José Miguel Pérez-Sierra, director de orquesta: «Zedda siempre quiso hacer esta obra en Galicia, esto es mi homenaje»
CULTURA
Dirige «Pelléas et Mélisande» de Debussy, que cierra la Temporada Lírica
04 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Desde el 2005, José Miguel Pérez-Sierra es una batuta solicitada internacionalmente. Director titular del Teatro de la Zarzuela, director artístico del Royal Opera Festival de Cracovia y principal director invitado de la Temporada Lírica de Amigos de la Ópera de A Coruña, aborda mañana (Teatro Colón, 19.00 horas) su primer Pelléas et Mélisande. La icónica partitura de Debussy, estrenada en París en 1902, sonará por primera vez en la ciudad herculina.
—En el 2005 debutó como director con la Sinfónica de Galicia.
—Mi primer concierto profesional fue el 3 de septiembre del 2005 en la iglesia de San Francisco de Betanzos con la OSG (Orquesta Sinfónica de Galicia). Hicimos Haydn, Grieg y Chaikovski, y volví mucho. Son 20 años de carrera y de relación con la orquesta. Es extraordinaria.
—Dirige todos los géneros.
—Trato de sacudirme cualquier etiqueta. Tengo repertorio ecléctico, de barroco a contemporáneo. Cualquier cosa que me limite me molesta. Aunque mi carrera me lleva más a los fosos, y se me ha considerado especialista en muchas cosas, soy especialista en música. Cualquier proyecto lo preparo con el cariño de terminar siendo especialista en él. Dirigir ópera es más difícil que dirigir sinfónico. En sinfónico hay una cuestión arquitectónica; pero en ópera hay que coordinar a gente en foso y escena que entre sí no se ven y que apenas se escuchan. De equilibrarlo nos ocupamos los directores. En nuestro país, lo sinfónico es una especie de protectorado y se cree que un director especializado en lírico no puede hacer sinfónico. La OSG es de las pocas orquestas con las que he podido desarrollar de la mano mi faceta lírica y sinfónica.
—¿Por qué ha tardado «Pelléas et Mélisande» 123 años en presentarse aquí?
—Para mí, hacer Pelléas et Mélisande es un homenaje al maestro Alberto Zedda, enamorado de esta obra. Pasó semanas encerrado en un monasterio con el manuscrito de la ópera, haciendo anotaciones en su propia partitura. Siempre quiso hacerla en Galicia, pero no se materializó. Hacerla yo, después de que Zedda me hablase tanto de ella, es emocionante. En A Coruña se ha tendido a hacer solo gran repertorio y, desde que Aquiles Machado es director artístico, ha dado a la programación una impronta más intelectual con títulos que no se han hecho nunca, sin irse a cosas raras. A Coruña tiene un público acostumbrado a obras audaces en lo sinfónico, ¿por qué no darle esa audacia en lo lírico?
—¿Cómo valora el peso orquestal de «Pelléas et Mélisande»?
—La orquesta es fundamental de inicio a fin y la parte cantada es tremendamente teatral. Es de las primeras óperas de la historia en las que nadie canta al mismo tiempo: es un diálogo constante. Maurice Maeterlinck fue el libretista en una relación convulsa con Debussy. Hay grandes interludios orquestales que funcionan como hilo conductor, y son maravillosos.
—¿Qué supone abordarla?
—La preparé como asistente de Gabriele Ferro en el 2005 y ahora la debuto. Es interesante cómo la veía entonces y cómo la veo tras 20 años. Combina impresionismo y simbolismo y no se parece a ninguna otra. Se disfruta siguiendo el texto teatral y como música pura, por los colores de la música de Debussy. Es maravillosa, con ese amor ilícito entre Pelléas y Mélisande (mujer del hermano de Pelléas) que se cocina durante horas sin llegar a nada. Las frases tienen múltiples capas. Es la obra maestra del simbolismo en lo teatral y en lo operístico. Mélisande aparece sola en el bosque y hay una corona en el fondo del estanque. No sabemos si ha estado casada con un príncipe que la trató mal, y tiene miedo al descubrir que Golaud también es príncipe. El bebé que nace al final tiene algo de redención: Mélisande muere en un parto prematuro, de pena por la presión psicológica de Golaud sobre ella. Debussy, sabiendo que el público de 1902 se pondrá a favor de Golaud, cita Tosca de Puccini [estrenada en 1900] en un paralelismo entre Golaud y Scarpia, dejando claro que Golaud es el villano: musicalmente es genial.
—También trabaja por internacionalizar la zarzuela.
—Desde que soy director musical del Teatro de la Zarzuela me lo propuse. Tenemos cantantes españoles maravillosos; pero ya no se lleva zarzuela a países de habla no hispana. Dirijo el Royal Opera Festival de Cracovia y empecé a hacer zarzuela con cuentagotas. Ahora hacemos títulos completos con un éxito espectacular.