¿De dónde vienen los copazos? La historia del «gin-tonic» y del cubalibre

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España, no el Reino Unido, es una absoluta referencia en el consumo de «gin-tonic», una bebida que se inventó como medicina. Y el Cuba Libre acabó siendo epónimo del combinado genérico: el cubata. Los caminos del bar son inescrutables.

30 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Son los reyes de la noche, los amos de la barra, los copazos, los combinados, los cubatas. Pero, a pesar de que en la oscuridad todos los gatos son pardos, mantienen su dignidad histórica. El gin-tonic y el cubalibre son mucho más que tragos largos en copas de balón. Son cócteles con un pasado brillante.

El «gin-tonic»

Servido en un vaso Collins (y no en una copa de balón, como se defiende en los últimos tiempos) y decorado con un gajo de lima, el gin-tonic se compone con 5 centilitros de London dry gin y 12 de agua tónica. Contiene 11,02 % de alcohol y 153 calorías, según la guía de Difford. No se debe revolver. Incluso hay quien sostiene que se debe servir sin hielo. El 19 de octubre es su día.

La ensalada

En solo cinco años, el bum del gin-tonic convirtió a España (en dura pugna con Filipinas y Estados Unidos) en la auténtica referencia, con su clímax en el 2012. Era el combinado más consumido fuera del hogar, cuando una década antes significaba apenas el 2 % de las ventas en barra. Fue el momento de las extensas cartas, con medio centenar de ginebras prémium y no menos de una decena de tónicas, también prémium. Se podía incluso escoger complementos de especias, frutas, hierbas, cítricos y flores e, incluso, el grosor de la burbuja del mixer. Pero eso, como concepto, no era un gin-tonic, cuyas notas de cata deben pasar por la simplicidad, pero también por la potencia del aroma a enebro, del sabor amargo de la tónica y del tacto de la burbuja bien entendida. Es obvio que la combinación de ingredientes con notas de cata tan diferentes como los que existen actualmente equilibra un gin-tonic pero se podría decir que el mundo se pasó de frenada.

El origen

Nació como remedio utilizado por los soldados británicos contra la malaria en la India bajo control colonial en el siglo XIX. La quinina era la base de ese tratamiento, por su capacidad para eliminar los parásitos responsables del paludismo. Acabó mezclándose con agua carbonatada y azúcar para paliar su desagradable sabor y eso dio origen al agua tónica, que ya había sido desarrollada un siglo antes por el alemán Jacob Schweppe, un alemán afincado en Ginebra (Suiza), donde fundó la empresa Schweppe's en 1783 y que encontró la manera de inyectar el gas carbónico al agua inventada por los farmacéuticos franceses Pierre-Joseph Pelletier y Joseph Bienaimé Caventou. En la época colonial, el Raj, Schweppe añadió extractos de cítricos y nació la Indian Tonic Water.

La ginebra también había nacido como remedio medicinal para los cálculos renales y los problemas de circulación en los Países Bajos en el siglo XVII. Estaban destinados a cruzar sus caminos. Porque ni el azúcar ni el cítrico eran suficientes para enmascarar el sabor amargo de la quinina. Y además, la ginebra era más segura que el agua potable. Por eso, Winston Churchill afirmaba: «El gin-tonic ha salvado más vidas y almas inglesas que todos los médicos del Imperio».

La quinina

El extracto de la corteza del árbol homónimo importado desde la América española se probó como medicina por primera vez en la condesa de Chinchón. Desde el 2006, la Organización Mundial de la Salud (OMS) descarta la quinina como tratamiento principal para la malaria y casi todas las bebidas que contenían este ingrediente lo han ido dejando de lago. Es el caso del famoso vermú blanco francés Quina Lillet (que pedía James Bond para su Martini) o la propia tónica (cuyo amargor ya proviene de otros ingredientes). Uno de los últimos reductos es el tradicional vino quinado de las bodegas malagueñas.

El cuba libre

Servido en vaso alto (tumbler, highball), con un gajo de lima como decoración. Hay que majar los gajos de lima en el fondo del vaso antes de añadir los ingredientes (6 centilitros de ron tostado, un golpe de bitters de Angostura y 12 centilitros de refresco de cola). Se revuelve brevemente. Tiene un 10,54 % de alcohol y 185 calorías.

El origen

Nace en el The American Bar de La Habana Vieja en el año 1901, cuando los soldados estadounidenses al mando del capitán Russell (posteriormente, los Rough Riders dirigidos por Theodore Roosevelt), que colaboraban con el ejército cubano contra los españoles, mezclaban ron Bacardí blanco (ahora se suele usar añejo) con refresco de cola. Lo bautizaron con el grito de guerra de las tropas cubanas contra el colonialismo español. Es el segundo combinado más bebido del mundo. En México se llama cuba, en Paraguay jugo loco y en Chile, roncola.

La receta

El paso de los años y la evolución de la coctelería ha ido matizando la mezcla, con el objetivo de evitar que los cítricos y el azúcar tomen demasiado protagonismo. Hay quien añade sal y agua mineral. Cabe recordar que también el refresco de cola nació como un remedio medicinal contra los dolores de cabeza, náuseas y nervios, a base de hojas de coca y semillas de cola. Fue obra del estadounidense John Pemberton en la farmacia Jacobs (Atlanta, Georgia), en 1885. Frank Robinson le dio su nombre actual dos años después, tras añadirle agua carbonatada. Sus variantes difieren de ser un cubalibre, ya que alternan destilados y refrescos alejados de esta base original.

La resurrección política

El cubalibre nunca dejó a un lado su marcado cariz político. En los años noventa, la disidencia contra Fidel Castro lo pedía con dos gestos: imitando mesarse una larga barba, y cruzando el dedo sobre el cuello a modo de ejecución. A España había llegado en los años cuarenta, fruto de la pugna comercial entre las dos marcas de refresco de cola más conocidas, y el trasiego de migrantes con Cuba.