Marcos Ucha, camarero: «Un buen mes nos llevamos 400 euros por cabeza en propinas»

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ANGEL MANSO

«Sé que nuestro caso es excepcional, nuestra clientela es muy generosa. Pero para mí es más importante la propina verbal y que nos agradezcan el trato»

26 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Marcos Ucha lleva 23 años trabajando en la hostelería coruñesa en el centro de la ciudad: se pasó ocho años en la calle Alfredo Vicenti y lleva 14 en Padre Feijoo en dos locales distintos. Hace tres que está atendiendo en Ribera & cia, una vinoteca con mucho movimiento de clientes, que tanto al mediodía como por la noche tienen la posibilidad también de comer o de picar, porque su pincho de tortilla es un clásico muy reclamado. Marcos no es un camarero al uso, es esa sonrisa que te recibe nada más entrar y te hace hueco para que te sientas como en casa. Esa filosofía del tú a tú lo ha convertido en amigo de su clientela, por eso —explica— él no puede más que elogiar a quienes le permiten trabajar en un buen ambiente. «Recibimos muy buenas propinas, porque son muy generosos, es una pasada. Agosto fue una locura y este mes vamos a repartir una buena cantidad. Para que te hagas una idea, un buen mes nos llevamos unos 400 euros por cabeza, el peor, unos 350, nos movemos ahí», dice Marcos.

En el Ribera, el bote se divide justamente entre dos cocineros y dos camareros, aunque él sabe que no en todos los locales es así: «No quiero que suene pretencioso, lo nuestro es excepcional, pero estamos en una zona privilegiada, y también te digo: hay una propina económica, pero también una verbal, emocional, que para mí es más importante». «Yo me siento mejor, aunque no dejen un céntimo, cuando te agradecen el trato y se han sentido a gusto», apunta. «Aquí las reservas son continuas de gente fija, los conocemos a todos por los nombres», relata Marcos, que es todo confianza. «Esa gente te pregunta por tus hijos, sabe tu vida, y, te deja propina al final del día», añade.

«Aquí hay mucho chateo, mucha barra, se factura mucho así, y hay quien te deja los céntimos de la bebida, pero también hay quien te deja con la cena. No hay un porcentaje fijo, la gente te deja lo que cree. Ayer, por ejemplo, cobré una mesa que eran 42 euros y me pagaron con 60 y el cliente me dijo: ‘Deja así’. Luego también hay quien no te deja nada, a pesar de que sean 150 euros, eso depende. Quizás se ha impuesto más en la cena dar un billete de 5 euros, pero no es nada fijo».

Marcos indica que los jóvenes, aunque estén bien económicamente, son más reacios a la propina y pagan más con el móvil: «La gente joven, ¡olvídate! Dividen la cuenta por separado, y les cobras a cada uno lo suyo», señala. «Pero la mayoría de los que vienen al Ribera siguen pagando en efectivo o suman la propina a la tarjeta. Imagínate que son 50 euros, pues te dicen que les cobres 55. Nosotros esas propinas las registramos en una libreta, y a final de mes nuestro jefe nos la reparte», indica Marcos. ¿Y la propina que más te han dejado? «¡Uf!, fue en el año 2015, en Navidad, una persona se acercó y nos dejó un sobre con mil euros y un décimo de lotería para cada uno de los empleados, y en ese local éramos seis. Así que nos dio 6.000 en total».

Marcos sabe que es un privilegiado y que no siempre los camareros están bien tratados ni por su jefe ni por su clientela. «No es lo común, pero —insisto— para mí la mejor propina es que repitan y volver a atenderlos».