
No seré yo quien discuta la difícil situación del Partido Socialista a raíz de lo ocurrido con su secretario de Organización, pero que Esperanza Aguirre diga que han avergonzado a la nación, me parece un poco exagerado. Tal vez por eso, esperaba que el conclave del Partido Popular aprovechara el momento para presentarnos sus ideas y, siguiendo los consejos de M. Rajoy, mostrarse como un partido moderado.
Veamos, no pensaba que invitarían a Pablo Casado, pero emprender la vía de la moderación con un «nos gusta la fruta» en tono chulesco, el ascenso de Miguel Tellado y de la joven leonesa que dice que la izquierda anda por ahí buscando huesos en las cunetas no parece el mejor camino; si a eso añadimos el abrirle la puerta a Vox, la cosa pinta peor.
Sin embargo, para mí, la gran sorpresa ha sido la presencia de José María Aznar pidiendo cárcel para el presidente del Gobierno porque «ese es su ambiente». Yo creo que este hombre debería ir dejando su permanente enfado porque en vez de ADN parece que tiene ADM (armas de destrucción masiva) y así es muy difícil que convenza a nadie.
Tampoco esperaba, lo confieso, que con buenos datos de crecimiento, de empleo, subidas del salario mínimo o de las pensiones, se deshicieran en elogios, pero al menos decirnos que es lo que piensan hacer en cuestiones económicas, sociales o cómo piensan profundizar en los mecanismos de control democrático de la Administración, o con los aforamientos. Pero mi gozo en un pozo.
En mi caso, creía que me aclararían sus propuestas para luchar contra los efectos del cambio climático o la gestión del litoral para animarme a votarles, pero en lugar de eso han aplaudido a rabiar a Mazón, supongo que, por aguantar tanto tiempo en el Ventorro, mientras Vox felicitaba a la alcaldesa de Santander por su extraordinaria iniciativa de los «taurocromos» unas estampitas de matar animales: «Bienvenida al redil».
Lo que más me ha gustado, lo reconozco, es que Feijoo ha prometido devolver España a los españoles. Esto está bien. Al parecer, la nación se está rompiendo desde hace varias décadas y ahora nos la van a devolver; a mí, claro, me gustaría que el trozo que me corresponda tenga vistas al mar y se pueda aparcar.
Verán. Yo no pertenezco a ningún partido y no soy experto en cuestiones políticas, simplemente me hace gracia que las presuntas fechorías del «señor Quirón» sean menores que las del «señor Koldo» o del «señor Ábalos» porque uno tiene mejor pinta que los otros y es de derechas. Esperemos que los jueces, si no se ponen en huelga, resuelvan estas cuestiones con prontitud y manden a la cárcel a quien corresponda.
En todo caso, me permito sugerirles a todos que se tomen las cosas con más tranquilidad, que se rían de vez en cuando y que dejen de tirarse banderitas a la cabeza. Salgan de paseo al campo, lean los artículos de Siro en La Voz y escuchen música; si les queda tiempo, tómense una Estrella y verán como no les queda tiempo para salvar la nación.