Enol: «Fui caminando de Madrid a Gijón en 15 días»

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DANIEL IGLESIAS

500 KILÓMETROS A PIE. El cantante Enol, que tuvo que dejar Asturias para mudarse a la capital por trabajo, recorrió andando el camino inverso. «Me ha servido para estar centrado en el presente»

01 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Quince días, una media de ocho horas de caminata diaria y un objetivo: volver a su hogar, Gijón, a pie desde Madrid, donde reside para dedicarse a la música desde el 2021. Es la historia del artista Enol (Mieres, 1998) y de su inseparable amigo Daniel Iglesias. Juntos han recorrido —entre rodeos y desvíos— 500 kilómetros entre la capital y su tierrina. Enol intenta tener siempre detalles con Asturias. En el 2023, creó Es mi Gijón, su particular homenaje al equipo de la ciudad, el Sporting. Las pasadas Navidades, en su casa de Asturias, las dedicó en parte a pensar su nuevo recuerdo. «Siempre intento hacer algo relacionado con Asturias, y más concretamente con Gijón. La idea vino de repente a mi cabeza. Vi que era factible y dije: ‘Vamos con todo'», recuerda Enol, ya tranquilo desde su casa tras jornadas con 35 kilómetros de media en sus pies. Antes de partir, a modo de entrenamiento, fueron andando de Gijón a Covadonga. Enol nació en Mieres, en el corazón de la cuenca minera asturiana, aunque desde bien pequeño ha vivido en la ciudad del río Piles. Sus abuelos eran mineros, por lo que su idea de volver a pie cobraba más sentido. Las llamadas marchas negras, con decenas de mineros caminando hasta Madrid, las hizo él ahora en sentido inverso.

Dani es uno de los pilares de Enol desde que empezó a hacer música. Videógrafo, disyóquey, road manager. «Hombre orquesta», en definitiva. Y también asturiano, claro. «Si hoy me estoy dedicando a la música es en parte gracias a él. Siempre responde a todo», asegura Enol. Estaban preparados, aunque la inabarcable ruta presentaba muchas incógnitas. Hablaron hasta con el presidente de Asturias, Adrián Barbón, para ver si existía algún trazado. Pero no había mucho más que los GPS de sus teléfonos móviles.

Enol y Dani registraron en las redes sociales todo su camino, marcado por la simpatía y ánimos de muchos con los que se cruzaron. «Todo esto ha llegado a muchísima gente y gran parte de ellos, te diría un 60 o 70 %, son asturianos que viven fuera como yo. También muchos padres que están en Asturias y sus hijos se han tenido que marchar», destaca el artista, que, tras un semestre de constantes idas y venidas, se resignó y asumió que necesitaba vivir en Madrid para avanzar en su carrera musical. «Esto me ha servido muchísimo para estar centrado en el presente. Eso en la música es complicadísimo». Eso sí, siguió con el calendario estipulado de publicaciones y salió a la luz su canción Un beso a la mitad. No hicieron todo el camino solos. Durante unos 15 kilómetros les acompañó Héctor. «Se nos acercó en la zona de Abades [Segovia] y vino con nosotros. Tenía dos años más que yo. Había sufrido cáncer de colon y está incapacitado para trabajar. Se había dedicado a hacer todo el deporte que podía. Fue muy especial, porque es el mismo cáncer que tuvo mi abuela. Los dos lo superaron y pasaron por la misma operación. «Fue muy, muy bonito. Es una persona bellísima», recuerda Enol, que no se olvidó ningún día de llamar a su abuela. «Es la única abuela que me queda y yo soy el único nieto que tiene. Estamos muy unidos», asegura.

Se despidieron de Héctor y siguieron su camino. Ya en la provincia de León, se cruzaron con un perro. Pensaban que iba a dejarles al rato, pero pasaba el tiempo; continuaban andando y el can seguía con ellos. «Tuvimos la suerte de que esa noche era la única que dormíamos en caravana, porque no había ningún alojamiento por ahí. La traía un amigo de Gijón», afirma Enol. Dieron media vuelta y, después de un buen rato yendo puerta por puerta, lograron dar con su dueño.

Siguieron su camino y llegaron a la Escalerona de Gijón. Unos pasos antes, por si había mucha gente, se dio un sentido abrazo con sus padres. Hicieron bien porque el paseo marítimo gijonés estaba lleno de personas esperándoles. «Estamos muy emocionados. Vamos a necesitar tiempo para reposar y asimilar lo que hemos hecho», añade Enol, orgulloso de haber revertido a pie el camino que hicieron muchos asturianos, entre ellos él y su querido amigo Dani.