Oveya Nejra: «Tanto los jóvenes como los adultos estamos teniendo un problema muy grave con la vivienda»

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MARCOS MÍGUEZ

Empezó en las redes cuando estaba en el paro y, en un año, este gallego de Moaña suma dos millones y medio de seguidores, y es el azote de las inmobiliarias mientras trabaja con adolescentes

15 nov 2025 . Actualizado a las 14:16 h.

A Ángel Currás lo siguen y aprecian en las redes sociales y por la calle. Cuando quedamos con él en A Coruña sus seguidores lo reconocen y no pueden evitar pedirle un selfi y saludarlo. Es una celebridad. En menos de un año ha sumado un millón de seguidores en Instagram (@oveyanejra_ tiene ahora 1,1) y otro millón en TikTok (aquí va por 1,3). En ambas es Oveya Nejra, el azote de los anuncios inmobiliarios abusivos —hoy en día, cuál no lo es— y también la persona reflexiva que, como psicólogo que trabaja con adolescentes, hace reflexionar a jóvenes y adultos.

 Aunque lleva en A Coruña tiempo, se mudó a la ciudad para acabar el grado, su lado reivindicativo le viene de O Morrazo. El creador de contenido, cuya popularidad llega a Latinoamérica, nació un 28 de diciembre de 1996 en Moaña. Simpático y con gancho, hasta las inmobiliarias lo han fichado para participar en congresos del sector.

Y todo comenzó hace apenas dos años, cuando estaba en el paro. «Se me dio por hablar en redes. Reflexiones personales o críticas a ciertos temas que no me gustaban», recuerda. El nombre escogido es una declaración de intenciones de alguien que nunca se dejó meter en el marco.

—Tu primer vídeo viral fue tras un incidente en un autobús urbano de A Coruña. ¿Qué pasó en el 11 aquel día?

—Tuve una discusión con unas chicas que no dejaban sentarse a personas mayores en los asientos reservados para ellos. Hice frenar al conductor, que salió y las sacó de los asientos. Para ellas, como se habían sentado antes, la prioridad era suya. Yo me puse en la piel de esas personas de 80 años, como mi abuelo, y dije: «¿Cómo puede ser posible que los estéis viendo, que apenas se pueden agarrar con los saltos del bus, y no dejéis que se sienten? Fue mi primer vídeo viral, en España y Latinoamérica. Tenía nada, 5.000 seguidores en TikTok.

—¿No entiendes a tu generación, la Z?

—Eso de las generaciones..., creo que me siento más millennial. Tenía 6, 7 años cuando empezó a haber ordenadores con Messenger y esas cosas. Ahí hubo como un trance. La generación Z se queja más de banalidades. Personas que han nacido con todo y que no son conscientes de lo que tienen. La veo como una generación muchísimo más egoísta e individualista. Hay una pequeña gran involución a nivel social en todos los aspectos. La mítica frase de respetar a los mayores se ha perdido.

—Estás en contacto a diario con adolescentes en tu trabajo, porque hay un Ángel más allá de las redes. ¿Cómo los ves?

—Soy psicólogo y trabajo en prevención de acoso escolar. Junto con otros compañeros, doy charlas en una fundación, Adafad, que trabaja con la Fundación María José Jove. Vienen colegios de toda Galicia durante las mañanas del curso escolar y trabajamos con ellos en prevención. Cuando era joven sufrí muchísimo acoso escolar, por el tema de ser homosexual. Todo empezó porque no me gustaba el fútbol, y ya me encasillaron. Todavía sin saber yo si me gustaban los chicos o las chicas, pero ya me hostigaban con este tema, me marginaban, me excluían, no querían estar conmigo. Y me pegaban, por supuesto.

—¿Ha cambiado el acoso escolar desde que lo sufriste hasta hoy?

—Las conductas siguen siendo las mismas y peores, ahora por culpa también del ciberbullying y demás. Los niños lo están pasando bastante mal. En Galicia, los últimos datos son del 2022. El 23 % de los alumnos gallegos tenían un protocolo de acoso abierto según la Fundación ANAR, que recoge estos casos. Uno de cada cuatro, desde primaria hasta FP, sufren acoso. Las estadísticas siguen subiendo. Yo lo veo peor, fatal, y no entiendo cómo, con todo lo que se avanza en la vida, puede haber cada vez niños más maleducados y que traten de hacer la vida imposible a compañeros. A la vista está, los suicidios y el acoso escolar siguen siendo noticia en España.

