La artista Ana Penyas pone el ojo sobre Vite, un barrio no turístico de Santiago

CULTURA

La dibujante valenciana, Premio Nacional de Cómic, hará una obra sobre la memoria colectiva del lugar
12 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Durante la última semana, Ana Penyas (Valencia, 1987) ha estado paseando por Compostela, hablando con sus vecinos y documentándose para un nuevo trabajo, como parte de una residencia artística impulsada por la Cidade da Cultura y el Incipit (Instituto de Ciencias del Patrimonio, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas). La dibujante, Premio Nacional de Cómic, no retratará los grandes monumentos de la ciudad ni hablará del Camino, sino que ha puesto el foco sobre un barrio humilde y nada turístico. Se trata de Vite, que nació en los años 60 como un polígono de viviendas sociales, estuvo especialmente sacudido por la droga a finales del siglo pasado y está resurgiendo gracias a la lucha vecinal y al asociacionismo.
«Yo no suelo trabajar en un formato de residencia artística, por lo que ha sido muy interesante esta incursión, sin la presión de unas fechas para publicar o sacar un cartel. Era un: ¡a ver qué sale de aquí!», explica la dibujante valenciana, quien ya cuenta con cómics anteriores que hablan sobre la evolución urbana en la zona del Mediterráneo y sobre la memoria colectiva, uno de los ejes temáticos de su obra junto con el feminismo y la transformación social.
Ella se encontró en Vite con un «choque generacional, un barrio de lucha vecinal y un conflicto de relatos». Su trabajo de campo arrancó paseando por sus calles, tomando fotografías de la arquitectura y «de las pocas personas y comercios abiertos que vi». El escaso tránsito humano fue una de las primeras cosas que llamó la atención a una artista que no busca contar una historia que ya ha sido contada, pero sí compartir su propia mirada y las pinceladas de realidad que ha ido encontrado en su camino. Tuvo la oportunidad, además, de entrevistarse con cuatro mujeres mayores y un hombre que estuvo muy presente en la lucha contra la lacra de la heroína.
Dentro de sus primeros esbozos hay escaleras que conducen a ninguna parte, una imagen que para su sorpresa se fue encontrando en distintas calles y forma parte del «urbanismo catastrófico» más pintoresco de Vite, como la vida en los arcenes, por los que transitan las mujeres cuando van y vuelven de hacer la compra y donde se forman corrillos de vecinos conversando. También mostró Penyas —quien deja Galicia y se pondrá a dar forma a todo este material, «posiblemente como un fanzine»— un boceto en el que aparecen 40 ventanas de distintos estilos, que representan a las «40 personas de este barrio con problemas de movilidad que no pueden salir de sus casas por la falta de ascensores, condenadas a un confinamiento y conectadas con el mundo a través de esas ventanas».
Un relato a dos voces
Aunque está lejos de saber cómo será la obra final que resulte de su residencia artística inspirada en Vite, Penyas parte de la idea de «jugar con dos voces, porque no hay un relato común en el barrio: hay una historia relacionada con el progreso, hay gente que quiere olvidar, otra que no lo quiere hacer o no puede y una pugna que habla del pasado y del presente». De este modo, dice, le gustaría plasmar esa dualidad entre las mujeres que llegaron con 30 o 40 años a un nuevo barrio y venían de unas condiciones mucho más precarias, hasta el punto de sorprenderse al ver correr el agua cuando abrían un grifo, frente a un niño que se cría en un barrio marginal, se siente abandonado y considera que para sus vecinos «fue todo un robo».
Penyas, que fue la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Cómic allá por el 2018 (la última, la gallega Bea Lema), espera que a lo largo de este año salga a la luz el fanzine u obra final de su trabajo en Vite, en donde se ha encontrado «más verde de lo que esperaba para ser un barrio obrero» y una comunidad «de carácter afable y abierto», dispuesta a compartir su historia con una ilustradora a la que la mayoría ni conocían.