Australia, a dos días de prohibir las redes a los menores de 16: «Cuando algo amenaza con dañar a nuestros niños, actuamos»

La Voz REDACCIÓN / EFE

SOCIEDAD

La juventud australiana ante la ONU realizó una consulta a 5.000 jóvenes sobre el veto a las redes a menores de 16 en todo el país
La juventud australiana ante la ONU realizó una consulta a 5.000 jóvenes sobre el veto a las redes a menores de 16 en todo el país UN Youth Australia | EFE

Las empresas que incumplan la medida podrían enfrentarse a multas de 30 millones de euros

08 dic 2025 . Actualizado a las 12:48 h.

El Gobierno de Nueva Gales del Sur, en el este de Australia y donde se encuentra Sídney, anunció este lunes que respaldará ante el Tribunal Superior del país la constitucionalidad de la nueva ley que fija en 16 años la edad mínima para acceder a redes sociales, en línea con otras autoridades locales.

El anuncio se produce después de que un grupo de defensa de los derechos digitales, junto a varios menores, presentara a finales de noviembre un recurso que cuestiona la validez de la normativa, que entrará en vigor este miércoles, alegando que es «excesiva», entre otras objeciones.

Nueva Gales del Sur se une así a la postura ya adoptada por Australia del Sur en apoyo a la nueva ley, que obliga a las plataformas a aplicar medidas razonables para impedir que menores de 16 años mantengan cuentas activas.

Las empresas que incumplan podrían enfrentar sanciones de hasta 49,5 millones de dólares australianos (unos 30 millones de euros) por infracciones sistémicas.

«Lo he dicho antes: las redes sociales son un enorme experimento global no regulado con nuestros hijos. Estas leyes colocan la responsabilidad donde debe estar: en las plataformas. Si fallan en proteger a los jóvenes, debe haber consecuencias», declaró el gobernador de Nueva Gales del Sur, Chris Minns, en un comunicado.

Minns añadió que el Estado buscará ser escuchado ante el Tribunal Superior porque «el principio en el corazón de esta reforma es simple: cuando algo amenaza con dañar a nuestros niños, actuamos».

La reacción de este estado -donde se encuentra Sídney, la ciudad más poblada de Australia, con unos 5,55 millones de habitantes- se produce después de que Digital Freedom Project, una agrupación sin ánimo de lucro que se define como defensora de los derechos digitales, presentara el recurso ante la máxima instancia judicial.

La organización busca proteger la libertad de expresión, la participación y el acceso a las redes sociales y tecnologías digitales, especialmente entre los jóvenes, frente a lo que considera una intervención excesiva del Estado.

Su presidente, John Ruddick, miembro del Partido Libertario en la Cámara Alta de Nueva Gales del Sur, calificó la medida de «desproporcionada» y aseguró que delega en el Gobierno y en «burócratas no electos» responsabilidades que, a su juicio, deberían recaer en las familias.

Los adolescentes Noah Jones y Macy Neyland, ambos de 15 años, figuran asimismo como demandantes en la causa, en representación del colectivo afectado.

Australia se convertirá esta semana en uno de los primeros países del mundo en imponer restricciones de este calibre, mientras otros estudian medidas similares para proteger a los menores en Internet.

ONU Juventud en Australia cuestiona el veto a menores en redes: «No protege, desconecta»

Esta pionera ley no convence a todos. Según la representante de la juventud australiana ante la ONU, podría «cortar la última cuerda» de apoyo de muchos adolescentes.

En una consulta nacional coordinada por ONU Juventud Australia, Satara Uthayakumaran y su equipo escucharon a unos 5.000 jóvenes de todo el país. Sus testimonios han quedado recogidos en un informe que cuestiona la eficacia del veto y alerta de sus efectos sobre los colectivos más vulnerables. «Llevamos a cabo el mayor ejercicio de escucha cara a cara con jóvenes en Australia antes de intervenir ante la Asamblea General de la ONU», explicó Uthayakumaran en una entrevista con EFE.

«Este año, el tema que apareció una y otra vez fue la prohibición de las redes sociales y qué significaba realmente para su vida diaria».

El informe de ONU Juventud señala que, para muchos adolescentes -especialmente en comunidades rurales, indígenas, LGTBIQ+, con discapacidad o en el sistema de acogida-, las redes sociales no son un ocio prescindible, sino una infraestructura básica de apoyo emocional, social e incluso de seguridad.

«Lo que escuchamos una y otra vez es que, para muchos jóvenes, las redes sociales son una tabla de salvación», resumió Uthayakumaran.

Mencionó el caso de un chico queer de una zona remota de Australia Occidental que vive en un entorno conservador. «Nos decía que la única comunidad que le acepta tal como es está en línea. Sin eso, se queda completamente aislado».

Algo similar ocurre con jóvenes con discapacidad que dependen de internet para encontrar amistades o redes de apoyo, o con quienes viven en regiones alejadas sin centros juveniles ni espacios físicos gratuitos donde reunirse.

«Hemos visto cómo cierran centros juveniles y otros espacios seguros; muchos adolescentes ya solo tienen el entorno digital para relacionarse fuera del hogar, la escuela o el trabajo», señaló.

El informe también subraya la importancia de las redes sociales para quienes han sido separados de sus familias o pertenecen a comunidades aborígenes. «Jóvenes en acogida nos contaban que usan las redes para mantener el contacto con familiares biológicos de los que fueron apartados muy pequeños», explicó Uthayakumaran.

«En el caso de jóvenes aborígenes, internet es a veces la única vía para mantener vínculos con su cultura, su tierra y su gente. Retirar esa herramienta no cura el trauma; lo profundiza», añadió.

Riesgos en línea

La representante reconoce que los adolescentes son plenamente conscientes de los riesgos en línea: engaño por parte de pederastas (grooming), acoso, desinformación, radicalización o contenidos misóginos.

«Muchos entienden por qué el Gobierno quiere actuar y apoyan que se frene el ciberacoso o los abusos, pero se preguntan por qué se les castiga a ellos en lugar de responsabilizar a los adultos que perpetran el daño o a las plataformas que lo permiten», dijo.

Entre las alternativas señaladas por los jóvenes y recogidas en el informe destacan dos sugerencias: mayor responsabilidad de las empresas tecnológicas y apostar por la alfabetización digital.

«No tiene sentido prohibirles estar ahí y, al mismo tiempo, dejar intactos los algoritmos que impulsan contenido (nocivo) porque genera más clics», dijo Uthayakumaran.

La propuesta de ONU Juventud aboga por regular esos sistemas de recomendación, limitar el uso de datos para perfilar a menores y obligar a las plataformas a retirar contenidos dañinos con rapidez y transparencia. Paralelamente, reclaman módulos recurrentes de educación digital y pensamiento crítico en escuelas, institutos y universidades.

«Ahora mismo muchos jóvenes son lanzados a las redes sin ningún tipo de formación previa», afirmó. «Si cumples 16 años y, de repente, se te permite usar redes sociales, pero nadie te ha enseñado cómo navegar de forma segura, el problema sigue ahí».

Uthayakumaran también criticó el proceso de consulta previo a la ley, que muchos jóvenes perciben como insuficiente. «La Oficina del Comisionado de Seguridad en Línea apenas habló con un puñado de jóvenes y el plazo para presentar aportaciones fue muy breve. Los mismos jóvenes que serán directamente afectados sienten que se les ha dejado fuera de la conversación», dijo.