Manuel Souto, investigador: «La ciencia debe ofrecer herramientas para que los legisladores tomen decisiones basadas en datos, no en intereses partidistas»
AROUSA

El joven químico arousano trabaja en el desarrollo de baterías sostenibles y acaba de ingresar en la Academia Joven de España para entrelazar política y sociedad
06 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Llega desde Madrid cierto rumor de que Almeida está encantado con los nuevos toldos de la plaza de la Puerta de Sol. Que los madrileños están entusiasmados de tener un pequeño refugio en el que huir del calor abrasador de la capital. Después de cargarse la plaza de Santa Ana o la de Jacinto Benavente, parece un hecho casi histórico para el alcalde popular poder dotar a sus ciudadanos de un remanso de aire masticado y sudoración excesiva. Este suceso, tal vez, no hubiera ocurrido si alguien como Manuel Souto Salom (Valencia, 1988) le hubiera echado una mano al señor Almeida.
Manuel es investigador distinguido e investigador principal en el Centro Singular de Investigación en Química Biológica y Materiales Moleculares (CIQUS). Desde el 2023 forma parte de un proyecto que se encarga del desarrollo de baterías sostenibles para así sustituir materiales críticos como el cobalto por compuestos orgánicos más abundantes y respetuosos con el medio ambiente. Pero su papel no se limita al laboratorio. Su reciente incorporación a la Academia Joven de España marca el inicio de una nueva etapa donde la ciencia se entrelaza con la política y la sociedad.
Esta institución agrupa durante cinco años a investigadores de diferentes disciplinas con un objetivo principal: acercar la ciencia a la ciudadanía. Otro de los ejes clave de esta labor es el asesoramiento científico a las instituciones. El investigador participará en la elaboración de informes divulgativos dirigidos a los responsables políticos, sintetizando de forma clara la evidencia científica sobre temas como el cambio climático o la contaminación por plásticos.
«El propósito no es dictar caminos concretos —aclara— sino ofrecer herramientas para que los legisladores puedan tomar decisiones informadas, basadas en datos y no solo en intuiciones o intereses partidistas». Como él mismo explica, el papel de la ciencia en la política se parece al del VAR en el fútbol: «No sustituye al árbitro, pero proporciona una visión más completa y precisa que puede marcar la diferencia».
De la pantalla a la vida
Durante su etapa en el instituto, Manuel comenzó a desarrollar un profundo interés por la ciencia. Recuerda que fue alrededor de ese período cuando empezó a sentirse especialmente atraído por materias como la Física y la Química. Ambas disciplinas le despertaron gran curiosidad, no solo por su contenido teórico, sino también por la posibilidad de experimentar, ya fuera en el laboratorio escolar o incluso en casa, junto a libros de divulgación y series de televisión.
Aquellos primeros ensayos caseros fueron, para él, una puerta de entrada al mundo científico, pero su camino no estuvo siempre tan claro. Manuel también sentía una fuerte inclinación por la escritura y durante un tiempo llegó a plantearse seriamente la idea de convertirse en periodista de investigación. Aun así, finalmente decidió apostar por la ciencia, inclinándose por la Química como carrera universitaria.
En el 2006, inició sus estudios en la Universidad de Valencia, donde cursó una doble titulación en Química e Ingeniería Química. Tras tres años en la ciudad mediterránea, tuvo la oportunidad de continuar su formación en Francia, en Estrasburgo, completando así una etapa clave en su formación académica y profesional. «Las escuelas en Francia son más competitivas que en España», comenta. «En una semana podíamos llegar a tener hasta diez exámenes».
Gracias a su esfuerzo y dedicación, Manuel, vilagarciano de adopción, ha conseguido varias distinciones a lo largo de su carrera, entre ellos: primer accésit del Premio de Doctorado NanoMatMol (2017); Premio Extraordinario de Doctorado (2018) y Premio Europeo de Tesis Doctorales sobre Magnetismo Molecular (2020).
Política y ciencia
La reflexión y la ciencia son fuerzas complementarias que deberían convivir, especialmente en el ámbito político, donde las decisiones públicas afectan a millones de personas y al planeta. Sin embargo, en muchas ocasiones, asistimos a políticas que parecen ignorar esa base científica por completo. En Vigo, Abel Caballero presume cada año de un derroche de luces de Navidad que, aunque atractivas, pueden afectar negativamente a la orientación de las aves migratorias y al descanso de la fauna urbana. Qué decir de Donald Trump, quien ha llegado a afirmar que el cambio climático es un invento.
Frente a esta realidad, el papel de divulgadores y científicos como Manuel se vuelve imprescindible. Acercar la ciencia a los jóvenes, mostrar que es una herramienta de pensamiento crítico, y que forma parte de nuestra vida cotidiana puede ser la clave para formar una ciudadanía más informada y consciente. De momento, a Souto le esperan cinco años por delante en la Academia Joven de España para cumplir su doble misión: llevar el laboratorio al Parlamento.