La Masía, en A Coruña: caracoles para chuparse los dedos y platos caseros elaborados con mimo

Antes de ponerse al frente de La Masía hace tres meses, Miguel Ángel Mejuto fue cliente y disfrutó durante más de dos décadas de los platos caseros, sencillos y gustosos que salen de la cocina de Begoña Macía y que han situado a este local de Vioño entre los mejor valorados de la ciudad. «Siempre bromeaba con Lexo (el anterior propietario) de que me lo tenía que dejar cuando se retirase. Y de un día para otro me dijo “ahí te queda”. Apostamos por la continuidad, con Begoña en la cocina, que es el alma de esto, el mismo equipo, los proveedores de siempre… Mantener la esencia y hacer unos pocos cambios estéticos», resume el actual gerente.  

De su cocina salen platos tradicionales, elaborados con productos de calidad y mucho mimo. Las croquetas (pueden ser de centolla, pulpo, setas y grelos, bacalao, boletus, espinacas y queso o chipirones y jamón) son de esas por las que merece la pena volver y compiten en éxito con las zamburiñas al albariño, a las que el aliño que las acompaña le aporta un toque especial o el pulpo, todo un clásico de este establecimiento. Pero es en el apartado de sugerencias donde uno puede hacer disfrutar al paladar con pequeñas joyas. Platos de cuchara como las lentejas, los callos o la fabada, pescados del día a la plancha o el entrecot de ternera del Courel suelen colarse siempre en las comandas. Pasa lo mismo con la carne guisada —sabe a cocina de abuela— o el magret de pato mostaza y miel, que se sirve acompañado de patata panadera con pimientos y espárragos, y al al que el toque semiagrio de la salsa le va perfecto. «Algunas de estas sugerencias tienen tanta demanda y triunfan de tal manera que las vamos a pasar ya como platos fijos a la carta nueva», señala el hostelero. 

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Los platos por encargo son otros de sus puntos fuertes. «En Navidad igual desfilan 200 familias a por paletillas de cordero o cabrito. Se prepara de forma clásica, con agua y sal. Pero le tiene el punto cogido al horno y le sale espectacular. Ya estamos recibiendo encargos. Yo antes era uno de ellos», comenta entre risas. El arroz con bogavante o los caracoles —van con una salsa de tomate con chorizo y jamón que invita a chupar los dedos— son de prueba obligada.

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Quien quiera un cierre dulce, acertará con las milhojas, la tarta de manzana con helado de vainilla mexicana o la crema catalana. Un broche perfecto.  

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