Destacan el trabajo que se está haciendo por recuperar variedades minoritarias y por hacer una segregación de las parcelas
28 oct 2025 . Actualizado a las 08:50 h.Reivindicar la calidad y el buen hacer de los vinos de la IXP Terra de Betanzos es el objetivo con el que Miguel Crunia, sumiller gallego afincado en Edimburgo, reunió en el restaurante Salpica de A Coruña a un grupo de profesionales del vino. Allí pudieron catar y debatir sobre la evolución de estas elaboraciones, llegando a la conclusión de que su calidad y el buen hacer de las bodegas ha conseguido que estas puedan competir con cualquiera de las grandes regiones gallegas.
Crunia recuerda que Betanzos es una de las zonas vitícolas más antiguas de Galicia, que hoy está en pleno proceso de recuperación. Así se pudo constatar en el encuentro en el que participaron sumilleres de algunos de los restaurantes más conocidos de A Coruña y también bodegueros y viticultores de la comarca. Durante la sesión, se cataron vinos de Adega Casa Beade, Bodegas Rilo, Adega Os Chaos y Adegas Bordel, incluyendo tanto añadas recientes como antiguas. Todos los presentes estuvieron de acuerdo en que estos vinos tienen la misma calidad de los que se elaboran al amparo de cualquiera de las denominaciones de origen gallegas. Porque están demostrando un potencial de calidad y envejecimiento «que pocos habrían imaginado hace apenas una década dentro de la realidad de una IXP», asegura Crunia.
Pero también estuvieron de acuerdo en que sobre estos vinos pesa una losa comunicacional y es difícil erradicar de la mente del consumidor la vieja imagen que tiene de estas elaboraciones, como ácidas y peleonas. «Solo con el apoyo de los sumilleres de este nivel podrá consolidar una nueva percepción que devuelva a Betanzos al lugar que merece dentro del mapa vitivinícola gallego», añade. Para Crunia, resulta clave también el trabajo que están realizando los bodegueros de esta IXP, recuperando variedades autóctonas como la Branca lexítima o la Agudelo en blancas, y la Roival y Serradelo en tintas. A mayores, han conseguido convertir el minifundio en una ventaja, pues este permite la segregación parcelaria precisa, paso previo para identificar las viñas con mayor potencial.
Crunia recuerda que hubo un tiempo en el que esta comarca albergó más de 1.200 hectáreas de viñedo y en el que sus vinos viajaban por tierra y mar. «Hoy, tan solo un pequeño puñado de viticultores devuelve la vida a esas laderas con paciencia y convicción. En Betanzos, la tradición es pasado, es memoria viva, territorio en movimiento y promesa de futuro», concluye.
