
Es uno de los grandes de la escena española y, a la vez, se le aprecia cierta timidez: «De niño era introvertido y con mucha fantasía». Pero a los 18 tuvo claro que quería vivir su vida: «Siempre he hecho un poco lo que me ha dado la gana»
05 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Paco León (Sevilla, 1974) se encuentra en plena promoción de Miss Carbón. Y en esa vorágine, atiende la llamada de YES. En su voz y en su forma de hablar se aprecia cierta timidez que arrastra desde niño y que sorprende con el descaro escénico al que nos tiene acostumbrados. Es el magnetismo de los grandes. Cuando menos te lo esperas se pueden mostrar pequeños cuando, en realidad, son enormes. ¡Tempus fugit!, remarca alguien desde el otro lado de la línea. Hay cola para hablar con uno de los grandes de la escena española.
—Tras ver la peli, que cuenta la historia de una mujer transexual, se puede llegar a la conclusión de que la pasión y los sueños no entienden de género...
—Pues sí. La verdad es que esta película cuenta la historia real de Carlita [Carla Antonella Rodríguez], que es una historia bastante inspiradora y ejemplar también, y de lo absurdo que es lo binario. Pero, también, de que el hecho de hacerte mujer signifique no poder estar trabajando en la mina [su sueño desde la infancia] o no poder acceder a los baños de las mujeres. Hay algo como muy absurdo en este viaje y que se hace muy evidente. También es muy real lo duro que es para una mujer transexual acceder, simplemente, a un trabajo digno.
—Parece que siempre tenemos la necesidad de poner etiquetas, sobre todo, en cuanto a la sexualidad.
—Sí, todo está construido desde lo binario. Pero esta revolución del género que estamos viviendo, todavía está empezando... ¡y lo que queda por venir! Hace unas semanas Cole Escola ha sido premiada en los Tony. Es el primer intérprete no binario que gana un premio tan importante y es un ejemplo. Igual que Lux [Pascal, protagonista de Miss Carbón], porque forman parte de una nueva generación de intérpretes trans que tienen formación. De repente, estamos viviendo una revolución del género en general. Y esta historia pues también viene muy a colación de todo esto.
—Tu personaje al principio cae bien, y hace creer al espectador que por fin Carla va a tener una oportunidad en el amor, pero luego...
—Este hombre ha llegado allí y le ha dicho: «Me gustas», ni siquiera «te quiero». Y es el primer hombre que la ha tratado bien y con ternura, y que es capaz de tener una relación sexual sin enamorarse. Porque se puede tener una relación humana, cariñosa, tierna y sexual y no ir más allá. Es verdad que como espectador dices que va a pasar algo y, de repente, desaparece por cosas que yo defiendo de mi personaje. Pero estuvo bien mientras duró. Le dio la oportunidad también de creer que existe y que ella se merece el amor. Pero fue una historia pasajera. Un amor de verano, de fin de semana o de no sé cuánto duró. Y creo que fue bonita. La defiendo, aunque no haya continuado.
—La despedida fue un poco fría...
—Sí, él desaparece y no contesta al mensaje. En esa parte tendría que haber tenido un poco de responsabilidad afectiva. Y haber dicho: «Oye, mira, no estoy para esto». Pero, también te digo que ella se lo olía: «Tan bueno no puede ser esto...»
—Te disfrutamos como actor, pero también como director. ¿En dónde te ves mejor?, ¿qué es lo que más te motiva?
—A mí cambiar. Me aburro bastante fácil. Y me encanta, de repente, cambiar de género y de tipo de historias. Disfruto mucho siendo director, pero también me canso. Y después disfruto de ser actor y protagonista, pero también de hacer pequeñas partes como en esta. Pero, sobre todo, disfruto de la gente. Del con quién trabajo, además del qué. Y en este caso con Lux (Pascal) y con Agustina [Macri], la directora, y con nuestra productora [CaramelFilms].
—Vas a volver a hacer de Luisma, ¿no?
—Sí, estamos montando la película de Aída. Estoy terminando el montaje. Porque lo he escrito y dirigido también. Y he vuelto a hacer de Luisma. Pero no por nostalgia, sino por obligación. Porque esta historia había que contarla y tenía que hacer de Luisma, claro.
—¿Te ha costado volver a ponerte en su piel?
—Sí, claro. Sobre todo por verme en el espejo más arrugado haciendo de Luisma todavía. Pero ha sido interesante y estoy contento con la película. Y ya tiene fecha de estreno, el 30 de enero. Que falta todavía mucho, pero ya tenemos fecha.
—¿Qué tal la crisis de los 50?
—Pues ni tan mal. Yo creo que se me juntó la de los 40 con la de los 50 y yo ya no sé en cuál estoy. Pero tengo mucha voluntad de saber llevar bien los años. Y creo que me lo curro en la medida que puedo. Y también quiero buscar mis referentes. Hay gente mayor que es muy guay. Y que vive sus años con mucha felicidad. Y con plenitud. Como decía Lola Flores, «yo estoy como nunca». Estoy muy bien.
—Dice la Wikipedia que te has criado en las Tres mil viviendas en Sevilla, ¿es así?
—Yo no sé de dónde ha salido eso. Ponen cosas y luego nadie las niega. Yo nací en el Parque Alcosa, que es un barrio de Sevilla, pero no en las Tres mil viviendas, que es un poco más marginal. El Parque Alcosa es un barrio, muy barrio.
—He leído que de pequeño te sentías el patito feo, ¿es verdad? Cualquiera lo diría...
—Sí, supongo. Yo era bastante tímido. Como introvertido y con mucha fantasía. Me recordaba un poco a las parodias de Joaquín Reyes, cuando hacía de Tim Burton. Yo jugaba con mis animalitos y mis cosas. Y era así, como muy callado. Y con mucha fantasía. Pues, un niño de barrio. Pero la verdad es que en cuanto pude... en el instituto, ya me fui de casa, y muy rápido. A los 18 me fui y me he buscado la vida. Como dice mi madre: «Este niño se ha criado solo». Y siempre he hecho un poco lo que me ha dado la gana. Y he tenido también una familia muy tolerante que me ha dejado.
—Imagino que marca vivir con una persona con tanta personalidad como tu madre, a la que le has hecho dos películas...
—Pues sí. Ella cuando recogió la Biznaga de Plata en el Festival de Málaga dijo: «Le iba a agradecer a mi hijo que me hiciera esta película, pero creo que me lo tiene que agradecer él a mí». Y yo creo que tiene razón, porque no sé quién hizo la película a quién, si yo a ella o ella a mí. Porque la verdad es que sí, la Carmina es una persona fascinante, que tenía que conocerla el mundo, y yo solamente he echo lo que me correspondía. Como nadie va a hacer una película de ella, porque nadie la conoce, pues la voy a hacer yo. Y así empezó todo...