Así se vive en una casa con menos de dos metros de ancho en A Coruña: «Todo está al límite»

L. G. V.

VIVIR A CORUÑA

Eduardo Pérez

Es el edificio más estrecho de la ciudad. La Casa do Remo de la Ciudad Vieja lleva más de un siglo en pie y en la actualidad busca una rehabilitación para sacarle todo el potencial a esta joya en miniatura

03 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En el estudio de arquitectura que realizó un proyecto para rehabilitar la Casa do Remo de A Coruña comparan esta vivienda con un pisito en el Portugal dos Pequenitos de Coímbra. Aquí, las chiquitísimas dimensiones de las construcciones hacen las delicias de niños y mayores, quienes luego vuelven a sus casas normativas para meter esta experiencia en el cajón de los recuerdos. Los propietarios de esta vivienda de la Ciudad Vieja coruñesa, sin embargo, entienden como nadie lo que es pasar las horas en un lugar que parece pensado para otra especie, y que puede ser a la vez un placer y una tortura.

Escondido en la calle Tinajas, a un paso de la plaza de Santo Domingo se encuentra este «lugar de interés histórico» que pasa inadvertido para infinidad de coruñeses y que ejemplifica la importancia que siempre tuvo el mar en una urbe portuaria como esta. Las conocidas como casas do remo, que en Galicia pueden encontrarse en Rianxo, Viveiro o Vigo son edificaciones estrechísimas cuya particularidad radica en que el ancho de la fachada se corresponde con la dimensión de un remo de trainera, y solían ser el domicilio de los marineros.

Imagen cedida por AEstudio
Imagen cedida por AEstudio

El edificio coruñés, el más estrecho de A Coruña, data de 1920, y el ancho de la planta baja no llega a medir dos metros. «La planta baja tiene 1,70 metros de ancho; y la primera mide 1,90 metros. La segunda y la tercera sí llegan a los dos metros», indican desde AEstudio, la compañía que realizó un proyecto para rehabilitar esta vivienda. Pese a que a algunos pueda provocarles cierta claustrofobia vivir en un espacio de estas características, desde este estudio aseguran que «es perfectamente habitable».


«Aceptamos plantear un proyecto para la Casa do Remo porque nos parecía un reto y una chulada sacarle tanto partido a una vivienda cuyas plantas tampoco tienen más de 16 metros cuadrados, y además conseguir licencias para este tipo de construcciones también es complicado». Tal como contemplaron la reforma, «era fundamental darle una vuelta a las escaleras y hacerlas más prácticas, porque tal como están ahora casi hay que subir en algunos tramos». Para ello, optaron por idear unas escaleras de caracol pero con planta cuadrada.

La vivienda cuenta en la planta baja con un recibidor, y la primera planta la ocupa un comedor cocina. El único dormitorio está en la segunda, el cual incluso contempla un vestidor; y aquí está también el baño de la casa. Es la última planta el territorio del salón, que además cuenta con una pequeña terraza. «Aunque parezca mentira, nuestra intención fue hacer cada planta aún más diáfana y abrir un lucernario para garantizar la mayor cantidad de luz posible».