Rut Massó: «Me quedé traumatizada cuando vi descuartizar una ballena en Cangas»

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

CANGAS

M.MORALEJO

La artista, premiada y reconocida en Alemania, proyecta abrir un segundo taller en Soutomaior para sus cuadros de gran formato

19 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Frente al edificio que construyó su abuelo, el empresario Gaspar Massó, la artista Rut Massó (Vigo, 1970) rememora su infancia visitando las instalaciones de la conservera familiar en Cangas: «Cuando yo tenía cuatro años, mi abuelo me llevó a ver la ballenera. Había una enorme ballena muerta y enganchada, y encima de ella unos trabajadores descuartizándola. Era una sangría cruel y me quedé traumatizada».

El impacto emocional fue tremendo en aquella njiña sensible que hoy es una reconocida pintora en Múnich, donde tiene su taller. Su desazón aumentó cuando vio una pintada debajo del puente de Rande que ponía: ‘Massó, asesino de ballenas’. Eran los años 70 y la familia veraneaba en su finca del río Verdugo, así que, al empezar el colegio, todavía estaban veraneando en Soutomaior disfrutando de los últimos coletazos del verano y pasaba todos los días por debajo del puente para ir a clases. Para redondear su repulsión, un día llegó a la casa del Verdugo y había un trozo de carne oscura como un dado grande: «Yo creía que era chocolate y probé un poco. Era carne de ballena que tenían preparada para dársela a los perros de la finca. La escupí con asco».

El gran negocio de la caza de ballenas acabó prohibiéndose en España y dio al traste con una potente industria que aprovechaba al máximo los cetáceos, desde la grasa a las barbas hasta, por supuesto, la carne. Hoy en día, la ría de Vigo sigue estando presente en la obra de Rut Massó, que ha estado de vacaciones en su tierra antes de regresar a Alemania, donde trabaja. En su estancia ha disfrutado en Nerga con parte de su familia y allí paseó por los bosques cercanos para tomar fotografías que inspiren obras futuras

Estudió en la primera promoción de Bellas Artes en Pontevedra y ya destacó: le dieron el primer premio de la Universidade de Vigo por una obra que hoy cuelga en el vestíbulo de la casa de su madre, Matuxa, en el edificio Massó. El inmueble fue levantado en 1946 por el arquitecto Jacobo Esténs por encargo de Gaspar Massó. Jacobo formaba también parte de la familia puesto que estaba casado con María Teresa Massó y formó parte del consejo de administración del grupo, que tenía sus oficinas en el bajo del número 23 de la plaza de Compostela, donde hoy hay una discoteca.

Rut recibió una beca de la Fundación Caixa Galicia al acabar sus estudios en Pontevedra y se marchó a Munich a ampliar estudios con su hijo de 8 años, al que había dado a luz con tan solo 18. Estudió alemán en la Escuela de Idiomas y lo perfeccionó en el país. «Es muy difícil, y con las declinaciones exige un gran esfuerzo», señala. Como la pintura, todo es cuestión de paciencia y concentración, así que acabó dominado alemán. El pequeñajo Eric con el que se fue a Múnich es hoy un músico profesional adulto en una banda de jazz. La pintora está a punto de ser abuela, un acontecimiento que vive con ilusión.

Massó empezó siendo artista figurativa y su pintura enseguida se deslizó hacia la abstracción. Un tema recurrente en su obra son sus paisajes, muchos de ellos de inspiración gallega. También se siente cercana a la Tierra y dedica módulos a Pangea, ese primer estadio de la masa terrestre única de la que fueron desgajándose los continentes.

Ha experimentado con nuevas técnicas, como la pintura con láser. La artista ha elaborado obras para el municipio de Múnich y para numerosos clientes particulares. Le gusta el gran formato para expresar sus emociones. Su taller le permite componer obras de hasta tres metros y muchas de dos de alto que se cotizan a 12.000 y 15.000 euros en el mercado. «Quiero abrir un taller en Soutomaior, en la finca del Verdugo, así podré estar trabajando entre Alemania y Vigo», relata.