Pacientes en los hospitales de Santiago hasta para aparcar

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

La insuficiencia de plazas para dejar el coche colapsa a diario los recintos de Conxo y el Clínico

21 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Los usuarios de los hospitales de Santiago se someten a una primera prueba de estrés y angustia antes de llegar a la consulta. Se trata del test de ansiedad para encontrar un hueco libre en el que dejar el coche. En el de Conxo, a las 10 de la mañana, el acceso está colapsado a diario por una cola de vehículos cuyos conductores pretenden, con nulas opciones de éxito inmediato, «cazar» una plaza de aparcamiento. La espera paciente en doble fila es la solución más empleada. «Más o menos, puedo estar media hora esperando hasta que queda libre un hueco», explica Lucía Señarís, que también reconoce que «no siempre es un espacio que me vale. Mi coche es bajo y no puedo meterlo encima de la acera o sobre un terreno en pendiente».

En la zona habilitada en las inmediaciones del banquete de Conxo no queda a esa hora ni un hueco sin coche, pero a las 10.30 hasta 8 aguardan en doble fila. Un tramo de la calzada perfectamente pintado de amarillo antes del puesto de Cruz Roja está toda la mañana totalmente ocupado, igual que las aceras y zonas verdes de los alrededores del edificio del hospital. «Si al menos hubiera un aparcamiento subterráneo... En el Clínico es caro, pero lo hay. Aquí nada», lamenta Ramón, que acompaña a una paciente que acude a Oftalmología. «Marchó sola. Le pedirá a alguien que le mire los números cuando le pongan las gotas. Yo iré si consigo aparcar».

PACO RODRÍGUEZ

Su caso se repite entre quienes aguardan en doble fila a que quede un espacio libre. Lo habitual es que vayan dos personas en cada vehículo, incluso cuando el paciente podría acudir solo al médico en su automóvil. «Eu quedo no coche e a muller vai á consulta. E cando veño eu ao médico, queda ela», explica Luis, vecino de Padrón que guardaba el turno en una fila de coches a la espera de una plaza libre. Manuel, paciente de Padrón que se desplaza en silla de ruedas, acude a una revisión médica en Conxo acompañado de dos de sus hijos. Rubén hizo las veces de conductor y Juan, de acompañante. «Si esto fuera medio normal, podríamos aparcar y no teníamos que venir tres con él», advierte Juan.

Entre los que acuden solos destaca el caso de Manuela García. Pese a tener la consulta a las 10.00, ha llegado dos horas antes para poder aparcar. «Vivo en Santiago y podría venir en el autobús, pero después tengo que ir al trabajo a Padrón, así que es indispensable el coche», señala. Al salir del hospital, a las 11.00, Manuela agradece «la suerte que tengo con mi jefe, que sabe lo que pasa aquí y no me reclama el tiempo de más».

Cuando el paciente es un niño, como Rafael, la organización se complica todavía más. «No puedo pedir permiso en el trabajo, y que también lo haga mi marido, para traer al niño al médico. Así que hice una pasada por aquí. Como no había sitio, dejé el coche en la avenida de Ferrol. Ahora vamos corriendo y tarde», comenta Lucía mientras carga en el colo con su hijo, de cuatro años.

Una de las peores consecuencias de la falta de aparcamiento en el hospital de Conxo es que no siempre se respetan los turnos de llegada para hacerse con una plaza libre y, en ocasiones, las palabras suben de tono. De los gritos se pasa a los gestos. Y hace unos días dos conductores llegaron a las manos cuando uno de ellos interpretó que el otro le estaba quitando una plaza a la que tenía derecho por turno de espera.

Este jueves hubo más suerte. A las 11.00 quedó una plaza libre en los espacios situados frente a la puerta principal. Entonces, uno de los seis conductores que esperaban le dijo a voz en grito a otro, que hizo amago de aparcar, que no le tocaba, y avisó al que tenía detrás de que era su turno. Por fortuna, la discusión no pasó de ahí. «Con la lluvia la gente está alterada. Y aún queda mucha mañana por delante», comentaba un taxista tras dejar a dos personas en la puerta del hospital.

