Eusebio: «La gente del Celta me recuerda por haber sacado chavales de casa»

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

El entrenador repasa su carrera y celebra el regreso del club vigués a Europa de la mano de Claudio Giráldez y también apostando por la cantera

29 may 2025 . Actualizado a las 17:59 h.

El excéltico Eusebio Sacristán, con pasado en el club vigués como futbolista y como entrenador, ha charlado largo y tendido en el podcast de La Liga Arquitectos, repasando toda su trayectoria, incluidas esas dos etapas en Vigo. También cuenta que se siente totalmente recuperado tras el grave percance que sufrió hace algo más de cuatro años y que su deseo es volver a entrenar, ya que se ve preparado y «mejor que nunca».

Sacristán recuerda que una vez finalizada su etapa como futbolista en el Barcelona, quería ir a un club «donde pudiera jugar más» y surgió la ocasión del Celta. «Me fui allí y jugué toda la temporada en el medio campo, estando en media tabla», rememora. Pero luego, llegó la campaña 1996/1997, en la que «ficharon a Mazinho, a Mostovoi…» y él ya jugaba «un día sí, otro no…». De modo que, a sus 33 años, se interesó por él el Valladolid y optó por volver a casa.

Como entrenador, a lo que tuvo claro que quería dedicarse porque lo que le ha «gustado siempre es el fútbol», fue Ramón Martínez, figura clave en su carrera, quien pensó en él para el banquillo celeste. «Ya me había dicho que había pensado en mí, pero en el mes de marzo, me llama y me dice: ‘Estamos muy mal, tienes que venir ya’», relata. Era aquel curso 2008/2009 en que había riesgo de descenso a Segunda B.

Las cosas no iban bien: «No ganábamos. Empatábamos, perdíamos…», recuerda echando la vista atrás. Confiesa que, pese a ser convencido del 4-3-3, incluso se planteó cambiar de sistema en busca de soluciones, pero se decantó por ser fiel a su idea. Al final, el remedio era otro, que encontró en aquel memorable partido contra el Alavés. «Faltaban 30 minutos, pensaba que si descendíamos, igual mi carrera de entrenador se iba a hundir. Le dije a Iago Aspas en el banquillo: 'Venga, sal’. Metió dos goles y se fue levantado por los aficionados en su primer partido en Balaídos», narra con emoción sobre el primer gran momento de la carera de Aspas.

Revela, asimismo, que veía en el céltico algo que le «recordaba a Messi», que había subido con ellos a los 17 años a entrenar cuando Eusebio estaba en el Barcelona. «Los veías que se salían en los juegos de posición, en los triángulos. Me gustaba más que delanteros que eran más veteranos. Y dije: ‘Me la juego’. Son jugadores a los que les ves mentalidad de conseguir objetivos importantes», observa.

Se refiere el técnico a su reciente presencia en el Real Sociedad-Celta. «Me invitaron a un partido para entregarme un cuadro y dije que iba contra el Celta», cuenta. El duelo entre dos equipos relevantes en su trayectoria y con jugadores que le marcaron. «Les dije que quería una foto con Aspas y Oyarzabal por lo importantes que fueron en mi carrera», recordando que se llevan diez años entre ellos y que hay un paralelismo entre sus historias vinculadas a él, anotando en los correspondientes primeros partidos en que los puso.

A Eusebio le satisface que se acuerdan de él «por haber sacado a chavales como Aspas, de la casa, para jugar». «Eran mis inicios como entrenador y no decidí a quien fichar, pero yo quería jugar un 4-3-3 y veían a chavales del B que me gustaban», explica. Y recuerda cómo llegaron a eliminar en Copa al Villarreal y se quedaron cerca ante el Atlético. «Los dominamos y en una ocasión, nos hicieron un gol; tuvimos cerca llegar a semifinales con chavales de casa», detalla.

Percibe que «les gustó aquello» que hizo, con una apuesta similar a la actual. «Al entrenador de ahora (Claudio Giráldez) le tienen un cariño enorme porque está sacando jugadores de la casa, los que él mismo tenía en el filial. La gente está entregada, la afición está volcada y mira lo que han conseguido, clasificarse para Europa», celebra.

También habla Eusebio del accidente que sufrió y sus consecuencias. «Estuve muy tocado, muy afectado. Penaba que iba a tener que seguir viviendo así, con el problema que tenía en mi cuerpo, sin poder tener una conversación normal. Pasaba mucho tiempo pensando en qué iba a hacer a partir de ese momento», explica. Y pensaba que igual que había conseguido sus otras metas en la vida, iba a luchar por recuperarse. «Pensaba: ‘Si me recupero, voy a decir a los demás que para mí, la vida fue un éxito, porque me puse unos objetivos y los conseguí porque tuve una mentalidad grande de conseguirlo».