«Es una abominación repugnante», dice Musk sobre la ley fiscal de Trump

J. Gómez Peña / Miguel Pérez COLPISA | WASHINGTON

INTERNACIONAL

Elon Musk y Donald Trump en una imagen reciente
Elon Musk y Donald Trump en una imagen reciente CONTACTO vía Europa Press | EUROPAPRESS

El multimillonario vuelve a mostrar sus desavenencias con la Casa Blanca tras salir del Gabinete y arremete una vez más contra el gran proyecto del presidente, que califica de «farsa» llena de «gastos superfluos»

04 jun 2025 . Actualizado a las 08:00 h.

«Una farsa». «Una repugnante abominación». El aparente idilio entre el presidente Donald Trump y su hasta ahora zar de los recortes gubernamentales, Elon Musk, parece tocar a su fin. En una actitud muy diferente al buen rollo que los dos habían demostrado desde la campaña electoral hasta fechas recientes, el multimillonario se ha despachado este martes con una andanada de afiladas descalificaciones contra el megalítico proyecto de ley fiscal propuesto por el Gobierno, que el inquilino del Despacho Oval ha supervisado personalmente y al que ha dado forma de reto de Estado y símbolo de su gestión. Trump quiere firmarlo el 4 de julio y las quejas de Musk no serán probablemente más que un ligero tropiezo en su camino. Pero sin duda este martes y los próximos días tendrán un efecto amplificador entre los numerosos detractores de esta norma-ómnibus, que obliga a los republicanos a realizar un auténtico maratón burocrático y político este mes de junio para garantizar la aprobación sin descuidar los plazos establecidos por su jefe.

No es la primera vez que el propietario de la red X se pronuncia en contra de este plan, que incluye además un surtido de propuestas en política migratoria. Hace solo seis días, en las fechas en que se despedía oficialmente de su cargo en el gabinete como jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), Musk confesó sentirse «decepcionado» por el paquete de medidas y más tarde lo calificó de «amenaza» sobre el equilibrio presupuestario de Estados Unidos.

«Una deuda aplastantemente insostenible» En una dura declaración contra el pretendido pilar fiscal de la Casa Blanca, añadió que «cargará a los ciudadanos estadounidenses con una deuda aplastantemente insostenible». «Una ley puede ser grande o puede ser hermosa, pero no sé si puede ser ambas cosas. Es mi opinión personal», remachó finalmente, en alusión al lema empleado por Trump -una ley grande y hermosa- para denominar el que probablemente será el sello de su actual mandato.

Ahora, por lo tanto, llueve sobre mojado, pero con mayor intensidad. «Lo siento, pero ya no aguanto más. Este proyecto de ley del Congreso, enorme, escandaloso y repleto de gastos superfluos, es una abominación repugnante. Qué vergüenza para quienes lo han votado: saben que han hecho mal. Lo saben», ha escrito el dueño de Space X. Se trata del mismo personaje que hace solo unos días se despidió del presidente en el Despacho Oval con un apretón de manos y una frase: «Quiero seguir siendo su amigo y asesor».

En esta despedida han pesado tanto los deseos de Elon Musk de retomar a tiempo completo la dirección de sus empresas -Tesla sigue sometida a constantes actos de protesta en la calle- como la profunda discrepancia con su jefe por la ley-ómnibus fiscal. Asó lo entienden los expertos en la Casa Blanca. Mientras permanecía en el gabinete, el empresario advirtió a Trump sobre los riesgos económicos de este proyecto y le habría transmitido además su malestar porque arruina algunos de sus trabajos en DOGE, el «programa de reforma gubernamental más radical y trascendental en generaciones», según le felicitó el propio dirigente republicano en el momento de la despedida. A veces, las palmadas en la espalda son traicioneras y la del presidente lo fue cuando exclamó que el legado de Musk marcará la «política fiscal» de su Gobierno.

«A la bancarrota»

Pero ahora parece que la herencia del dueño de X no es tan profunda. Al menos así lo ha dejado explicado él mismo en otro tuit donde se desmarca de los planes del presidente y advierte que la reforma fiscal «aumentará masivamente el ya gigantesco déficit de EE.UU. hasta los 2,5 billones de dólares». El «Congreso llevará a Estados Unidos a la bancarrota» si da luz verde al monumental proyecto, ha añadido el archimillonario, cuyo entorno ha dejado entrever que se encuentra sometido a una notable presión en su retorno al control de sus empresas, que ha coincidido con un nuevo lanzamiento fallido de uno de sus cohetes y la continuidad de las acciones de boicot a Tesla por parte de un sector ciudadano. Algunos medios no descartan que Musk considere que ha gastado demasiado tiempo y dinero en una incursión política que ha finalizado con peores resultados de los previstos.

Entre los detractores a la norma fiscal no solo hay demócratas y un extenso abanico de asociaciones civiles y profesionales, sino también algunos republicanos con los que Musk intenta resintonizar. La ley es en la práctica una ampliación de los recortes de impuestos que Trump ya aplicó en 2017. Afloja la presión fiscal, con un beneficio claro sobre las fortunas y las grandes empresas, y establece un recorte del gasto público estimado en 1,5 billones de dólares. Los críticos afirman que perjudicará a las capas sociales más vulnerables, pondrá en riesgo la asistencia médica a millones de norteamericanos y, sobre todo, podría disparar el déficit entre los 2,5 y 4 billones de dólares en una década.

El paquete incluye un aumento presupuestario destinado a reforzar el control en la frontera de México, donde baraja montar un aparatoso dispositivo de seguridad y en algunas ocasiones ha especulado incluso con incorporar medios militares. Penaliza además a los inmigrantes residentes en territorio estadounidense. De hecho, impondrá un aumento del 3,5% a las remesas que representan un soporte fundamental para los familiares de 40 millones de propietarios de tarjetas de residencia, trabajadores temporales e incluso extranjeros en situación irregular, muchos de los cuales cobran salarios muy bajos. La tasa supondrá un mordisco importante a su capacidad de enviar dinero a sus casas.

El 4 de julio, fecha límite

Trump quiere tener todo listo para que su norma-estrella debute el 4 de julio, Día de la Independencia, y subrayar así ante los estadounidenses la envergadura que quiere darle como eje capital de su mandato. Algunas fuentes incluso han dejado caer que el presidente está totalmente convencido de su bonanza para la economía del país y que le sería de gran utilidad en caso de una hipotética presentación a la reelección en 2028. Pese a que la Constitución lo prohíbe expresamente, el líder republicano parece empeñado en concurrir por tercera vez a las urnas.

El proyecto de ley se tramita en estos momentos en el Senado después de haber conseguido la aprobación de la Cámara de Representantes. Trump ha multiplicado los llamamientos para lograr la luz verde definitiva e incluso sus delfines han hecho ímprobos esfuerzos para presionar a los senadores republicanos asustados por la deuda que conlleva el decreto. En algunos casos, como el del representante por Kentucky Rand Paul, el inquilino de la Casa Blanca ha sido especialmente mordaz al descalificarle repetidas veces en su red social con frases como «A Paul le encanta decir no».

A la espera de una presumible tormenta trumpista, la primera reacción a las afiladas críticas de Elon Musk ha procedido del presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, quien cree que las manifestaciones del dueño de Tesla son «muy decepcionantes». También la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha declarado que «no cambian la postura del presidente. Es una ley excelente, hermosa como él dijo».