Adrián y Fernando, tras diez años de relación: «Los dos teníamos muy en la cabeza casarnos»

REDACCIÓN / LA VOZ CÁDIZ / EFE

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FERNANDO VILLAR | EFE

El pasado 28 de junio, Día del Orgullo, se decidieron a darse el sí quiero. «Es una satisfacción saber que 20 años después la gente ya no tiene miedo», afirman

16 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Adrián y Fernando se casaron en Tarifa (Cádiz) el Día del Orgullo y cuando se cumplen veinte años de la aprobación del matrimonio igualitario. Un enlace que generó una enorme alegría entre su familia y amigos y que ellos viven con la naturalidad y normalidad de poder formalizar una relación «como todo el mundo».

 «El hecho de que hoy en día la gente joven ya crezca viendo que la gente del mismo sexo se puede casar y que es algo totalmente normal creo que abre muchas puertas y es importante. [...] Esa satisfacción de decir que la gente ya no tiene miedo, incluso generaciones mayores que durante muchos años han estado ocultas, da mucha alegría», explica Adrián.

Ambos eran unos niños aquel 30 de junio del 2005 en el que el Congreso de los Diputados aprobó definitivamente la ley del matrimonio igualitario, y recuerdan vagamente el hecho histórico, pero aseguran que la sociedad lo ha interiorizado y que ya se ve «como se merece» que dos personas del mismo sexo se casen.

«Hoy ni Fer ni yo hemos tenido problemas en decirle a todo el mundo que nos casábamos. Se ha normalizado y es lo que debe ser, una cosa bonita que celebrar y a la que todos tenemos derecho», precisa Adrián.

FERNANDO VILLAR

Cuenta Fernando que la pareja se conoció en Twitter en el 2014, y que su noviazgo se prolongó una década. Fue el día de su décimo aniversario cuando se comprometieron, después de que Adrián aprobara la oposición para la que estaba preparándose.

«Creo que teníamos los dos muy en la cabeza casarnos. El día en que me lo iba a pedir yo saqué el tema de que podríamos dar un paso más y él me esquivaba la conversación porque tenía en casa preparada una sorpresa para pedírmelo», rememora Fernando.

Adrián señala que no se casan por «firmar», sino por «celebrar»: «Es una forma de decir que llevamos diez años juntos y queremos compartirlo con la gente que queremos. Es una cosa bonita, es alegre. [...] Te apetece disfrutarlo, te apetece celebrarlo y decir: ‘Pues sí, nos queremos’».

La pareja destaca cómo las generaciones aún más jóvenes (ellos acaban de llegar a la treintena) no tienen reparo a la hora de mostrar sus afectos «con total naturalidad» y al mismo tiempo, cómo las más mayores «se atreven a dar el paso» tras estar años ocultas y escondidas.

Adrián cuenta el caso de un familiar de «bastante edad» que durante años vivió su homosexualidad escondido y presentó a su pareja como si fuera un amigo, sin embargo, hace dos o tres años se casó y lo compartió con toda la familia. «Es una alegría», resume.

Casarse justo el Día del Orgullo fue una casualidad que a esta pareja le ha parecido «un símbolo maravilloso». Por eso defienden la importancia del matrimonio igualitario porque, en palabras de Adrián, ha abierto la puerta a más derechos: «El hecho de que puedas formalizar que eres una familia, la adopción, todo este tipo de temas son derechos que vienen como consecuencia del matrimonio».

«Antes, por ejemplo, tu pareja se ponía enferma y tú no tenías derecho a días de permiso porque no estabais casados, no érais nadie ante un registro. Evidentemente este derecho nos ha permitido ganar muchísimos más dentro de esa normalización de la que hablábamos, que al final es la clave de esto, el poder vivir una vida normal como la de todo el mundo. Igualdad», concluye.