Severino dejó la obra para ser limpiador en una empresa: «No cambio la limpieza por la construcción por nada del mundo»

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Le gusta todo: las condiciones la laborales, el turno de noche, el trabajo en sí... «Hay que valorar el trabajo que siempre han realizado las mujeres en este sector. Cuando no está limpio es cuando se da cuenta la gente de la importancia que tiene», dice
12 jun 2025 . Actualizado a las 18:50 h.Tan solo lleva cinco años trabajando en el sector de la limpieza, pero Severino Castro reconoce que está feliz. Y eso que era una salida laboral que no se había planteado. Nunca se le habría pasado por la mente formar parte del equipo de limpiadores de una empresa conservera. Pero, a veces, las oportunidades surgen cuando uno menos se lo espera. «Surgió. Conocía a alguien que me lo propuso y me animé. Yo siempre había trabajado en la construcción, en distintas empresas. Y, básicamente, cambié un sector por otro», dice. Uno de los motivos por lo que loS hizo era por las condiciones laborales que había tenido hasta entonces: «Eran bastante malas y tenía un amigo que trabajaba en la limpieza de una fábrica en el polígono de O Campiño (Pontevedra) y me aconsejó que echara el currículo. Y ahí estoy», tras más de cinco años. Además, reconoce que le gusta: «El trabajo me sorprendió para bien. Desde el principio. Sobre todo, consiste en limpiar las máquinas donde se procesan alimentos y donde se cierran las latas. Hay que limpiarlas, desengrasarlas, desinfectarlas y todo eso. Tienen que quedar impolutas», comenta este vecino de Poio (Pontevedra), que asegura que siempre fue un poco maniático de la limpieza, así que no es de extrañar que haya encontrado la horma para su zapato con este trabajo. «Vivo solo y en casa no me queda otra que hacer todas las tareas domésticas. Todo recae en mí. Pero me gusta que esté todo limpio», comenta. Y explica que nunca ha sentido ningún tipo de recelo por parte de los demás por realizar un trabajo que, históricamente, siempre lo han llevado a cabo mujeres: «La verdad es que para nada. No he visto nada así. Pero es verdad que hay que valorar el trabajo que siempre han realizado las mujeres en este sector. Porque no se valora. Parece que la gente solo lo valora cuando hacen huelga. Cuando escasea la limpieza es cuando se dan cuenta de la falta que hace. Pero para mí es un trabajo que siempre he valorado». Y lo argumenta. «En mi casa mi padre era marinero y siempre estaba embarcado. Y me crie con mi abuela, mis hermanas y mi madre. Siempre estuve rodeado de mujeres», dice, con lo cual además de tener que arrimar el hombro, fuE consciente de que es un trabajo en el que siempre tienes cosas que hacer: «Cuando no está limpio es cuando se da cuenta la gente de su importancia. No se valora nada, la verdad».
El turno de noche
Él siempre trabaja por la noche y reconoce que le encanta. Entra a las diez y sale, con el alba, a las seis. «Para mí es el mejor turno que he tenido hasta ahora. Yo siempre he estado muy activo por la noche, entonces me viene muy bien trabajar en ese horario. Además, en mi caso trabajo de lunes a viernes, aunque hay gente en mi sector que le toca algunos sábados porque hay fábricas que no paran ni el domingo. Pero yo solo voy de lunes a viernes», indica. Aunque reconoce que en período de vacaciones o durante el fin de semana tiene el sueño un poco cambiado. «Sobre todo se nota el fin de semana, que te cambia el ritmo y andas un poco descolocado. Porque claro, durante la semana, cuando todo el mundo duerme, tú estás activo. Pero yo, cuando llego de trabajar duermo bien», indica. Y defiende el convenio de limpieza en la industria: «Sí, está bien. Cómo lo aplican luego las empresas ya es otra cosa. Hay que pelear un poquito, como en todos lados. Pero la verdad es que está bien. Y en teoría el sueldo por convenio debería ser el mismo que el de la limpieza de portales y de oficinas. Lo que pasa que nosotros cobramos un poquito más por el tema de la nocturnidad».
Todos son hombres
Cuenta Severino que, en este momento, son todo hombres en su equipo. «Ahora mismo sí. Va por rachas. Hace poco estuvieron con nosotros también dos mujeres y también hay en el almacén. Porque nosotros estamos en la planta de producción. Y al lado, está el almacén con toda la mercancía. Ahí trabajan tres mujeres. Y las mujeres que trabajan en la fábrica ya están acostumbradas a ver chicos limpiando», comenta, mientras reconoce que es un trabajo en el que está encantado y donde le gustaría seguir: «Yo estoy bastante contento. Después de venir de la construcción con condiciones supermalas, aquí estoy encantado. No cambiaría la limpieza por la construcción por nada del mundo. Ni loco. La construcción me gusta mucho, pero está muy mal pagada, al menos, cuando yo trabajaba en ella», dice. ¿Y ahora?, él cree que la situación es parecida: «Dicen que sí, pero pienso que también te venden bastante la moto, en el sentido de que todo está perfecto y que pagan más porque hay escasez de personal... Y claro, quemaron tanto al personal que ahora no encuentran gente. Entonces, tienen que venderlo muy bonito todo, pero los que estuvimos ahí sabemos lo que hay. Cuando no hay gente es por algo».
Severino insiste en que disfruta mucho limpiando, por muchos motivos: «Tú sabes en todo momento lo que tienes que hacer, pero el trabajo es como muy independiente. Y luego hay días que tienes algo más de presión porque dependes de la producción que haya. Si hay mucho trabajo, tienes picos de trabajo y tienes que forzar un poquito más, pero se lleva bien». Y por poner un pero, diría que para él lo más duro es trabajar cuando hace frío en invierno. «Porque aunque tengas ropa de agua, siempre te mojas un poco. Pero nada, tampoco es para tanto. Al ser un trabajo en el que tienes que moverte mucho, apenas lo notas. Y, a veces, cuando trabajas con las mangueras de presión y te tira el hombro o del brazo. Pero sin más», dice. Está claro que Severino está feliz haciendo lo que hace.