Marilou, la chica que venció a sus acosadores el día de su graduación

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Marilou Vioix, a la derecha, con Carmen Cabestany de la asociación NACE.
Marilou Vioix, a la derecha, con Carmen Cabestany de la asociación NACE.

Tiró la estola al graduarse. «Si yo hubiera abandonado, ellos hubiesen ganado. Y si me hubiera ido, no me sentiría fuerte. Ahora puedo recordarme todos los días que sí lo he sido», comenta esta joven que se hizo viral

28 jul 2025 . Actualizado a las 09:21 h.

El día de su graduación en la Universidad de Vic, en Barcelona, Marilou Vioix decidió ganarle la batalla a sus acosadores y denunciar con un simple gesto su desacuerdo con la institución que le otorgaba el título en el grado de Fisioterapia. Cuando le impusieron la estola de la universidad, y ante cerca de 800 personas, ella se la quitó y la tiró al suelo. Este gesto se hizo viral y puso de relieve una situación que, por desgracia, muchos jóvenes tienen que soportar durante su adolescencia y juventud. El bullying es una realidad, pero Marilou consiguió ese día ganarle la batalla a quienes le habían hecho tanto daño. Fue valiente y sin decir nada lo dijo todo. Ahora se siente con la fuerza suficiente para contar cómo vivió estos años y por qué lo hizo público ese día al repartir octavillas a los asistentes contando su historia.

«Mis agresores y acosadores son franceses, pero en España también hay acoso. No es una cuestión de nacionalidades, sino de malas personas. Yo ahora me siento muy bien, porque además de que ya se ha acabado todo, he recibido un montón de mensajes de apoyo, y de testimonios también. Pero también me siento bien por el hecho de que la gente y otras entidades me reconozcan como víctima», comenta. «Cuando eres víctima de agresiones, de acoso diario, y sufres la exclusión de las personas que estudian contigo no sabes qué hacer. Y está fatal que tu instituto o tu universidad miren para otro lado. Porque yo no estaba con mis padres, no estaba en mi país y tampoco tenía amigos en Vic. Yo no sabía qué hacer. No me podía cambiar de universidad. Mis padres me pagaban los estudios y estaban haciendo un sacrificio. Y tampoco quería cambiar, porque yo no había hecho nada», asegura.

«Si yo hubiera abandonado, ellos [sus acosadores] hubiesen ganado. Además, si me hubiese ido, me habrían revictimizado. Me hubiese sentido víctima otra vez más. No me sentiría fuerte. Ahora puedo recordarme todos los días que sí lo he sido y que he tenido mucha resilencia», explica.

Al poco de empezar

Marilou cuenta que el acoso comenzó a las pocas semanas de iniciar sus estudios: «Había tres chicos de mi residencia que me acosaban y uno me llegó a agredir físicamente. Pero cada día fueron más, hasta el punto de que al final, en la graduación, solo había seis compañeros de toda mi promoción que me hablaban. Seis personas que tenían la valentía de saludarme y mantener una relación cordial conmigo», aparte de los cuatro amigos con los que Marilou había logrado establecer un fuerte vínculo. «La pregunta que siempre me he hecho durante mis cuatro años de estudios ha sido por qué. Pero es verdad que después de la graduación, hubo una chica que estaba del lado de los acosadores y me reconoció que no sabía nada de las agresiones, que le parecían hechos muy graves y que me creía», dice. «Soltaron bulos, la gente se los creyó y se posicionaron. Hicieron una campaña contra mí. Han dicho muchas cosas falsas sobre mí. En redes pusieron: ‘El primero que se acueste con Marilou, gana’ o ‘Marilou es la puta más grande de Francia’. No paraban». Cuando fue a la comisaría a formalizar la denuncia por las agresiones físicas ante los Mossos d'Esquadra, «acompañada por la universidad», todo derivó en una mediación entre la joven y sus agresores. Sobre este hecho, ella y la asociación NACE denuncian que Marilou no sabía lo que estaba firmando, porque el documento estaba escrito en catalán. A partir de ese momento, esta joven indica que hubo un cambio de comportamiento de la universidad: «Me dijeron que no podían hacer nada porque había un acuerdo firmado con los agresores». Una opinión que no comparte la universidad, que considera que llegó a hacer más de lo que indicaban los protocolos: «Se hizo un conjunto de actuaciones de acompañamiento a la estudiante que van más allá de las que están previstas por la normativa, tanto en el ámbito del acompañamiento más personal o psicológico, como en el ámbito académico y de garantizar su distanciamiento físico con los presuntos agresores». Sobre este hecho, Marilou critica que en ese año, se les cambió a los acosadores de turno, pero al año siguiente volvieron a coincidir en el que estaba ella. También desde la institución quieren dejar claro que el acoso tuvo lugar «en el contexto externo de la universidad» y que «judicialmente el caso se archivó», tras lo que la joven critica que así fue al haber firmado un acuerdo de mediación, pese a «no enterarse de nada».

