La pelea a cuchilladas de la plaza de Barcelos que todos vieron venir: «No era raro oír "te voy a matar"»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

La plaza de Barcelos, a la que le ha cambiado el paso y tiene menos gente desde la pelea
La plaza de Barcelos, a la que le ha cambiado el paso y tiene menos gente desde la pelea Ramón Leiro

Comerciantes y hosteleros dicen que la reyerta a cuchilladas les pasa factura: «La gente no quiere traer a los niños»

11 jun 2025 . Actualizado a las 19:14 h.

La de Barcelos es, posiblemente, una de las plazas más dinámicas de Pontevedra tanto por su gran tamaño como por todo lo que aglutina; desde un colegio a uno de los parques infantiles más concurridos de la ciudad y canchas de varios deportes pasando por numerosos comercios y locales hosteleros o un centro médico. Además, tiene uno de los aparcamientos subterráneos de referencia para quienes llegan a la urbe del Lérez. Así que lo normal es que esté preñada de gente. Pero el paso le ha cambiado a este entorno desde la semana pasada, cuando fue escenario de una pelea a cuchilladas que acabó con dos chavales en la uci y otro par en prisión, amén de dos más imputados por estos hechos a los que la jueza dejó libres con cargos y un quinto individuo al que todavía no se le logró arrestar. Los comerciantes y hosteleros hablan con una sola voz. Dicen que lo veían venir. Y que les da la sensación de que en los últimos tiempos esas pandilla de jóvenes que pululaban por allí «estaban fuera de madre».

Los comerciantes, no uno ni dos, sino algunos más, aseguran que llevaban tiempo viendo cómo en Barcelos se juntaban pandillas de chavales que no acudían a jugar a las canchas, sino que se sentaban en las pistas o alrededores y consumían sustancias estupefacientes o trapicheaban con ellas. Hasta ahí, su versión coincide con la de la Policía Local de Pontevedra, que tras la pelea también afirmó que tenía identificada esa plaza como un punto negro de menudeo de drogas y que de hecho había practicado detenciones ahí en abril por esta causa. Pero, a partir de ahí, lo que señala la policía —bien la municipal bien la nacional— y el Concello y lo que cuentan los comerciales difieren. Los primeros aseguran que ya se estaba haciendo un control estricto en Barcelos. Pero los comerciantes insisten en que esto no era exactamente así: «Pasaban en los coches policiales, claro que sí. Pero jamás a pie, no se hacían identificaciones y no se lograba disuadir a los jóvenes», indican.

¿Por qué todo el mundo dice que «se veía venir la pelea»? Porque quienes estaban en la plaza el día de los hechos, viven o tienen establecimientos en sus proximidades dicen que los jaleos eran constantes, que «no era raro oír ‘te voy a matar’». Además, sucedían cosas que a los vecinos les llamaban mucho la atención, como que daba la sensación de que había chavales que cobraban a otros por usar las pistas deportivas. O que durante un tiempo hubo uno que tenía una moto y se la alquilaba a los demás para dar una vuelta. «Les cobraba un euro, pero un día hubo una bronca tremenda porque uno se marchó con la moto de la plaza», cuentan testigos de los hechos. 

«Tienen que hacer algo»

¿Qué ha pasado después de la pelea? Lo dicen en una tienda de telas, en los bares y en otros comercios: «Está viniendo menos gente a la plaza. Hay padres que ya no quieren traer a los niños, tienen que hacer algo para que se vea que estamos en un sitio seguro», indican unos y otros.

Actualmente la plaza de Barcelos se encuentra en una tesitura especial porque se está obrando en el parque infantil. Habrá que esperar a que rematen los trabajos y se reabra para ver si ya pasó el temor por la pelea y el entorno recobra el bullicio infantil. De momento, poca afluencia y escaso uso de las canchas de baloncesto y fútbol. Tampoco se ha vuelto a ver a las citadas pandillas problemáticas.