«Miguel Bosé ha muerto»: el día de 1992 en el que se difundió el bulo del fallecimiento del artista por sida

P. V. LA VOZ

SOCIEDAD

Miguel Bosé, en el programa «Queremos saber»
Miguel Bosé, en el programa «Queremos saber» ATRESMEDIA

El programa «Anatomía de», con Mamen Mendizábal, disecciona el bulo sobre la falsa muerte del cantante en octubre de 1992, por lo que el propio artista tuvo que dar la cara en televisión

25 may 2025 . Actualizado a las 14:02 h.

Hubo un día que Miguel Bosé murió. Esa fue la noticia que se difundió en octubre de 1992 en los medios de comunicación, aunque fuera completamente falsa. Al cantante se le dio por muerto, y se especificaron incluso las razones de su fallecimiento: víctima del sida, otro rumor que llevaba ya diez años circulando, aunque fuera otro bulo más. En una época en la que la expresión fake news no figuraba todavía en el vocabulario de los españoles, varios medios se hicieron eco de esa ola de falsedades sobre el artista. Y en ellas subyacía una intención clara: la de apuntar con saña hacia la vida íntima de Bosé por el hecho de ser homosexual.

Decir que tenía sida en aquella época era, como ha explicado Mamen Mendizábal en la presentación del nuevo Anatomía de que diseccionará la falsa muerte de Miguel Bosé, era «una manera de llamarle no homosexual, sino maricón, y además decir: "te lo mereces"». Un ensañamiento atroz y malintencionado fruto de los prejuicios hacia los homosexuales en una época en la que la propagación del VIH y las muertes por sida estaban en su punto más álgido.

«Resucitó al tercer día», escribió La Voz en un artículo posterior a los bulos de la muerte del cantante. Bosé estaba grabando en Francia, concretamente en Normandía, cuando varias emisoras de radio anunciaron que el hijo de Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé había muerto en un hospital madrileño.

No fue rápido en acallar los rumores, lo que le valió no pocas críticas. Pero unos días después, varias fotografías demostraron que Bosé seguía vivo. Había acudido a una gala contra el sida, seguramente no por casualidad, celebrada en París. «Iba vestido con ropas oscuras y holgadas, un poco ojeroso, barba de dos días y el pelo muy corto», informaba Diez Minutos al dar la información, que añadía, eso sí, que el intérprete de Amante bandido «tenía el encanto y el carisma de siempre».

Capturas de páginas de La Voz sobre las reacciones de Miguel Bosé a los bulos
Capturas de páginas de La Voz sobre las reacciones de Miguel Bosé a los bulos

Pero la gente no se lo creyó a pesar de las pruebas. Incluso con fotos o con intervenciones radiofónicas, muchos ponían en duda que Bosé, con su vida privada a la que se le suponía, en la sociedad de la época, un libertinaje que llevaba a la autodestrucción, no hubiera muerto realmente. Las fotos eran antiguas; las entrevistas en radio las había grabado antes de su fallecimiento. Eso era lo que decían para justificarse. ¿Por qué, si estaba vivo, eludía acudir a las televisiones que lo invitaban a dar la cara?

«Estoy hasta las narices de rumores», dijo el artista en una entrevista para la revista Panorama en octubre del 92 en la que se incluía una foto de él junto al director de Mazzeppa, la película que rodaba en Normandía. «Llevo diez años aguantando mentiras sobre mi vida privada y no aguanto más; solo les queda decir que me gusta la zoofilia», se quejaba. Y anunciaba medidas legales. «Sé que es un médico del Ramón y Cajal quien le dijo a una enfermera que me estaba muriendo de sida. Estoy dispuesto a llegar hasta el final; voy a destruirle», prometió.

Pero ni con esas quejas le valía a la gente. Fue hasta tal punto el absurdo que Bosé tuvo que darles el placer a quienes sospechaban de aparecer en televisión para responder las preguntas sobre su supuesta muerte y su vida privada. Lo hizo en el programa Queremos saber, conducido por Mercedes Milá, y allí respondió a las preguntas del público. «No pude hacer nada por venir antes por razones de trabajo, estaba atado por contrato», tuvo que justificarse Bosé, que afirmó sentirse «como Lázaro» tras haber escuchado la noticia de su propia muerte.

En el programa Bosé tuvo la oportunidad de debatir cara a cara con Beatriz Pottecher, una de las periodistas que se hizo eco del falso rumor de que Bosé era seropositivo y estaba en una clínica agonizando.

El cantante confesó haber vivido ese episodio «con mucha furia». Era un bulo más de todos los que tuvo que soportar durante un decenio. «Estaba encabronadísimo, porque no daba crédito», expresó ante las preguntas de Mercedes Milá.

En el fondo, no le pilló del todo por sorpresa. Según le había confesado una periodista de El País, cada seis meses recibían llamadas de compañeros de la prensa indicándole que Bosé era seropositivo y que tenía los días contados. «Se juntan muchas cosas: es, por una parte, la estupidez de una persona que da una información sin saber las consecuencias que va a tener, y, por otra, que ciertos periodistas se hagan eco de eso sin antes cerciorarse», lamentó.

Eso fue la gota que colmó el vaso, porque el cantante llevaba años aguantando los falsos rumores de que era seropositivo. Y hacían daño. No solo a él psicológicamente. También a su profesión. La productora de la película que rodaba, al enterarse de las informaciones sobre su supuesto sida, puso en pausa el proyecto, hasta que Bosé certificase con pruebas médicas que no estaba infectado del VIH. «Tuve que hacerme a los cuatro meses otro test para que tuvieran un análisis fresco», explicó.

Con todo, a pesar de la entrevista en la que por fin daba la cara, hubo gente que siguió creyendo que era todo una farsa, y que Bosé, en realidad, había fallecido.