he puesto todo de mi parte. Y fue providencial que mi marido hablara con este hombre y él me animara cuando todavía tenía la duda. Esto me dará mucha estabilidad», comenta. También cree que sin la academia no habría sido posible lograrlo, porque se lo han puesto todo muy fácil. «Estaban pendientes de todo. Y te hacen un seguimiento semanal. A mí me ayudaron mucho los profesores. Y los notaba muy cercanos, animándonos y siempre disponibles para cualquier cosa».

Sara y su marido siempre han tenido claro que querían tener familia numerosa. Sus hijos apenas se llevan unos dos años cada uno: «Los tres mayores, Claudia, Sofía y Mateo, se llevan 17 meses entre ellos. Luego, la siguiente, Cristina, dos años, el otro, Fernando, también y la última, Alejandra, dos años y algo. Porque luego, entre medias, he tenido cuatro abortos. Desde el tercero hasta la última he tenido un aborto, un embarazo... así intercalado. También me ha pillado un aborto en este proceso. Mejor dicho, me han pillado dos». Sobre el trabajo que supone criar a tantos hijos, esta mujer todoterreno cuenta que lo lleva bien porque «los mayores van creciendo y te ayudan». «La mayor tiene 11 años y es una madraza, superresponsable y supermadura. Me ayuda un montón. Y la siguiente también», dice. Está claro que Sara puede con lo que le echen y más.