Cuarenta años del atentado de El Descanso, el más misterioso de la historia de España: «Es horrible que todavía no se haya hecho justicia por este crimen»
ESPAÑA

Una pobre investigación y un sumario escueto dejan sin resolver la autoría e incluso el número de muertos en la explosión
13 abr 2025 . Actualizado a las 11:53 h.Este sábado se cumplieron 40 años de la masacre del restaurante El Descanso, un «atentado extraño» que causó 18 muertos y un centenar de heridos y sobre el que cuatro décadas después sigue habiendo más dudas que certezas, a pesar de ser la tercera acción terrorista más sangrienta en España tras el 11M y el atentado del Hipercor de 1987.
Fue un 12 de abril de 1985, viernes, cuando un artefacto explosivo destruyó el restaurante El Descanso, ubicado a la altura del kilómetro 14,200 de la N-II (aún no había autovía), muy concurrido por los militares estadounidenses de la base americana de Torrejón de Ardoz (Madrid).
Más que la potencia del explosivo empleado, fue el derrumbamiento del local lo que provocó ese mayor número de víctimas mortales y de heridos de un atentado cuya autoría aún no se ha esclarecido.
Una pobre investigación y un sumario escueto son la muestra de que España estaba en ese momento en pañales en terrorismo internacional, porque sus fuerzas de seguridad estaban volcadas lógicamente en la lucha contra el doméstico, el de ETA y el del Grapo, muy activos en esos años. Luis de la Corte, profesor y director de Estudios Estratégicos e Inteligencia del Centro de Investigación en Ciencias Forenses y de la Seguridad de la Universidad Autónoma de Madrid, ha escrito un libro, para intentar dar un poco de luz a las sombras de este atentado. Un extraño atentado. La matanza del restaurante El Descanso y el terrorismo internacional, una obra del Centro Memorial Víctimas del Terrorismo y publicado por Catarata.
De la Corte recuerda que las fuerzas de seguridad estaban «absorbidas» por el terrorismo de ETA, que cometía atentados prácticamente todas las semanas. En terrorismo internacional apenas tenían experiencia, y eso que en los años setenta y en los previos a la masacre de El Descanso se produjeron acciones de menor entidad por parte de grupos islamistas. A ello se añadía la «escasísima» colaboración internacional, que fue más efectiva ya entrado el siglo XXI.
Tres días después de la explosión la Policía descartó a ETA y al Grapo como posibles autores porque no dio credibilidad a las llamadas a medios de comunicación reivindicando la acción en nombre de esas organizaciones. Por el contrario, señalaba a un posible grupo internacional como el autor de la colocación de un explosivo casero que afectó a una viga y provocó un derrumbe. Muchas personas quedaron sepultadas entre los escombros. Y eso causó más muertes que la propia explosión.
¿Fueron 18 o 21 los fallecidos en el atentado? ¿Se ocultó la muerte de tres militares norteamericanos de la base? Una investigación de La Vanguardia apuesta por los 21 ya que ha comprobado que España y EE.UU. ocultaron que en el atentado fallecieron tres militares de la base. Aunque no se aportan evidencias documentales, De la Corte cree que es «bastante probable» que ocurriera así y, de hecho, precisa que en su día circulaba ese rumor.
Pero De la Corte ha accedido a documentos desclasificados de la CIA en los que se relaciona un número determinado de militares estadounidenses heridos que fueron evacuados al hospital de la base de Torrejón. El juez encargado del caso pidió un informe a la base, que cifró en 12 los heridos norteamericanos —militares y familiares—, pero el documento de la CIA «habla de 15 heridos», recalca De la Corte. Así, no descarta que a esas tres víctimas añadidas las introdujeran de alguna manera en la base como heridos graves aunque estuvieran muertos. Luego pudieron mantenerlos en la morgue hasta la evacuación de los cadáveres a su país.
Dos grupos sospechosos
Todo ello pudo ocurrir, pero «no se puede afirmar a ciencia cierta», señala el autor del libro. De la Corte dedica una parte de su obra al terrorismo internacional en ese momento e intenta seguir la pista de los grupos que podrían haber estado detrás del atentado.
Fueron dos las reivindicaciones: una a través de la prensa dos días después de la masacre, es decir, el 14 de abril, en nombre de la yihad islámica, y otra de un grupo palestino que en ese momento usó un nombre desconocido, pero que a la postre era una de las múltiples escisiones del Frente Popular para la Liberación de Palestina, explica el autor. Recuerda que la Policía también descartó a Mustafá Setmarian Nasar, un sirio que estableció la primera célula de Al Qaida en España y al que identificó un testigo protegido como la persona que pudo colocar la bomba.
Si tiene que elegir, De la Corte opta por el grupo palestino, toda vez que en su reivindicación, por escrito, hay un «detalle muy importante»: aparece impresa la publicidad que el restaurante El Descanso se hacía en los azucarillos. Dato, a juicio del autor, muy relevante. De todos modos, este experto recuerda que la respuesta que dio la Policía para descartar la autoría de Setmarian Nasar era «muy escueta». «Da la impresión de que esa pista no se siguió muy a fondo», dice convencido de que se tenía que haber investigado más porque la pista era «lo suficientemente importante» como para haberlo hecho. En suma, nunca se detuvo a nadie y, por ende, nunca hubo juicio. «Así que, evidentemente, es un fracaso», apostilla De la Corte, quien reconoce que la impresión que les ha quedado a las víctimas de la masacre es que no se hizo un esfuerzo suficiente para encontrar a los culpables.
TESTIMONIO DE LOS FAMILIARES
«Es horrible que todavía no se haya hecho justicia por este crimen»
Carolina es el nombre ficticio de esta mujer, que prefiere mantener el anonimato, que accedió a hablar de aquel día y de cómo se siente cuatro décadas después. «Lo más importante que tiene un ser humano es la vida. Y resulta que el Estado, que tiene que protegernos y hacer justicia para que los que han segado esas vidas paguen por ello, no ha hecho justicia», enfatiza esta superviviente. Carolina se pregunta si es que la vida de 18 personas no tiene el valor suficiente como para haber hecho una «investigación seria» y no la que se refleja en un sumario «bastante cortito», sin poner en duda, no obstante, la profesionalidad de las fuerzas de seguridad y de los servicios de inteligencia.