Curra: «Cuando viajo, me preguntan de dónde soy por lo morena que estoy. Y yo siempre contesto que de A Rapadoira y se ríen porque no me entienden»

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Ya no hay quien la mueva de esta localidad de la Mariña y eso que puntualiza que es de Lugo: «No voy ni al Arde Lucus. Me hice muy bien aquí»
21 jun 2025 . Actualizado a las 15:33 h.Lo de Curra (con gafas y sentada sobre la toalla azul) por la playa de A Rapadoira y por Foz es un amor que hasta a ella le resulta difícil de explicar. Porque lo primero que reconoce es que ella es de Lugo, pero que casi no lo pisa desde que ha descubierto las bondades de esta zona. «La playa en junio es maravillosa. Y mayo también, porque los días son muy largos. Pero, la verdad es que a nosotros —se refiere al grupo con el que va a la playa: Pepe, Mari Carmen (sin gafas) y Sara entre otros— nos gusta todo el año. Porque cada estación tiene su encanto», explica, mientras reconoce que a ella tampoco le molestan los veraneantes: «A mí tampoco me molesta la gente, le da mucho ambiente al pueblo. Y le da mucho movimiento. Pero insisto en que el mes de junio es maravilloso. Cuando trabajaba siempre partía las vacaciones y me cogía 15 días en junio».
Curra reconoce que está feliz en Foz y en su querida Rapadoira. «Voy poquísimo a Lugo. No voy ni al Arde Lucus. Puedes creerme. Me hice muy bien aquí. Y la playa es la que más cerca de casa me queda. Yo mi juventud la pasé en Llás, con mi pandilla, pero me habitué a ir con mis amigas a Rapadoira y estamos muy a gusto. Incluso vamos en invierno. Hay un recodo de rocas que nos ampara del mal tiempo. Y en diciembre, cuando hace frío, a lo mejor tenemos 20 o 21 grados. No es broma. Se está de maravilla», dice. No es de extrañar que siempre presente tan buen color de piel: «Cuando viajo, me preguntan que de dónde soy por lo morena que estoy. Yo siempre contesto que de A Rapadoira y se ríen porque no me entienden. Pero es así. Me encanta pasear por la orilla del mar y luego pasamos el rato, nos reímos, bromeamos, oímos música. Nos reunimos allí y hay gente que también viene a bañarse. Hacemos una vida tranquila».
«Te puedo decir que conozco muchas partes del mundo y ya sabes que las comparaciones son odiosas, pero como mi Foz no hay nada. Estoy encantada. Soy una enamorada de este clima, de esta tranquilidad. Y A Rapadoira es un paraíso todo el año, pero en junio es maravilloso», comenta. Sobre este microclima, Curra explica que su piso está orientado al sur y la temperatura es tan buena que ni siquiera tiene que encender la calefacción en invierno: «Y la casa está a 23 grados». Pero también confiesa que hay una razón muy importante para disfrutar del verano en esta playa de Foz: «Mi nieta va allí durante las vacaciones porque también van sus amigas». Con un motivo como ese, es normal que no deje de ir ni en verano. «Yo estoy habituada a la gente. Y a mí ni siquiera en verano me resulta agobiante. Aunque es verdad que hay días en que apenas hay sitio. No es la tranquilidad de mayo o de junio, pero yo también lo llevo muy bien. Y cuando empieza a disminuir el número de gente que va a la playa, en septiembre o en octubre, me entra algo de morriña, queda pena por que se vayan los veraneantes Se nota el bajón», dice. Pero para eso todavía falta mucho tiempo.
Otro de los que se animan a bajar hasta A Rapadoira es Pepe Rivera. Ahora no lo hace tanto como antes, pero en cuanto tiene oportunidad, va a darse un chupo: «Eu antes ía moitísimo. Bañábame durante todo o ano. Agora vou menos, porque os anos van a máis. Pero elas —se refiere a Curra, Mari Carmen y Sara— van sempre. En canto hai un raíño de sol». Al igual que Curra, a Pepe tampoco le molesta demasiado que haya mucha gente en verano, porque ellos ya tienen su sitio asignado: «A praia é moi grande e na zona onde nos poñemos, onde están as rocas, alí sempre vai a xente do pobo. Pero é verdade que no verán xa se pon máis xente nesa zona e ás veces pode haber piques por se alguén deixa a toalla e non volve ata a tarde...». Cosas que a Pepe no le afectan, porque él es de los que baja, se da un baño, aguanta un poco y luego ya se va. «Maio e xuño é un aperitivo do verán porque hai menos xente, aínda que agora xa se nota moito máis». Lo dice con conocimiento de causa, porque lo constata cada temporada en el número de huéspedes que se alojan en su hotel durante este mes: «Xuño subiu moitísimo».