Lendakaris Muertos dan su último concierto en Galicia: «Nuestra intención es provocar y no lo escondemos»

FUGAS

La banda Lendakaris Muertos.
La banda Lendakaris Muertos. cedida

Ofrecerán el sábado 13, en el festival Revenidas, en Vilaxoán, su última actuación en Galicia antes de su anunciado «parón indefinido»

05 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

No queda títere con cabeza tras un concierto de Lendakaris Muertos. En una irrefrenable sucesión de descargas de minuto y medio, los navarros arremeten contra todo lo que se mueve. La política y los políticos, la industria musical, las drogas, los centros comerciales, la precariedad laboral o incluso ellos mismos o sus seguidores son blancos propicios para su certera puntería. Después de dos décadas, Lendakaris siguen siendo uno de los grandes nombres propios del punk estatal. Del punk ortodoxo y vertiginoso. Deslenguado, provocador y gamberro. Acelerado, irónico y siempre comprometido. Auténticos depositarios del imperecedero espíritu de la vieja guardia punkarra, el sábado 13 oficiarán su última ceremonia en Galicia antes de su anunciado «parón indefinido». Será en el festival Revenidas, en Vilaxoán, a las doce y media del mediodía. «Es una hora que incluso puede ser peligrosa, por lo que puede pasar el resto del día», bromea Aitor Ibarretxe, cantante de la banda.

—La primera pregunta es obligada, ¿por qué paráis?

—La verdad es que estamos muy a gusto y no paramos por cansancio ni por saturación, pero ya casi llevamos cuatro años de gira y, querámoslo o no, tenemos que descansar. Y el público también. Si la gente sabe que puede ver a un grupo todos los años, al final, se cansa.

—Ya hicisteis otros parones antes y siempre volvisteis, pero este lo anunciáis como «parón indefinido». ¿Es el definitivo?

—Yo creo que no, pero nunca se sabe. La vida da muchas vueltas. Dijimos lo de indefinido porque no queríamos decir que parábamos un año, dos o cinco. Porque es que realmente no lo sabemos.

—¿Qué es lo que más cansa?

—Al principio, lo que más cansaba era llegar el domingo de tocar y el lunes tener que ir a currar. Pero como ya hace tiempo que me dedico solo a la música, a mí no me cansa nada. Yo tengo la suerte de poder dedicarme a lo que me gusta. Y no me olvido de que eso es un privilegio hoy en día. A veces, si has tocado viernes y sábado muy lejos, te puede cansar el pasar muchas horas en la furgoneta y durmiendo poco. Pero, en general, a mí no me cansa nada.

—Con los años, ¿os habéis atemperado u os habéis vuelto aún más punkis?

—Yo creo que cuanto mayores, peores [se ríe]. Sí que es cierto que a medida que te vas haciendo mayor buscas más seguridad. Yo soy autónomo y ya voy haciendo cuentas de los años que me quedan. Pero no creo que nos hayamos atemperado ni vuelto más conservadores. Al contrario. Tal y como está la situación...

—¿Cómo está?

—Nosotros empezamos en el 2004 y en el 2008 ya nos pilló la crisis con el grupo siendo aún muy poco conocido. La sobrellevamos y, cuando remontamos, vino el covid. Pero, con todo, yo creo que lo peor puede estar por venir. Sobre todo si el gobierno cae en determinadas manos.

—¿Cuánto hay de provocación en vuestras canciones y en vuestra actitud?

—Mucho. Además es algo explícito. No escondemos nuestro interés en hacerlo.

—Hay voces que aseguran que estamos viviendo una involución en cuanto a la libertad de expresión.

—A lo largo de la historia reciente, siempre ha habido una persecución de determinadas expresiones. Yo creo que la situación está igual que siempre.

—¿Te has autocensurado en alguna ocasión?

—No, porque cuando hago las letras, siempre pienso mucho en lo que digo y cómo lo digo. Podemos hablar de cosas serias, pero nunca hemos hecho letras explícitas, como pueden hacer otros grupos que tienen objetivos políticos concretos. Nosotros siempre hemos dicho las cosas utilizando el humor, que es algo que te permite tener un poco más de manga ancha.

—Están saliendo grupos de chavales jóvenes como Biznaga, Carolina Durante o Alcalá Norte, con actitud punk y que han recuperado las guitarras en los escenarios. ¿Cómo estáis viendo ese fenómeno?

—Yo soy muy fan de esos grupos que has dicho. Yo siempre escucho música nueva. Antes era como los heavys, que solo escuchan los discos clásicos. Pero hace años decidí empezar a escuchar básicamente cosas nuevas y aunque a veces pueda dar la impresión de que no sale nada nuevo interesante, sí que lo hay. Y entre ellos, esa hornada de grupos de guitarras. Hay muchísimos. Otra cosa es que lleguen a triunfar, como esos tres que has dicho, que a mí me encantan. En cualquier caso, cada época tiene sus estilos. Yo entiendo que mucho descontento y mucha actitud que antes se canalizaba musicalmente a través del punk, hoy está presente en muchos artistas de rap o de trap. Es decir, las formas y las maneras de expresión cambian, pero el fondo sigue siendo básicamente el mismo.

—Una de las cosas que tenéis en común es que es raro que una canción dure más de dos minutos.

—Iba a decir que nosotros lo inventamos, pero no fue así evidentemente. El hecho de hacer canciones cortas hoy en día es lo que se lleva porque la gente joven no es capaz de mantener la atención mucho más tiempo. Tienes que engancharlos desde el principio de la canción. Por eso, aparte de la duración de los temas, está empezando a cambiar incluso la forma en la que se hacen las canciones. Ahora, por ejemplo, ya se meten al principio los coros o el estribillo de la canción, para que te enganches y la escuches. Porque si no, detrás hay diez mil canciones esperando.