
La banda de las entradas
En los conciertos ya no hace falta pelear por una entrada y encontrarte luego con la reventa en la puerta. Ahora el sobreprecio viene incluido. El sistema lo gestiona directamente la empresa que vende las entradas, y lo llama «precio dinámico». Hay empresas-plataformas que no solo controlan el acceso, sino también cuánto se pagará por entrar, en función del artista, la demanda y el día. Es decir, hace exactamente lo que antes se consideraba reventa: inflar el precio según interés, pero desde dentro. Lo vimos con el caos de entradas de Bad Bunny, que ha acabado bajo investigación de la OCU. Y también con Oasis en el Reino Unido, donde los precios se duplicaban en cuestión de minutos. En Estados Unidos, directamente los demandaron por monopolio… y eso fue el año pasado.
Los precios de los conciertos no suben por error ni por colapso. Suben porque nadie lo impide. Y lo hacen con el visto bueno de promotoras, artistas y administraciones, que no fijan ni límites ni condiciones para proteger al público. La reventa ya no está en la calle: ahora está integrada en el sistema.
Es hora de aceptar que ahora la música en directo funciona como un mercado de especulación legalizada.
Un modelo donde el acceso cultural se mide por la renta y no por interés. Una burbuja de interés cultural por la que nadie se atreve a tocar un acorde. Isaac Roales Arnau.
Perros en el pazo de Mariñán
Me dirijo a ustedes como vecina de la provincia y usuaria habitual de espacios públicos gestionados por la Diputación, para expresar una solicitud con respecto a la actual política de acceso al pazo de Mariñán, que prohíbe la entrada de perros en sus jardines exteriores.
Mi familia y yo visitamos recientemente los jardines del pazo, los cuales se encontraban prácticamente vacíos en ese momento (como en muchas ocasiones), con apenas dos coches en el aparcamiento. Nos llamó la atención lo desaprovechado que parece estar este espacio tan bello, especialmente considerando que se trata de un bien cultural muy bien mantenido con fondos públicos.
Como propietarios responsables de una perra tranquila y bien educada, nos resultó una lástima no poder disfrutar del paseo por los jardines con ella, especialmente siendo estos exteriores, amplios y sin aglomeraciones. En otros jardines históricos de España, como El Retiro en Madrid o el Parque de la Ciutadella en Barcelona, se permite el acceso de perros con correa, sin que esto represente un problema para la conservación del patrimonio o la experiencia de otros visitantes.
Por ello, proponemos que se reconsidere esta política y se permita el acceso a los jardines del pazo de Mariñán a perros con correa, siempre bajo la responsabilidad de sus dueños. Esta medida contribuiría a una mayor utilización del espacio por parte de vecinos y familias, fomentando un vínculo más estrecho entre el patrimonio y la comunidad local. Salomé Balderrama Spencer. Perbes (Miño).