MARCOS MÍGUEZ

—¿Las redes sociales son un riesgo?

—Realmente, son para mayores de 16 años, pero cada vez hay más cuentas falsas de niños. La gente se siente mucho más valiente detrás de una pantalla, y la inteligencia artificial, con los montajes de imágenes, hace mucho daño. Hay un vacío legal y también creo que hay un retroceso, niños más machistas y homófobos. Cada vez vemos más fútbol femenino al mismo tiempo que en los colegios siguen teniendo que tomar medidas porque los niños excluyen a las niñas del fútbol. Hay muchísima desinformación, se leen lo primero que se les pasa por el móvil y acaban teniendo ciertas conductas. Mi pareja trabaja en una librería en A Coruña. Cada vez van más niños, incluso menores, pidiendo libros de exaltaciones y apologías franquistas. Historias que cuando tenías 14 o 15 años no leías.

—Esto me recuerda mucho a la serie «Adolescencia». ¿Puede ser muy real?

—La mayor parte de los padres creen que sus hijos son un diamante en bruto. Y es cierto que hay niños emocionalmente más afectivos a los que se les nota más el dolor cuando son acosados. Pero pienso que, sobre todo, el problema está en los padres, en esa justificación pura y dura de mi hijo es bueno, mi hijo no hace nada, pero tampoco sé ni en qué ambiente se mueve ni qué tipo de comentarios hace.

—Y el tema de la vivienda, ¿hay que verlo con humor, para no desesperar?

—Tanto los jóvenes como los adultos estamos teniendo un problema muy grave con la vivienda. Creo que satirizarlo de esa manera en redes, mediante reacciones y demás, fue algo muy importante que obviamente marcó un antes y un después en mi perfil.

—Has hecho que muchas inmobiliarias y propietarios se sonrojen.

—Quien se sonroja es quien lleva el muerto en la espalda. Sé que en algunos casos los dueños llamaron a la inmobiliaria para que quitase el anuncio. Obviamente, estaban vendiendo algo por un precio abrumador y les daba vergüenza ver cómo yo me reía de los precios que ponían. ¿Cómo puedo estar vendiendo un zulo en Madrid por 600.000 euros en un bajo de 1,30 metros de altura, en el que la gente tiene que ir agachada? O un alquiler en A Coruña por 650 euros de un piso de 35 metros cuadrados, y encima sin mascotas y solo para una persona con ciertos ingresos y estabilidad laboral. O un ático en Riazor, también por 600.000 euros, más de medio millón, que te dicen que es obra nueva y lleva más de diez años sin venderse. Es una brutalidad. Es pura especulación.

—¿Y es cierto que te pasaste al lado oscuro y trabajaste en una inmobiliaria?

—¡No, no! Fue solo una campaña de márketing. Un conocido que tiene una inmobiliaria confió en mí para trabajar con él vendiendo algunos pisos, pero a nivel vídeos, no como agente, sino con ese papel en redes sociales. En las inmobiliarias, en cuanto a las reacciones a mis vídeos, por lo general me he encontrado con gente muy maja, incluso cuando los parodiaba. No estoy especializado ni mucho menos, pero la campaña con una agencia en A Coruña tuvo tirón. Precisamente, ahora, en diciembre, me han llamado de Salamanca para cerrar un congreso inmobiliario, ¡doy una ponencia con mi perspectiva!

—En tu caso personal, ¿cómo te afecta?

—En A Coruña, o te vas a un pueblo lejos o es imposible. Es una ciudad que me ha dado muchas cosas, pero no es mi sitio. Soy cien por cien de As Rías Baixas.

—Y mientras, sigues creciendo en las redes, y tienes hasta representante.

—Somos un pequeño grupo, no somos una agencia al uso, Santi (Champi Muros en redes) Marc, Rodri y yo. Estamos dispuestos a colaborar con los proyectos que nos puedan parecer interesantes, de dentro y fuera de Galicia. Ahora, de hecho, estamos en ruta, en el coche.