
Un estudio advierte de que los seis productos clave en la alimentación europea (el maíz, el arroz, el trigo, el cacao, el café y la soja) provienen de países con menos recursos para adaptarse a los fenómenos extremos
22 may 2025 . Actualizado a las 09:27 h.Que el cambio climático amenaza la seguridad alimentaria de Unión Europea lo dice un estudio de la consultora británica Foresight Transitions centrado en la importación de seis de sus productos clave: el maíz, el arroz, el trigo, el cacao, el café y la soja. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advierte, por su parte, que si bien estos productos no desaparecerán sí podrán convertirse en un lujo al alcance de los más privilegiados.
Fuentes de la citada consultora hablan de «hallazgos alarmantes», como, por ejemplo, que «más de la mitad de las importaciones de cada uno de esos seis productos provienen de países vulnerables al clima, con recursos limitados para adaptarse». En concreto, el estudio alerta de que más de un tercio del arroz que llega cada año a la UE —por valor de unos 1.500 millones de euros anuales— se encuentra amenazado, y que en el caso del trigo, el maíz y el cacao, los impactos relacionados con la biodiversidad amplificarían la ya actual amenaza al suministro. La industria chocolatera europea —valorada en unos 50.000 millones de dólares (44.424 millones de euros)— es, sin embargo, la que se enfrenta a una mayor amenaza, ya que el 97 % de su suministro proviene de países del África occidental —Costa de Marfil, Ghana, Camerún y Nigeria— con una puntuación climática baja-media.
Ya en el 2024, las inundaciones en Reino Unido y Francia redujeron la producción de trigo. Las altas temperaturas en Europa del Este han interrumpido los cultivos de maíz y en el África Occidental se han podrido grandes cantidades de cacao debido al aumento de precipitaciones. En las dos últimas décadas, las lluvias extremas han reducido considerablemente la producción de arroz en China.
Ante esta situación, la investigación recomienda a los responsables políticos de la Unión Europea tomarse en serio «la inversión en resiliencia climática» en países terceros productores de dichos alimentos, así como en la infraestructura comercial exterior y en los puertos que respaldan este comercio. El clima es solo la primera ficha del dominó, a la que se sumarían las tensiones logísticas y geopolíticas. La inversión en innovación es también crucial. «Garantizar la resiliencia climática y la biodiversidad de los países socios es una cuestión de seguridad para Europa, ya que repercute directamente en la seguridad alimentaria y el abastecimiento de la UE», sentencia el estudio.