Piastri da un golpe letal al Mundial en una imprevisible carrera en Zandvoort

David Sánchez de Castro MADRID / COLPISA

DEPORTES

AFP7 vía Europa Press | EUROPAPRESS

El australiano gana sobre Max Verstappen y la promesa Isack Hadjar, que logra su primer podio gracias al abandono de Lando Norris

31 ago 2025 . Actualizado a las 20:57 h.

El regreso de la Fórmula 1 tras el parón veraniego ofreció un Gran Premio de los Países Bajos lleno de giros dramáticos. En el circuito de Zandvoort, Oscar Piastri convirtió la pole lograda el sábado en una victoria de enorme peso en la lucha por el campeonato, beneficiado por la inesperada retirada de Lando Norris a falta de pocas vueltas para el final. El australiano resistió las amenazas de Verstappen, que jugaba en casa, y con un séptimo triunfo en el 2025, amplió su ventaja en el Mundial justo cuando la temporada entra en su fase decisiva.

Para los españoles fue un mal domingo, aunque Alonso puntuara. El octavo puesto del asturiano sabe a poco, después de que los coches de seguridad salieran en el peor momento para él. Todavía más olvidable fue la carrera para Carlos Sainz, que aspiraba a más y acabó sancionado, en el puesto 13.

Con el cielo encapotado y una amenaza de lluvia al 60%, la mayoría de los equipos optó por montar neumáticos medios, aunque Verstappen, Tsunoda, Colapinto y Hülkenberg se arriesgaron con blandos. Piastri defendió la pole en una salida limpia, mientras Norris sufría el acoso inmediato de Verstappen. El campeón neerlandés llegó a poner contra las cuerdas al británico, pero un susto en la curva tres le obligó a levantar, manteniéndose tercero.

Pronto la carrera se transformó en un pulso a tres bandas. Piastri abrió hueco en las primeras vueltas mientras su ingeniero le avisaba de «clase uno de lluvia» en el horizonte. Norris, sin embargo, no tardó en adelantar a Verstappen en un exterior brillante en la curva uno, lanzándose a la caza de su compañero. El ritmo del McLaren número 4 parecía demoledor: vuelta rápida tras vuelta rápida, recortando la diferencia que Piastri había construido con calma. En paralelo, las primeras paradas estratégicas dejaron movimientos extraños, como el de Stroll calzando duros pese al riesgo de lluvia.

El primer gran giro de guion llegó en la vuelta 23, cuando Leclerc perdió el control en la peraltada de la curva tres tras recibir un toque de un excesivamente agresivo Antonelli y estampó el Ferrari contra las protecciones. El accidente provocó un coche de seguridad que agrupó de nuevo al pelotón y desencadenó la primera tanda masiva de paradas. McLaren reaccionó con un impecable doble pit stop: Piastri salió indemne, mientras Norris perdió unas décimas por un pequeño contratiempo en el gato delantero. Verstappen apostó por medios y se colocó a la estela de los coches papaya, con Hadjar sorprendiendo en cuarta posición.

El reinicio no estuvo exento de caos: contacto entre Lawson y Sainz, ambos condenados al fondo de la parrilla, y Russell denunciando los movimientos defensivos de Hadjar en plena lucha por la cuarta plaza. Dirección de carrera tuvo trabajo extra, con sanciones para Sainz, Antonelli y la amenaza de investigaciones posteriores para Russell y Hamilton, este último retirado tras un fuerte accidente. El Gran Premio se iba convirtiendo en una carrera de eliminación.

En cabeza, Piastri mantenía un margen mínimo sobre Norris, nunca superior a dos segundos. Verstappen, en tercera posición, jugaba a la resistencia con un juego de neumáticos medios que aguantó más de lo esperado. Todo parecía encaminado a un desenlace color McLaren en paralelo hasta que, a falta de siete giros, el drama golpeó de lleno a Norris. Un humo repentino emergió de la zaga de su coche, obligándole a detenerse en una escapatoria. La imagen del británico sentado en la hierba, casco en mano, reflejaba la dureza del golpe: de luchar por la victoria a un cero devastador para sus aspiraciones.

El tercer coche de seguridad preparó una última oportunidad para Verstappen, que con blandos nuevos soñó con arrebatarle el triunfo a Piastri. Pero el australiano se mostró imperturbable. Con una salida milimétrica en la vuelta 70, gestionó los ataques iniciales del ídolo local y cruzó la meta con 1,2 segundos de ventaja. Un triunfo incontestable que le coloca con 34 puntos de ventaja sobre Norris en el Mundial. Hadjar completó el podio con una actuación memorable para Racing Bulls, mientras Russell (4º) y Albon (5º) cerraron los mejores cinco pilotos.

Detrás, Bearman firmó su mejor resultado en Fórmula 1 con un sexto puesto que premió su remontada desde el pit lane. Stroll, Alonso, Tsunoda y Ocon completaron la zona de puntos.

Alonso, atrapado en la mediocridad

Fernando Alonso volvió a vivir un Gran Premio frustrante en Zandvoort. El asturiano, atrapado en un Aston Martin que no le permite más que arañar puntos, pasó buena parte de la carrera sumido en el tráfico y reclamando un undercut que nunca se materializó. Solo en el último tercio pudo superar a Bortoleto y consolidar un octavo puesto que, aunque digno, resulta insuficiente.

El asturiano echaba fuego en radio, incómodo en un interminable tren de coches liderado por Bearman. La estrategia del equipo le hizo perder un tiempo crucial y no hubo opción de ir más allá. Los coches de seguridad salieron en el peor momento posible para él, y Aston Martin no supo gestionarlo.

El domingo de Carlos Sainz no fue bueno. Un toque con Lawson le obligó a pasar por boxes para reparar daños, cayendo al fondo del pelotón. Para colmo, los comisarios le impusieron una sanción de diez segundos que enterró cualquier opción de puntuar. El madrileño, cada vez más incómodo con Williams, acabó decimotercero, lejos de la zona noble y con la amarga sensación de haber desperdiciado un fin de semana que prometía mucho más.

Su frustración quedó patente en la radio: «¿Yo? ¿Una penalización? Estáis de broma». Un reflejo del desgaste que atraviesa, consciente de que en Williams cada error cuesta caro. Mientras Alonso logró salvar algunos puntos, Sainz vivió un auténtico calvario. Ambos afrontan la recta final de temporada cuesta arriba: Alonso resistiendo en tierra de nadie, Sainz intentando que la desilusión no devore su año.