Así sobrellevan las gallinas el confinamiento por gripe aviar: «Pechalas non lles vai ben porque están acostumadas a saír todos os días»

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

GANADERÍA

Sinda Tosar posa con sus gallinas, que llevan un mes encerradas para evitar los contagios por gripe aviar
Sinda Tosar posa con sus gallinas, que llevan un mes encerradas para evitar los contagios por gripe aviar miguel souto

Los criadores de camperas se afanan porque sus animales sigan igual de cómodos y puedan acceder a la misma alimentación para que sus huevos sigan siendo especiales, pero confían en que el encierro se levante cuanto antes

13 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace ya un mes que las gallinas de toda España están confinadas para evitar los contagios por gripe aviar. Y, al igual que sucedió cuando el coronavirus llegó a España y obligó a todos a quedarse en casa, tampoco se sabe cuándo terminará este encierro. Así lo reconocía esta misma semana el Ministerio de Agricultura, que destacaba que aunque hace mes y medio que no hay brotes en aves de corral en nuestro país, sigue existiendo un riesgo alto entre las aves silvestres y hace solo unos días hubo nuevos positivos en varias gaviotas detectadas en Galicia. Las explotaciones más afectadas por este confinamiento son las de aves camperas, donde sus criadores se esfuerzan por darles a estos animales todas las comodidades posibles. Pero no es lo mismo, aseguran la mayoría, «pechalas non llevas vai ben porque están acostumadas a saír todos os días», cuenta Sandra López, que tiene la explotación Aeiroá, de Galiña de Mos.

 Si alguien sabe de huevos camperos esos son, sin duda, los responsables de Pazo de Vilane. En esta explotación de Antas de Ulla el bienestar de sus gallinas es fundamental y, aunque entienden los motivos por los que tienen que estar confinadas, confían en que el encierro pueda terminar lo más pronto posible. «Nuestras gallinas están igual que nosotros en el confinamiento», cuenta Noelia Lavara, responsable de comunicación de la granja. Explica que se han buscado todas las comodidades posibles y «gozan de más espacio que en una industria tradicional, además de que le estamos suplementando la dieta con hierba para su alimentación no sufra».

Pazo de Vilane ha decidido aprovechar el encierro de las aves para hacer obras de mejora en los parques en los que están sus gallinas cuando salen al aire libre, «porque siempre hay que hacer obras de drenaje para que no se inunden», cuentan. Y aseguran que, a pesar de no poder salir al aire libre, los animales están perfectamente. «Están lo mejor cuidadas que pueden estar y ni siquiera hay diferencias en el número de huevos que ponen», añade Lavara. Argumenta que es la luz lo que más les influye a la hora de poner huevos, pero que en este caso no han notado un descenso en la producción, «y menos mal porque la demanda está disparada».

 

También en O Volteiro, una explotación de huevos de A Estrada, las gallinas están acostumbradas a andar a su aire por el campo. Pero aquí, el confinamiento coincidió con el cambio de los animales, así que el cambio no se ha notado. «Todas as galiñas son novas e non están acostumadas a andar por fóra, pero agora si que levan xa bastante tempo encerradas», explica Alberto Baños, responsable de la explotación. Asegura que la alimentación de estos animales es la misma cuando están encerrados que cuando andan libres y que, por eso, no hay diferencia en los huevos. «Notaríanse diferenzas se pasaran seis meses», dice. Aún así, confía en que el confinamiento termine pronto. «Gústanos que estén fóra e contentas por iso estamos á expectativa de cándo poden saír», cuenta.

«Que remedio lles queda ás pobres», lamenta Sinda Tosar, otra ganadera que tiene 200 gallinas cuyos huevos comercializa a través de la marca Remesar. En su caso, el encierro implica darles más de comer y ponerles luz artificial durante todo el día. Todo, para que produzcan entre 20 y 30 huevos menos por día. «Comen máis porque cando andan fóra están todo o día picando, aquí como non teñen máis que facer comen», argumenta. También sostiene que no hay diferencias en los huevos, pues suplementa su alimentación con verduras. Y, aunque sus animales hace un mes que no salen al aire libre, «teñen sorte porque si que teñen sitio para moverse dentro».

Capón de Vilalba y gallos de corral de Vila de Cruces y Meis, ajenos al encierro

Mientras las gallinas camperas de toda España han tenido que adaptarse a vivir en cautividad, otras muchas aves que se crían en Galicia siguen disfrutando de las ventajas del aire libre. Es el caso de los gallos de corral de Vila de Cruces y Meis, cuyos criadores ya cuentan con instalaciones al aire libre que están protegidas para evitar el contacto con otras aves o la actividad de las aves rapaces.

Sandra López cría tanto gallinas como gallos de Mos. Las primeras están encerradas desde hace un mes y «aí van, algunhas espeluxaron», asegura. Afirma que en esta época del año, estos animales ya ponen menos huevos, por las horas de luz y por el frío, pero que no ha notado diferencia en sus producciones por culpa del encierro. «Pásalle o mesmo que nos pasou ás personas durante o covid, que lles falta socializar», dice. Reconoce que sus gallineros tampoco están muy preparados, pues los animales están acostumbrados al aire libre.

Los que viven mejor son los gallos, «que están fóra nun espazo á marxe. Teñen que poder moverse e escapar cando son atacados», cuenta. Pero preparar un espacio similar para las gallinas implicaría cubrir un espacio de entre 700 y 800 metros cuadrados, algo impensable. Estos animales tienen mucha demanda en estas fechas y Sandra asegura que está todo preparado para que puedan convertirse en un exquisito menú de Navidad. 

Los gallos de corral que Lola cría en Meis están al aire libre, en recintos cubiertos para evitar el contacto con otras aves
Los gallos de corral que Lola cría en Meis están al aire libre, en recintos cubiertos para evitar el contacto con otras aves MARTINA MISER

Tampoco los gallos de corral que se crían en Meis están sufriendo las consecuencias del encierro. «Eu teñoos ao aire libre todo o ano porque xa teño o espazo cuberto. Aquí hai moitas gaivotas e garzas e non quero problemas», cuenta Lola Dios, una de las criadoras. Este año el municipio no celebrará su tradicional feria para comercializar estos animales, así que ella ha criado solo para consumo propio. Igual que las otras vecinas de la parroquia que cuidan de este tipo de animales. Todas están regularizando su situación, para poder comercializar los gallos y volver el año que viene con la feria.

En Vila de Cruces los gallos también están al aire libre. «Témolos vallados por riba dende sempre porque como andan no monte temos medo das aves rapaces», cuenta Tito Mariño, un criador de estos animales. A ellos, las medidas impuestas por Agricultura para paliar la gripe aviar no le han influido, «non nos fixeron cambiar para nada os hábitos dos animais», explica. Ahora solo confía en que este año tengan compradores para sus gallos porque, a estas alturas, ve poco movimiento. «Que veña a xente a mercalos porque con tanta enfermidade, está todo parado», asegura.

Al capón de Vilalba, por último, el confinamiento lo cogió ya en sus jaulas, ganando el peso necesario para poder ser degustados en las fiestas. «Xa os tiñamos pechados nas capoeiras cando esto pasou a base de patacas e millo», explica Olivia Souto, otra criadora. Así que confía en que, cuando llegue la Navidad, los animales tengan su peso habitual y puedan convertirse en protagonistas de los menús de muchas mesas.