Cuando la reputación de un restaurante ya no depende de la comida que sirve

La Voz VIGO / LA VOZ

VIGO

Cele Rodríguez

Mimassa pasa de 3,7 puntos en Google a 3 tras el incidente con los israelíes; su cuenta en Instagram ha recibido 9.000 comentarios por la discusión viral

12 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La polémica ocurrida el pasado martes en la terraza del restaurante italiano Mimassa, en el centro de Vigo, ha desencadenado un aluvión de comentarios y respuestas en las redes sociales y en Google. El vídeo viralizado en el que se aprecia cómo el hostelero libanés Samir Slim expulsa a un grupo de israelíes de su negocio, después de que estos estuvieran tratándolo mal, según el empresario, ha motivado reacciones en Vigo, en Galicia, en España y a nivel internacional, mientras el teléfono vinculado al local, que figura en internet, no para de sonar.

La última publicación en la cuenta de Instagram del restaurante acumulaba ayer por la tarde unos 10.000 comentarios y 8.100 likes, al tiempo que el perfil ha medrado en seguidores hasta superar los 19.000. El post está fechado el 29 de junio, pero la mayoría de mensajes se redactaron en los dos últimos días. Hay muestras de apoyo y de todo lo contrario. Perfiles verificados, otros de particulares y otros directamente falsos. Manifestaciones en español, en francés, en inglés, en hebreo y otras acompañadas por aclaraciones como «saludos desde México», «desde Chile» o banderas de Brasil. Pero prácticamente ninguno de los comentarios tiene nada que ver ni con la comida ni con el menú ni con la calidad o el servicio que ofrecen en Mimassa.

«Mi próxima celebración será aquí», «Grande. Palestina libre», «El mejor restaurante sin duda», «Siento todos los comentarios negativos que estás recibiendo. Ojalá más personas como tú», escriben quienes apoyan a Samir Slim. Otros se expresan de manera totalmente opuesta: «¿Qué tenían que ver esas personas [en referencia a los israelíes que echaron del local] con las acciones de su gobierno?», «Horrible comida. Todo sucio», «Ojalá os cierren», «Delito de odio, espero que os denuncien».

El alcance del suceso también se refleja en las redes sociales de La Voz. En Instagram, la publicación del hostelero explicándose ha recibido cerca de 2.500 comentarios y en la web ya hay más de 200 reacciones de lectores.

En las reseñas de Google, el restaurante alcanza los 106 comentarios. El miércoles, el negocio presumía de una puntuación de 3,7/5, pero la tromba de reacciones tras viralizarse la escena en Vigo impactó en este índice y ayer había descendido al 3/5.

Que el número de comentarios opinando sobre el negocio italiano en esta plataforma no sea tan alto como en Instagram se debe a que Google asegura que utiliza sistemas automatizados que analizan las reseñas en busca de patrones sospechosos de contenido falso o inapropiado. «Google no deja publicar ninguna reseña», dicen algunos usuarios de Instagram.

Samir Slim enseñó el jueves miles de llamadas que recibía de números que no tenía guardados con prefijos foráneos.

ANÁLISIS | LOS DELITOS DE ODIO EN VIGO Y LA PROVINCIA

Muchas investigaciones de oficio; apenas juicios

J.R. VIGO / LA VOZ

El juzgado de guardia en Vigo esta semana y la Ficalía especial de delitos de odio en la provincia manejan desde ayer el atestado policial que recoge todo lo ocurrido el martes en el restaurante italiano Mimassa entre un grupo de personas de Israel y el gerente del local, de origen de libanés. El oficio presentado por la unidad de Información de la Policía Nacional en Vigo recoge lo ocurrido en el restaurante a través del vídeo grabado por el propio hostelero y la declaración en sede policial del mismo. A partir de ahí, el oficio fue entregado para que sea la Fiscalía especializada en estos casos la que decida si el hostelero será investigado por un delito de odio o si su actitud fue en respuesta al menosprecio de los clientes que acabaron expulsados del local por sus faltas de respeto.

Pero más allá de este caso concreto, los delitos de odio, al menos en la Comisaría de Vigo-Redondela implican investigaciones frecuentes, muchas de ellas de oficio. Internet, y las redes sociales, son uno de los escenarios donde surgen estas pesquisas de oficio. Pero muy pocos asuntos acaban siendo juzgados y, por lo tanto, apenas hay condenas.

Lo evidencian los datos de la última memoria de la Fiscalía Superior de Galicia, publicada a finales del 2024 con datos correspondientes al 2023. Las estadísticas de la provincia Pontevedra recogen solo cinco casos incoados en un año. De esos cinco asuntos, ninguno llegó a ser calificado para ir a juicio. Lo ocurrido desde entonces es un escenario desconocido. Sí trascendió un caso ocurrido en Vigo el pasado marzo, cuando tres hombres escupieron, insultaron y lanzaron monedas a un indigente que dormía en las galerías de O Calvario.

El letrado Alejandro Vega, del despacho Criado del Rey Abogados, de Vigo, detalla que el delito de odio tiene dos modalidades: «La primera, la más grave, y que no encaja con lo ocurrido en este restaurante de Vigo, es el artículo 510 del Código Penal, que castiga con pena de prisión de uno a cuatro años y multa de 6 a 12 meses, entre otros, a quienes públicamente fomentan, difundan, promuevan o inciten el odio hacia un grupo o una persona por pertenecer a ese grupo, básicamente por motivos racistas, antisemitas o antigitanos. También a quienes produzcan material con estas finalidades o a los que públicamente nieguen, trivialicen o enaltezcan delitos de genocidio, de lesa humanidad o contra las personas».

Vega añade que existe una segunda modalidad del artículo 510, que sería la que se investigará en este caso, si la fiscalía lo considera pertinente. «Aunque hay que analizar el contexto en su conjunto y la situación previa para poder concluir que concurre el elemento subjetivo del delito, esto es, la intención de humillación o menosprecio por motivos antisemitas», matiza. Esta modalidad se castiga con pena de prisión de 6 meses a 2 años y multa de 6 a 12 meses por lesionar la dignidad de las personas mediante acciones que entrañen, humillación, menosprecio o descrédito de alguno de los grupos a que se refiere el apartado anterior o de una parte de ellos, o de cualquier persona determinada por razón de su pertenencia a ellos por motivos racistas, antisemitas, antigitanos u otros referentes de la ideología, región o creencias.