En el ojo de Melissa: así trabajan los cazahuracanes, el equipo preparado para aguantar turbulencias extremas
SOCIEDAD
Los aviones de la Fuerza Aérea de Estados Unidos atraviesan el interior de la tormenta y registran datos determinantes para predecir su trayectoria. Sus vuelos comenzaron en la década de los 40
29 oct 2025 . Actualizado a las 14:47 h.Todas las miradas están puestas sobre el avance del huracán Melissa, que golpeó Jamaica durante la noche del martes con fuerzas de categoría 5.
En medio de la destrucción que deja a su paso, con vientos de más de 240 kilómetros por hora, llama la atención un vídeo captado por un avión que muestra una impresionante imagen en el ojo de Melissa, definido ya como el «huracán del siglo».
Estas imágenes han sido difundidas por un avión cazahuracanes de Estados Unidos, que el lunes se vio obligado a regresar a su base en la isla de Curaçao después de que experimentara turbulencias «más fuertes de lo normal».
La Fuerza Aérea estadounidense precisó que el regreso de la nave a su base no se realizó por haber sufrido daños, sino que se debe a un protocolo que requiere que sea inspeccionada antes de volver a las operaciones. Es más, durante el martes por la mañana conseguían realizar nuevas pasadas para seguir documentando su actividad.
Quiénes son
Este equipo, que suele ser de cinco personas -un piloto, un copiloto, un navegante que se encarga del movimiento de la aeronave y del radar, un meteorólogo y un experto que registra los datos-, forma parte del 53.º Escuadrón de Reconocimiento del Clima de la Fuerza Aérea estadounidense y pertenece a la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA). La aeronave es un WC 130 J que reporta al Centro Nacional de Huracanes (NHC) y está diseñada para aguantar turbulencias extremas.
Sus vuelos, que comenzaron en 1940, son habituales en la temporada de huracanes, que en el Atlántico va de principios de junio a principios de noviembre, aunque también trabajan en el Pacífico.
Cómo lo hacen
Estos aviones son auténticos laboratorios aéreos que obtienen información crucial de la tormenta y tratar así de predecir su trayectoria e impacto. Las imágenes y los datos de sus radares permiten tomar muestras de las condiciones meteorológicas a diferentes altitudes y cuadrantes de un huracán. Así lo explicaba en el informativo de la CNN, Derek Van Dam, que analizaba cómo el aumento de la fuerza del viento aumentaba la tensión sobre el avión. «La tripulación puede experimentar turbulencias extremas con descensos de altitud de cientos de metros en cuestión de segundos. El avión desciende a tres kilómetros para atravesar la pared del ojo, la parte más fuerte de la tormenta, donde los vientos pueden superar los 240 kilómetros por hora», explicaba este martes. Y no solo eso, antes de llegar al centro de este fenómeno deben hacer una arriesgada maniobra para acceder a su interior -los huracanes giran en el sentido contrario de las agujas del reloj en el hemisferio norte y al revés en el sur- atravesando la pared de agua del ciclón. Una operación muy arriesgada que puede durar entre ocho y diez horas. Dentro del huracán, el reto son los fortísimos vientos, además de que, en ocasiones, caen rayos.
En esas condiciones, la aeronave deja caer medio centenar de dispositivos llamados dropsondas, que transmiten datos al avión a medida que descienden hacia el océano. Información clave recogida por el director de vuelo y transmitida al Centro Nacional de Huracanes en Miami, que tiene que ver con la temperatura, la humedad y la velocidad del viento, que es analizada por meteorólogos. Todos estos datos permiten tener actualizado el pronóstico en todo momento. Una tarea complicada si se tiene presente que los cazahuracanes están trabajando dentro de un fenómeno que tiene 25 kilómetros de diámetro, y que llega mucho más lejos si se mide todo el campo de influencia de su viento.
Según informa The New York Times, el equipo cazahuracanes lograba tomar el martes fotografías que confirmaron que la pared de la tormenta, «un anillo alrededor del centro de un ciclón, era una estructura imponente que, para los meteorólogos que volaban por ella, se asemejaba a las gradas de un inmenso estadio». Es más, el avión conseguía captar a miles de aves atrapadas dentro del ojo del huracán, volando en círculos.