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Manuel Cebreiro: «Non se entende que non fagan un aparcamento»

Manuel Cebreiro Suárez, vecino de Padrón, es uno de los muchos usuarios que acude con cierta frecuencia al hospital de Conxo. «Cando non é a muller son eu. Hoxe agardo eu no coche, e a muller vai o médico», indica. Manuel considera que la falta de aparcamiento es un problema: «Non vés por gusto, e é moi desagradable ter que vir so. Non se entende que non fagan un aparcamento. Haino en moitos sitios, pero aquí nada». Foto Paco Rodríguez

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Mónica Vidal: «Debían dar alternativa, aquí venimos por necesidad»

Mónica Vidal acude acompañada de su madre, Concha Vidal, para una revisión médica. «Aparcar es una pesadilla. Ahora dejo el coche ahí, no muy bien, pero no queda otra», explica. Acuden desde O Milladoiro. «No es posible hacerlo en autobús, porque no hay combinación. Tendría que coger dos». En opinión de Mónica, «deberían ofrecer alternativas, antes de meter la grúa en un hospital. Aquí venimos por necesidad, no de ocio». Foto Paco Rodríguez

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Ocupación de espacios en Ponte Pereda y en el párking de la avenida de Ferrol

Un reflejo claro de que el hospital de Conxo precisa de más espacios de estacionamiento durante las horas de consultas es la situación que se vive a diario en tres puntos del barrio. En el aparcamiento habilitado junto al centro de salud hay espacio para unos setenta vehículos. A partir de las dos de la tarde, el número de plazas disponibles comienza a incrementarse. Por la tarde, sobra espacio. Sin embargo, durante las mañanas, de lunes a viernes, no queda hueco ni siquiera en la zona verde, que además está en pendiente.

Algo similar se puede ver cada día en la urbanización Ponte Pereda. Cada mañana de lunes a viernes numerosos vehículos ocupan los pocos huecos libres que hay entre los accesos a los garajes de los chalés adosados. Incluso el aparcamiento de la avenida de Ferrol tiene una ocupación mucho más alta por la mañana que por la tarde, y es habitual ver un trasiego de personas subiendo o bajando desde el hospital de Conxo hacia el barrio para ir o para regresar del complejo sanitario.

XOAN A. SOLER

La anarquía continúa imperando a las puertas del Clínico: «É o de sempre»

El caos viario sigue convirtiendo el tránsito por el recinto en una aventura

Álvaro Sevilla

Como entrar en el corazón de una Nueva Deli en miniatura, con sus cientos de coches, autobuses, furgonetas y motos esquivando peatones, ambulancias y vehículos. Esa es la imagen que sigue caracterizando al entorno del Hospital Clínico de Santiago, donde el caos viario continúa inmutable, con los cláxones resonando como una especie de banda sonora cacofónica. Tampoco le sienta excesivamente bien la lluvia de diciembre al complejo sanitario: su tránsito, ya de por sí anárquico y lento, se complica cuando el agua cae a chuzos.

Las precipitaciones multiplican el número de conductores que llevan a familiares con problemas de movilidad hasta la puerta del hospital, que acaban aparcando en las zonas reservadas para autobuses o ambulancias. El caos lo completan quienes estacionan encima de las aceras, impidiendo el paso de sillas de ruedas y coches de bebés, que deben invadir la carretera.

«É o de sempre», indica un conductor desde el exterior de su coche, aparcado en doble fila en el aparcamiento que se encuentra detrás del hospital y que conecta con la avenida Victoria Míguez. «Saes?», pregunta a una persona que pasa a pie y que niega con la cabeza: toca seguir esperando. Su imagen es la de muchos pacientes que, tras dar vueltas sin parar por el entorno del hospital, toman una decisión salomónica: el coche se queda aquí hasta que venga alguien a sacarlo.

