Viaje al pasado con recuerdo para la ola de incendios en la Festa da Istoria de Ribadavia

RIBADAVIA

Praza Maior de Ribadavia en la Festa da Istoria.
Praza Maior de Ribadavia en la Festa da Istoria. ALEJANDRO CAMBA

Pedro Valderrey fue el encargado de dar el pregón, dedicado al trabajo de los bomberos y brigadistas por su lucha contra el fuego

30 ago 2025 . Actualizado a las 18:26 h.

La capital de O Ribeiro viajó de nuevo al pasado con la recreación histórica más famosa de toda Galicia. Las calles de Ribadavia se convirtieron un año más en una máquina del tiempo, donde todos los esfuerzos se centraron en hacer de la 36 edición de la Festa da Istoria, unas jornadas únicas e inolvidable.

Desde primera hora de la mañana los puestos del mercado medieval permanecieron abiertos, junto con uno de los lugares más emblemáticos de esta celebración. El Banco da Alhóndiga es un elemento fundamental en esta fiestas de recuperación del pasado, ya que solo se puede pagar con la moneda acuñada para esta festividad, los maravedíes. Allí todos los asistentes pueden cambiar sus euros para poder disfrutar de una experiencia completamente inmersiva.

El multitudinario desfile de la Istoria, escoltado por los cabezudos y amenizado por las diferentes bandas de gaitas y charangas, recorrió como cada año las calles de Ribadavia, contagiando con la música y el espectáculo a todas aquellas personas que no se quisieron perder ese momento. Este desembocó en una Praza Maior repleta de público, que esperó con ansia la lectura del pregón.

Este año el encomendado fue Pedro Valderrey, quien no quiso perder la oportunidad para agradecer y recordar el trabajo fundamental de los bomberos y brigadistas que lucharon noche y día contra las llamas que arrasaron la provincia, y también la comarca de O Ribeiro.

Los actos continuaron con el nombramiento de los notables de la fiesta, seguido del discurso del rey y, como no podía ser de otra manera, con el baile medieval de «donas sen cabaleiros» en la Praza Maior.

La mañana finalizó con su cita más simbólica de la jornada. La comitiva de la boda judía cruzó todo el casco histórico para rematar en la iglesia de A Oliveira, donde los prometidos contrajeron matrimonio según la tradición judía. La mañana acabó con la comida medieval en la iglesia de la Magdalena, para dar paso a más actividades, como el certamen de vestimenta medieval, la carrera de pipotes o el torneo medieval en A Veronza, con especialistas en hípica celta.