Galicia ante la ola de la ultraderecha

Fernando Hidalgo Urizar
Fernando Hidalgo EL DERBI

OPINIÓN

Lavandeira jr | EFE

21 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Existe una preocupación enorme en Europa por el avance de la ultraderecha, que poco a poco se va haciendo hueco en todos los países, en los que incluso se asoma a los ámbitos de poder. Prácticamente da igual el Estado en el que nos fijemos, la huella ultra aparece cada vez con más fuerza. Así tenemos a Alemania y Francia, por poner dos ejemplos potentes.

España no es ajena a esta ola extremista. Tenemos a Vox con una representación en el Congreso de 33 diputados. En las últimas elecciones generales obtuvo la nada despreciable cifra de tres millones de votantes, a los que habría que unir otros ochocientos mil de SALF (Se Acabó La Fiesta), el partido de Alvise, si bien estos fueron obtenidos en los comicios europeos. Además, las últimas encuestas dan a la formación de Abascal una representación mayor a la obtenida en las últimas generales. Sin ir más lejos, dos sondeos privados otorgan a los de Abascal 38 y 42 diputados, respectivamente. Y, según uno de ellos, rozarían el 15 por ciento de los votos.

La preocupación es mayor aún teniendo en cuenta que los estudios demoscópicos revelan que un importante sustento de este tipo de partidos está en los jóvenes, quienes, como recordaba ayer Fernando Salgado en estas páginas, están dispuestos a sacrificar cuotas de democracia en aras de una mejor calidad de vida. El razonamiento que hacen los jóvenes es extraño, pero está debidamente estudiado por las empresas demoscópicas, que atribuyen estas actitudes a países diferentes de Europa.

Estos datos no son baladíes y reflejan una tendencia preocupante, contra la que Europa (y España, por supuesto) deben luchar, porque que hay generaciones para las que la vida en democracia está sobrevalorada.

Y llegados hasta aquí nos toca hablar de Galicia, que es una auténtica isla en el panorama europeo. Aquí la ultraderecha no moja. En las últimas elecciones autonómicas, Vox obtuvo 32.000 papeletas, correspondientes con un 2,19 % del total. Como consecuencia, una vez más, se quedó fuera del Parlamento gallego. Resulta difícil pensar que, a largo plazo, Galicia se libre de lo que es un camino que se está recorriendo en todo el planeta. Pero la realidad actual es que en nuestra comunidad gozamos de una cierta tranquilidad y estabilidad que nos hace presumir con orgullo de que Galicia es un dique contra la ola ultra. No es que nos libremos de tensiones políticas, que las hay. De eso se encarga especialmente el BNG, pero no deja de ser su papel como principal partido de la oposición. Todo dentro de una relativa normalidad que hay que intentar mantener y por la que hay que pelear. No hay más que echar un vistazo a lo que acontece en el mundo.