Aunque la situación lleva años siendo anárquica, la coincidencia de varias obras en el entorno han complicado todavía más el transporte rodado. Especialmente se ha notado con la ampliación del CHUS, en la cara que da a la avenida de Barcelona, donde antes aún aprovechaban un buen número de coches para aparcar. Lo que otrora fue un pequeño descampado ahora se ha convertido en nuevo edificio acristalado conectado al bloque principal. Se trata también de la zona donde se ubica la salida de urgencias, que ha pasado a ser otro cuello de botella por el que los vehículos salen del complejo a cuentagotas.

Las entradas

Los problemas de tráfico no solo afectan al entorno más cercano del Clínico, sino que llegan a colapsar los accesos desde A Choupana o la avenida de Barcelona, vías donde los conductores bloquean el paso mientras intentan aparcar en los pocos huecos, con línea azul, que quedan libres.

Menos suerte tendrán quienes quieran estacionar en el párking que está pegado al Cimus, siempre repleto. Para encontrar un hueco, mejor acudir a Santa Marta, sobre todo si no está lloviendo. Con lluvia, la mojadura está más que garantizada.

La Xunta plantea tres párkings diferentes para sacar coches del recinto del CHUS

No será hasta diciembre del 2026, dentro de un año, que Proyfe S. L. tendrá que entregar a la Xunta el informe que debería resolver los problemas de aparcamiento y circulación que afectan al entorno del Hospital Clínico de Santiago. La firma recibirá 1,8 millones de euros por la elaboración de este proyecto de interés autonómico (PIA). Los redactores tendrán que valorar una serie de recomendaciones del gobierno gallego, que ahora considera que lo más aconsejable es construir tres zonas de estacionamiento diferenciadas para evitar que todo el tráfico desemboque en las puertas del hospital, como ocurre ahora.

Según los pliegos del contrato, se buscará también la organización de una circulación perimetral que separaría el tráfico de los usuarios con estancias medidas o prolongadas de aquellos que necesitan realizar una parada rápida, ya sea por emergencia o para facilitar el acceso de pacientes con movilidad reducida. El documento propone tres ubicaciones para esas zonas de aparcamiento: la primera, donde actualmente se encuentra el helipuerto; otra debería estar en la zona de entrada desde la avenida Victoria Míguez, donde ya existe un párking en superficie y otro cubierto; la tercera opción pasa por construir un aparcamiento elevado en la parcela municipal próxima al Cimus.

El plan de la Xunta contempla también por eliminar el cierre perimetral del ámbito sanitario y mejorar los accesos al Clínico desde Mestre Mateo, A Choupana, la avenida de Barcelona y el periférico. La inversión total, con expropiaciones incluidas, podría superar los 21 millones de euros.

PACO RODRÍGUEZ

«Hai solo suficiente para facer un aparcamento no hospital de Conxo»

 

m. m.

Jesús Santos Villaverde, presidente da Asociación de Veciños Conxo Aberto, considera que o aparcamento é un dos graves problemas do barrio.

—Como valora a situación do aparcamento no hospital?

Fatal. Non hai sitio para atender as necesidades das persoas que teñen que ir alí. É imposible. Calquera ten que ir acompañado doutra persoa para que quede no coche mentres o enfermo vai ao médico. Iso non pode ser.

—Ve vostede algunha solución?

—Facer un aparcamento, habilitar espazos... Hai solo suficiente ao carón do hospital para facer unha área para estacionar.

—Utilizan os usuarios do hospital o aparcamento do centro de saúde do barrio?

—Esta cheo pola mañá, e pola tarde case baldeiro. Das 70 prazas, pola tarde ocúpanse 20. Aínda así, cando fixeron ese aparcamento, puideron facelo máis grande. Teñen moito espazo na parte de abaixo, onde están os invernadoiros do Psiquiátrico, que non se usan.

—Como afecta ao barrio a problemática do hospital?

Non quedan prazas para os veciños. Non hai planificación. Se tes unha demanda previsible de 200 ou 300 persoas diarias, tes que dar alternativas. A Ponte Pereda é outro refuxio para o hospital. Nós imos pedir prazas para residentes na Campsa e noutras rúas próximas. Alí abriu un ximnasio na antiga nave de Compostela sen párking e os veciños non poden aparcar. Teñen que dar alternativas para os enfermos, pero tamén para os veciños.