El actor, que publicó hace unos meses la novela Horizonte artificial, se tomó tan en serio la documentación para la la misma que terminó haciendo un curso
16 dic 2025 . Actualizado a las 13:43 h.El actor Maxi Iglesias, de 34 años, acaba de sacarse la licencia que le permite pilotar aviones, helicóptero y drones. Todo ello tras pasar unos meses en Galicia grabando la segunda temporada de Punto nemo. La pasada primavera además debutaba como escritor con su primera novela, Horizonte artificial, en cuya documentación —parte de la trama se desarrolla en un vuelo privado— se metió en el mundo de los vuelos, y terminó graduándose como piloto.
Contaba hace un tiempo que la novela se le ocurrió en un momento de «cambio de oportunidades». «Se me ocurrió escribir personajes que yo podría hacer, que me gustaría interpretar y para los que no me habían llamado nunca, y además metidos en una historia de la que me gustaría formar parte», explicaba. El contacto con el mundo editorial le llegó de la escritora Elisabet Benavent, creadora de Valeria en Netflix.
«hora mismo, tengo la tranquilidad de que, si esto no va bien, me voy a Dubái a llevar en avión o en barco a jeques árabes», bromeaba.
Hace unas semanas regresó a la polémica por una entrevista en un pódcast en la que aseguraba que había sufrido bullying por parte de sus compañeros de Física o química.
Cuando a Maxi Iglesias se le presentó la oportunidad de participar en la que iba a ser la gran serie del momento, Física o química, la que lo iba a hacer dar el gran salto a la fama, poco podía imaginarse que, de nuevo, entre las paredes de un instituto, iba a volver a sufrir acoso. «Fueron muy malas personas conmigo en el colegio, donde me hicieron mucho bullying y, no contentos con eso, cuando salgo del colegio de verdad, me lo vuelven a hacer en el de mentira», revelaba el intérprete de 34 años sobre su paso por el rodaje de la serie.
Como el nombre del programa emitido en Podimo donde lo ha confesado, Malas personas, conducido por Victoria Martín. Así define el actor que dio vida a César Cabano a algunos de los compañeros con los que rodó entre las paredes del ficticio instituto Zurbarán. «No eran todos, era alguno», especifica, y alguno de ellos entonó el mea culpa años después, consciente con la ayuda de la perspectiva temporal de la situación que lo habían hecho vivir. Incluso uno que, ahora mismo, es su amigo. «Me pidió perdón —dice, sin dar nombres— y me dijo: "Te teníamos mucha rabia, nos dabas envidia"», narra Iglesias.
Porque si le hicieron la vida imposible fue, en buena medida, motivados por la fama y la ambición. Según confiesa el actor, su personaje no estaba destinado a ser uno de los principales de la ficción creada por el ourensano Carlos Montero. «A priori, no era ni muchísimo menos el más protagonista», explica. Pero su buen hacer, y el propio desarrollo argumental de Cabano, cada vez más popular entre el público, hizo que eso cambiase, que le fuesen dando «cada vez más protagonismo».
Ahí llegó el mayor problema. «A algunas personas no les sentaba bien, porque ellos se sentían más preparados, mejores actores, con más derecho o que se lo merecían más», detalla, destacando que, al fin y al cabo, «la ambición no entiende de edades».
«En ese momento, con 17 o 18 años, ¿cómo gestionas eso?», reflexiona Maxi. Él lo hizo buscando una salida precipitada por la rabia y el dolor: «Estaba harto, y lo gestioné yéndome a Australia, a lo más lejos posible de España».