Medicación

En una carta escrita por ella misma y leída en el Liceo Francés de Barcelona, por parte de Carmen Cabestany, presidenta de NACE en un taller contra el bullying, Marilou relata el infierno por el que pasó: «Tras los hechos tuve recaídas, necesitaba medicamentos para levantarme, para poder aguantar durante el día y por la noche para poder dormir. Gané mucho peso durante el primer año y perdí 15 kilos el siguiente, tuve durante un momento tendencias suicidas, no quería vivir estos episodios todos los días».

Ahora eso ha quedado atrás y reconoce que desde su graduación se ha sentido muy arropada: «He recibido más de 500 mensajes de apoyo y también personas que están sufriendo bullying en este momento. Para mí la mejor victoria es que la gente sepa lo que me pasó, porque hubo un momento en que yo pensaba que estaba loca. Me insultaban delante de cien personas y no sabía por qué lo hacían».

Durante todo este proceso, Marilou tuvo dos grandes apoyos: su madre y Carmen Cabestany, de la asociación NACE. «Gracias a ellas, ahora he podido entender que yo no había hecho nada. Por ejemplo, el chico que me agredió, yo no había tenido ninguna discusión con él. Ni siquiera sabía quién era. Por eso fue muy difícil para mí aceptar que no se necesita una razón para acosar a alguien y que yo no había hecho nada. Tuve que aceptar que hubo personas que se pusieron en mi contra y que yo no podía hacer nada», explica.

También cuenta que se ha sentido muy arropada por Fate Club, «una empresa de jóvenes que hacen eventos con mensajes». «Han hecho uno sobre la enfermedad ELA para darle visibilidad, y ahora han hecho lo mismo con el bullying. Ellos vinieron a la graduación y lo grabaron. Gracias a ellos se hizo viral», explica.

Marilou reconoce que todavía es pronto para que ella pueda dar consejos a las personas que en este momento están siendo acosadas: «Aún no estoy curada al 100% y tampoco hay una solución única. Pero sí sé que la salida es hablar, contárselo a tus padres, ponerte en contacto con asociaciones. A mí, la Asociación NACE me ha salvado la vida, así de claro. Pero no hay una solución infalible para las voces que tienes en tu cabeza que te dicen que quizás tengan razón y que tú eres lo que ellos te están llamando. Eso es muy difícil de vencer. Pero hay que luchar y luchar por salir de ahí».

Muy a gusto en España

Marilou se encuentra en esa situación. En la de lograr ser feliz, superar lo vivido y ejercer su profesión. A pesar de todo lo que ha pasado, asegura que se encuentra muy a gusto en España. Hace seis años que conoce el país, desde que sus padres adquirieron una casa en Salou y la verdad es que se sienten muy bien aquí: «España es mi país de corazón. Me gusta mucho la mentalidad de la gente, el ritmo del día y todo. También la comida. Aquí hay una cultura de compartir, de vivir más en comunidad. Y la gente también es más abierta que en Francia. Me gusta muchísimo. Lo que me ha pasado no me ha influido nada en mi percepción del país». También reconoce que todavía no sabe muy bien dónde va a desarrollar su profesión como fisioterapeuta. Ella va paso a paso y no se cierra puertas: «Sé que tendría más trabajo en Francia, pero aún no sé qué haré. Por el momento, me voy a América Latina este año a trabajar allí y luego ya veré». ¡Mucha suerte!