Diane Keaton hizo a Woody Allen

OPINIÓN

Diane Keaton y Woody Allen
Diane Keaton y Woody Allen

14 oct 2025 . Actualizado a las 12:05 h.

Si Diane Keaton no hubiera aparecido en aquella audición para Play it Again, Sam, Woody Allen jamás habría escrito Annie Hall, ni tampoco habría sido el director de muchas de sus otras películas. Esa es la verdad. Pero allí estaba ella, Diane Hall (ese es su verdadero apellido) para deslumbrarlo. Porque eso fue lo que sucedió, aquella chica del Oeste, con aires de pueblerina, tierna y alegre, lo transformó. Y fue tal el chispazo que, para nuestra suerte, los dos se hicieron gigantes. Pero sin Keaton, ¡ay, sin Keaton nada hubiera sido lo mismo! Ella fue su «Estrella del Norte», la única que siempre le susurró la verdad. Inteligente, vibrante, divertida, natural, fresca, desgarbada, «era como si Huckleberry Finn hubiera sido una mujer muy hermosa». Así la definió él, adorable, capaz de iluminar todo un bulevar y tan excepcional que, además, ¡tenía criterio! «Si ella piensa que algunas obras de Shakespeare son aburridas no le importa lo que se venere su poesía ni lo que digan los profesores ni el público», dijo él de ella. Jamás se pelearon. Keaton apareció y Allen se agarró a esa fe porque ella siempre creyó en él y lo aupó, como sucede tantas veces en la historia que luego no se cuenta. Diane se carcajeaba y Woody hacía más chistes, ella lo alimentaba con la fuerza desproporcionada de las mujeres reales, imperfectas, soñadoras, imaginativas, listas y geniales. Ella fue todo eso y más. Construyó un mito. Diane Keaton, con su tronchante sonrisa, nos enseñó a todas el camino terco y poderoso de la libertad.