Más de 31.000 personas evacuadas en un verano que batirá el récord de bosques calcinados

Alfonso Torices MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Un grupo de bomberos, este lunes luchando contra el fuego en Extremadura.
Un grupo de bomberos, este lunes luchando contra el fuego en Extremadura. Carme Ripollés | EUROPAPRESS

La última víctima de la ola de incendios es Ignacio Rumbao, un forestal de 57 años que volcó con su camión en una pista del Bierzo y cayó rodando por un barranco

18 ago 2025 . Actualizado a las 21:29 h.

La avalancha de incendios que abrasa desde hace diez días todo el oeste de España —y que ya se ha cobrado su cuarta víctima mortal— presenta una voracidad y una extensión tales que ya no hay apenas dudas de que el actual será el verano con más bosques y montes quemados de las últimas tres décadas en nuestro país.

La última víctima de la ola de fuegos es Ignacio Rumbao, un guarda forestal de 57 años que volcó la noche del domingo con su camión autobomba y cayó rodando por la pronunciada pendiente de una pista del Bierzo, en el municipio de Espinoso de Compludo. Es un oficial de montes natural de Ourense, pero residente desde hace 30 años en Soria, que se retiraba a descansar junto al resto del dispositivo tras todo el día luchando en suelo leonés contra el avance del incendio de Yeres-Llamas de la Cabrera, el mismo que la semana pasada quemó Las Médulas. Su compañero de vehículo solo sufrió heridas leves y ya ha sido dado de alta. Es el cuarto fallecido en una semana por los incendios, tras el hombre que murió en Tres Cantos tratando de salvar a los caballos de una hípica y a los dos primos a los que una lengua de fuego atrapó en Nogarejas mientras luchaban contra el incendio de Molezuelas, también en suelo leonés.

Las cifras oficiales, aún parciales, y las estimaciones de expertos e instituciones conocidas este lunes indican que el 2025 va a convertirse en el peor año de incendios forestales de lo que va de siglo y en el ejercicio que más hectáreas calcinadas ha tenido desde 1994, superando así el triste récord de las últimas tres décadas que tenía el 2022, el verano en que se abrasó por completo la sierra de la Culebra, con un destrozo solo allí de 55.000 hectáreas.

El Gobierno confirmó este lunes que hasta el domingo 10 de agosto, justo al inicio de la presente ola de fuegos, las llamas habían destruido desde el 1 de enero 138.789 hectáreas. Si se suma a este dato oficial la estimación hecha por Castilla y León, Galicia y Extremadura sobre la superficie calcinada en la última semana, que añadiría otras 143.000 hectáreas, se tiene que a día de hoy, aproximadamente, serían algo más de 281.000 las quemadas, bastante más de las 215.000 que se habían destruido en estas fechas en el 2022. Que la estimación va bien orientada lo demuestran los cálculos menos finos realizados por los satélites de Copernicus, que estiman que en España en el 2025 se han calcinado 344.417 hectáreas.

Más de 120 pirómanos

En el noveno día de esta pesadilla, que ha obligado a más de 31.000 personas a abandonar en diferentes momentos y a la carrera sus hogares, 23 grandes fuegos aún campaban a sus anchas por Galicia, Castilla y León, Extremadura y Asturias. Dieciocho carreteras estaban cortadas y, como única buena noticia, la policía y la Guardia Civil habían puesto a disposición de los jueces de instrucción a 123 personas como presuntos autores de incendios forestales desde el 1 de junio.

Aún había unos 6.000 desalojados en León, Zamora, Salamanca, Palencia, Ourense y Cáceres y los más de 7.000 vecinos de seis pueblos junto al zamorano lago de Sanabria estaban con las maletas hechas y encerrados en sus casas. Las autoridades los habían avisado de que podrían tener que evacuar en cualquier momento por el peligroso avance de las llamas del incendio de Oporto, lo que ya había obligado a desalojar dos cámpings, seis pequeños pueblos y varios chalés junto al pantano. De hecho, la policía animó a todos a abandonar la zona de forma voluntaria y buscar refugio en Benavente. Entre los desalojados también estaban los 775 vecinos de 11 pueblos del Valle de Valdeón, en la vertiente leonesa del parque nacional de Picos de Europa, en un frente que pudo ser contenido gracias al trabajo de algunos jóvenes que se quedaron a pelear con el fuego. Además de los vecinos de Sanabria, había otros 9.500 confinados más por el humo y el fuego en Guardo (Palencia), Ourense y Hervás (Cáceres). La localidad cacereña estaba cercada por el incendio de Jarilla, que sigue fuera de control, con 12.000 hectáreas calcinadas, mientras que el incendio leonés de Yeres, el que quemó las Médulas, sigue su avance nueve días después, con un perímetro de 120 kilómetros.