Muere a los 81 años Isabel Pisano, la actriz y periodista que rompió moldes

ISABEL URRUTIA CABRERA COLPISA

SOCIEDAD

Imagen de archivo de 2003 en la presentación de su libro «La sospecha»
Imagen de archivo de 2003 en la presentación de su libro «La sospecha» RAQUEL P. VIECO

La uruguaya abandonó su país a los 18 años y se mudó a España para ganarse la vida como artista

26 ago 2025 . Actualizado a las 10:45 h.

Isabel Pisano falleció ayer, a los 81 años, en una residencia geriátrica de Madrid, sin memoria de la mayor parte de su vida. Al final no tuvo la última palabra, pero queda su trabajo, tan dilatado como controvertido. Nunca se quedó a medias. Fue actriz, corresponsal de guerra, periodista de investigación y novelista, con relaciones sentimentales sonadas —fue pareja durante un año de Yasir Arafat y aprovechó la experiencia para escribir un libro—, sin perder un ápice de energía ni de motivación. El motor de la vida de Pisano era «la búsqueda de la verdad del mundo y de mí misma».

Como reportera fue una profesional muy cotizada por medios como la RAI, El Mundo, The Guardian, Il Giornale, Marie Claire y Oggi. En España recibió la condecoración del Ministerio de Cultura y también obtuvo el galardón a la mejor periodista de 2002, otorgado por la Asociación de Revistas de Información (ARI). En sus tiempos de actividad más frenética mandaba crónicas lo mismo de Palestina que de Líbano, Chad, Irak, Bosnia o Somalia. Un hito de su carrera fue ser la única periodista presente en los bombardeos de Mosul y Basora en 1993. Le gustaba viajar y no eludía las experiencias fuertes. Era algo que ya buscaba en la adolescencia: no en vano dejó su país con apenas 18 años para participar en el rodaje de Pampa salvaje (1966), de Hugo Fregonese, una de las grandes producciones de Samuel Bronston que se rodó en España.

Captura de una entrevista en el canal de YouTube bajo el nombre «Isabel Pisano - Pantheon (Parte 2)»
Captura de una entrevista en el canal de YouTube bajo el nombre «Isabel Pisano - Pantheon (Parte 2)» Canal YouTube Isabel Pisano, 2010

Durante ese proyecto cinematográfico conoció al compositor y arreglista argentino Waldo de los Ríos, que se había establecido en Madrid a principios de la década de los sesenta. Aquella fue una relación tormentosa. Su residencia en España se consolidó a través de su matrimonio con el músico bonaerense que, además de éxitos tan populares y rentables como la banda sonora de Curro Jiménez y arreglos pop de temas clásicos —como el Himno a la alegría, de Beethoven, dedicado a Miguel Ríos—, no perdía el contacto con realizadores argentinos. En 1974 ambos volvieron a coincidir en el filme Boquitas pintadas, de Leopoldo Torre Nilsson, basado en la novela de Manuel Puig. En aquella época la gran pantalla atraía poderosamente a Pisano y hasta se animó a trabajar a las órdenes de Fellini en Casanova (1976), en un pequeño papel sin acreditar.

El suicidio de Waldo de los Ríos en 1977 puso final a un matrimonio marcado por las infidelidades de ambos y la homosexualidad del compositor y arreglista. Ella tardó mucho en superar el trauma y solo se sintió libre al publicar en el 2002 un libro autobiográfico, El amado fantasma, que le permitió conjurar el dolor, el sentimiento de culpa y el amor que tampoco faltó al principio de su relación. La palabra escrita era la herramienta de trabajo de Pisano: con ella se abría camino y reafirmaba su personalidad.

Autora de títulos como Trilogía de perversos (1995), finalista del premio La Sonrisa Vertical; A solas con Arafat (1997) y Yo, puta. Hablan las prostitutas (2001), también escribió novela histórica y trabajos de investigación como Yo, terrorista, que daba voz, entre otros, a Ali Agca, que atentó contra el Papa, y a la etarra Idoia López Riaño. En sus últimos años, Pisano participó en programas televisivos como Gran Hermano VIP, en el 2005, justificando su presencia por motivos económicos. A partir del 2018, su salud comenzó a deteriorarse y se vio obligada a ingresar en una residencia geriátrica en Majadahonda.