Cuando el viento sopla en contra, aparecen las valientes.
Y en Burela, ellas han vuelto a hacerlo.
As Guerreiras Laranxas avanzan en un mar donde el viento no sopla con la misma fuerza en todos los lados del muelle, pero lo hace con el corazón por bandera, con la mirada firme y la convicción de quien sabe que representa mucho más que un equipo.
Casi todas son niñas sin experiencia en la máxima categoría, y pese a las dificultades, siguen dando la cara con orgullo y coraje. Muchas son recién llegadas; otras, nacidas aquí, formadas entre las olas de esta costa y el sueño de vestir este escudo.
Han asumido el timón de un barco que se niega a rendirse. Han tomado el peso de una historia inmensa y la están llevando adelante con una mezcla de fe, esfuerzo y dignidad que emociona.
Al frente, una entrenadora que ha sabido mantener el rumbo, unir al grupo y convertir las dificultades en impulso. Su trabajo discreto, constante y sereno e hoy uno de los mayores pilares de este vestuario joven que no deja de creer.
La última victoria no fue una más. Fue una señal. Una muestra de carácter. Una declaración de que el Burela sigue vivo, que su alma continúa latiendo, incluso cuando la marea se vuelve adversa.
En las gradas, Vista Alegre vibra. La afición empuja, grita, anima. Porque sabe lo que hay detrás de cada balón dividido: esfuerzo, compromiso y ganas de seguir adelante. Sabe quién sostiene el orgullo de un pueblo cuando faltan los medios, y quién sigue defendiendo este nombre con las manos, el alma y el corazón.
En este mar, no todos los barcos del mismo puerto reciben el mismo viento. Pero mientras existan jugadoras como ellas, mientras una entrenadora que guíe con el alma, mientras Vista Alegre siga rugiendo, habrá lucha, habrá esperanza, habrá Burela.
Ahora el paso siguiente no depende de ellas. Es momento de darles el apoyo que merecen, de acompañar su esfuerzo con hechos. Han demostrado que pueden competir, que pueden crecer y que pueden soñar. Y con su entrega están construyendo mucho más que victorias: están dejando huella.
Gracias, guerreiras.
Por resistir, por inspirar, por mantener viva A Paixón Laranxa.