
Cultura prevé cerrar su tramitación en breve para agilizar las obras
12 may 2025 . Actualizado a las 13:58 h.La rehabilitación de la Casa de Álvaro en Lalín lleva camino de convertirse en un via crucis sin fecha de conclusión. Después de semanas y semanas con los trabajos entre paralizados o ralentizados a mínimos, sin que se apreciase apenas actividad de obreros en el histórico edificio, la realidad confirma que la conclusión de este proyecto para dar un uso público al inmueble se demorará aún bastante tiempo. Desde la Consellería de Cultura confirman que se detectaron diversas necesidades a afrontar que no estaban previstas en un principio.
El departamento autonómico resalta que se está tramitando un proyecto reformado para acometer la fase final de restauración de la Casa de Álvaro. Prevén que en poco tiempo pueda estar terminado, para darle luz verde y agilizar las obras en esta casa levantada en 1913 en el cogollo urbanístico de Lalín. Un emblema arquitectónico para una localidad con escasos referentes, de estilo modernista y promovida por Álvaro Goyanes Crespo, de quien toma el nombre popular con la que se la conoce.
Por el momento se desconoce el coste que supondrá ese modificado del proyecto, si como resulta previsible lleva a aparejado un incremento presupuestario. Los trabajos fueron adjudicados por Cultura con el lalinense Román Rodríguez al frente de esta consellería, ahora en manos del estradense José López. La empresa Obras Gallaecia fue la adjudicataria de la licitación, que se elevó hasta los de 889.163 euros.
Ya transcurrieron más de un año desde febrero del 2024, cuando se suscribía el contrato entre la Xunta y la firma adjudicataria. En aquel momento se establecía un plazo de ocho meses para ejecutar las obras, que parecían ya desde un primer momento insuficientes dada su magnitud y la precisión casi quirúrgica con que se debían ejecutar para preservar un edificio singular y con especial protección. Esa premonición se fue cumpliendo, con al menos ya dos prórrogas conocidas, aunque serán más las que deba conceder la consellería dada la actual situación de los trabajos y ese modificado de proyecto.
Nadie quiere marcar plazos pero la reapertura de la Casa de Álvaro, propiedad del Concello y a la que se prevé dar distintos usos, se prolongará aún bastante tiempo. ¿Estará al menos concluida al menos la rehabilitación para la Feira do Cocido del 2026 aunque aún no se acometiese su equipamiento? Parece complicado si no se agiliza el proceso. Muchos recuerdan que sus fachadas a la calle Principal repletas de andamios afearon este año el pregón y desfile de la cita gastronómica.
El inmueble permanece en la actualidad con andamiaje en todas sus fachadas, tanto las que dan a las calles Principal y Colón como a los callejones paralelo —este cortado al tránsito de personas— y trasero que confluyen en la Praza da Torre. En estos últimos días se podía apreciar detrás de las mallas a algún operario pintando de blanco la madera de alguna galería.
De vivienda privada a chocolatería y sede bancaria para ser oficina turística y Museo do Cocido
El emblemático edificio levantado por Goyanes Crespo a principios del pasado siglo, con un pequeño jardín adyacente y un cierre perimetral, ya tuvo diversos usos además del residencial. Los bajos de este inmueble de dos plantas con vistosas galerías acogió una chocolatería o una ferretería. Su último destino, oficina del Banco Pastor. Sus últimos propietarios negociaron su venta al Concello de Lalín, que adquirió la construcción alertado por el interés de particulares y con la pretensión de incorporar la Casa de Álvaro al patrimonio municipal dada su relevancia arquitectónica. El acuerdo se alcanzó en el 2022, por 650.000 euros, a abonar en varias anualidades.
De forma paralela el gobierno local abría conversaciones con la Consellería de Cultura para conseguir financiación destinada a la rehabilitación del inmueble. La buena sintonía con el conselleiro Román Rodríguez cristalizó con un convenio, que precisamente concluirá a finales de este año. El departamento autonómico asumía la transformación del edificio para darle un uso público, respetando su fisonomía y los elementos tanto arquitectónicos como patrimoniales que lo distinguen. Una actuación conservacionista para poner en valor sus singularidades. Eso sí, adaptada a las necesidades del siglo XXI, máxime con el destino que el Concello quiere dar al edificio.
La Casa de Álvaro pasará a albergar la oficina municipal de turismo en la planta baja, con acceso desde la calle Principal, por la entrada noble con que cuenta el inmueble. Además, en su interior se prevé destinar varias salas para ubicar un Museo do Cocido. Entre otros elementos se exhibirán los carteles que anunciaron la fiesta gastronómica de interés turístico internacional, obras de prestigiosos artistas de todo el país. También contará con salón de actos y espacio para exposiciones, entre otros usos culturales y sociales que se fijarán tras su equipamiento.