¿Estamos convirtiendo a los niños en armas?

FUGAS

Inquietante imagen que ilustra el cartel del filme de Zach Cregger «Weapons».
Inquietante imagen que ilustra el cartel del filme de Zach Cregger «Weapons». Warner Bros.

Zach Cregger ha camuflado en su último «blockbuster» de terror, «Weapons», una profunda crítica al rumbo que está tomando la sociedad moderna

07 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En un pequeño pueblo de Estados Unidos, en mitad de la noche, un hombre sueña. Hace ya dos semanas que su hijo desapareció junto con todos los niños de su clase, menos uno, exactamente a las 2.17 horas de la madrugada. Los 17 pequeños se levantaron de sus camas como autómatas, bajaron las escaleras, cruzaron la puerta de la calle y se perdieron en la oscuridad. En su sueño, el hombre ve cómo su hijo se marcha de casa y decide seguirlo hasta que se adentra en un chalé al final del pueblo. Justo antes de cruzar el umbral tras él, recortada contra un cielo nuboso y purpúreo que anuncia tormenta, el hombre presencia lo que parece una aparición divina: una ametralladora gigante flota sobre el tejado de la casa y luego se desvanece.

Esta extraña escena de la película Weapons plantea una pregunta que queda sin respuesta. Abre una puerta que no llega a cerrarse en el resto del metraje y que podría leerse como un simple fallo del guion, un quiero y no puedo. Pero todo parece indicar que el director, Zach Cregger, buscaba algo mucho más profundo. La primera pista está en la relación entre el título de la película, Weapons ('armas'), y una frase que dice ese mismo hombre, uno de los protagonistas de la historia, en un momento dado: «Han convertido a los niños en armas». Muchos ven ahí una poderosa crítica a la violencia en EE.UU. que podría darle un sentido a esa ametralladora gigante. Cregger ha negado que fuese esa su intención, pero hay una coincidencia demasiado oportuna como para ser casual: 217 congresistas votaron en el 2022 a favor de una resolución fallida para prohibir la venta de armas en EE.UU. (los niños desaparecen a las 2.17 horas).

Otros hablan de traumas familiares. De las sombras sin resolver que todos tenemos dentro y que nos acaban convirtiendo en autómatas, en armas contra nosotros mismos y contra los demás. Independientemente de cuál sea el mensaje verdadero, Cregger lo ha escondido en una película fresca, muy bien resuelta, con escenas de terror que recuerdan a los mejores tiempos de James Wann (Expediente Warren, Insidious...), elementos de comedia sublimes y una forma de concluir inusual que abre nuevas vías para el cine de masas.