
«El criptoarte ha sido una burbuja, hay especulación y hay muchas estafas», afirma esta prestigiosa comisaria de exposiciones, que abre en redes el mundo del arte compartiendo consejos y experiencias
31 may 2023 . Actualizado a las 10:34 h.Es poderosa y a veces invisible. Ayuda a resolver problemas y tuvo su papel, por ejemplo, en la teoría de la gravedad, pero, curiosamente, no está entre las inteligencias múltiples de Gardner. «En los 80, separaban las artes. Entre esas inteligencias múltiples está la inteligencia musical, y no tendríamos inteligencia musical sin inteligencia artística. Es más, sin inteligencia artística no hay inteligencia matemática», advierte la licenciada en Filosofía, y máster en Producción Artística, Marisol Salanova (Valencia, 1982), que invita en Inteligencia artística (Plataforma Actual, prólogo de El Barroquista) a descubrir lo que tienen en común la cotidianidad y lo creativo, cómo funciona el sistema artístico o, entre otras cosas, cómo el arte puede cambiar tu vida. «Había que acuñar este término, inteligencia artística. Para eso me entrevisté con psicólogos, con neurocientíficas, con personas que menciono en el libro. Algunos estudios que aparecen reflejados muestran que desde la neurociencia se apoya que existe una inteligencia artística. Eso no significa que todos seamos artistas ni que dependamos de las musas. En una entrevista, me dijeron: ‘Tú matas a las musas con este libro’. No, no es que las mate, es que las musas no existen. Esto es técnica, trabajo y poner en orden los conocimientos».
—La musa puede existir en forma de relax. Lo digo por cómo señalas la relación entre relax y creatividad, con ese ejemplo de Newton, que estaba sentado a la sombra de un manzano cuando cayó la manzana. Y así se le ocurrió la teoría de la gravedad...
—Sí, pero hay artistas que solo acaban su obra con el deadline, que te dicen que es ahí cuando consiguen acabar. Es una sensación constante de tener que producir, pero esto es un problema a nivel de sociedad. Tienes que estar todo el tiempo demostrando que eres productivo. Y ser productivo no es la crème de la crème... Por otra parte, puedes ser productivo en reposo. El cerebro nunca para.
—¿Los artistas suelen requerir la figura de un comisario o curador?
—He visto artistas que han pedido la ayuda de un comisario, de un curador, pudiendo montar ellos la exposición y teniendo su partida presupuestaria resuelta, pero que se daban cuenta de que su visión sobre su arte les impedía hacer un buen montaje. Y hay otros que al revés, que saben marcar una distancia y montar la exposición. Yo creo que la otredad es siempre positiva, nos puede desvelar partes de nosotros que no sabíamos que podíamos explorar y abrirnos caminos nuevos. En una ocasión, un artista me dijo que una crítica le había hecho muy mala crítica de sus dibujos. Dejó de dibujar, un día me enseñó unos bocetos, y le dije: «Pero esto no son bocetos. ¡Son obras!». Me parecieron buenísimos. En el mundo de la crítica de arte en España, hay mucho crítico y mucha crítica que aprovechan su papel para marcar una estructura piramidal que para nada es cierta.
—¿El crítico se construye dando palos?
—Fíjate, pues yo siempre he encontrado más fácil darle alas a alguien que ponerle palos en la rueda. Dentro del ámbito artístico, en España nos conocemos todos y, a nivel internacional, los que estamos al día tenemos la lupa puesta en los artistas más conocidos o más cotizados, en los que están destacando. Es más fácil poder transmitir buenos conocimientos que tú crees que le van a servir a la persona y pueden ayudarle a salir de su síndrome del impostor.
—Es un síndrome, señalas, muy frecuente en los artistas. ¿Es un desacomodo interior constante el ser artista?
—Sí, yo lo veo así, me parece que cualquier buen artista se está retando a innovar constantemente. No compiten contra los otros, compiten contra sí mismos; los buenos artistas. Luego están los artistas mediocres, los que dan codazos.
—Como adviertes, en la historia ha habido muchos grandes que no tuvieron reconocimiento en su época. Van Gogh debió vivir sin un duro habiendo hecho obras deslumbrantes.
—Y sin ser consciente de cómo va a trascender tu obra... Yo creo que a Van Gogh no le importaba si la obra iba a trascender; él tenía la necesidad de crear.
—¿Eso es interesante como filtro para saber quién es artista y quién no?
—Para mí, como crítica, sí. Para el artista tiene que ser una necesidad vital el crear obra. La mayoría de artistas, si no tienen esa necesidad dentro de que su manera de expresarse ante el mundo es el arte, es que no son artistas. Pasarán a ocuparse dentro del mundo del arte quizá de otros asuntos, a trabajar en talleres; y no todos los artistas van a acabar siendo Van Gogh. De hecho, cualquier persona puede ejercitar las cualidades artísticas sin ser artista...
—¿Todos somos artistas?
— No. Creo que el hecho de que todos tengamos inteligencia artística no significa que cualquiera pueda ser artista. El contexto personal de cada de cada uno es clave.
—¿Se puede vivir del arte de manera profesional, de qué forma?
—Sí. Creo que este libro es útil para las personas que no están familiarizadas con el arte, pero también para quienes están familiarizados y quieren trabajar en él, porque en el período de formación académica no hay una asignatura que te explique lo que va de dinero y lo que no en el mundo del arte, cómo la gente colecciona y por qué o cómo funciona el sistema artístico.
—¿La formación académica no basta?
—Es una formación insuficiente para la incorporación al mundo laboral, se queda en la teoría, en la teoría de lo bello y lo sublime. No es necesario que un artista sepa márketing o hacerse su web... Pero debe saber adónde dirigirse, hacer un dosier, cuándo es oportuno llevarlo a una galería, cómo participar en convocatorias... Yo he recibido alguna crítica por liberalizar esa información de manera gratuita en mis redes o en este libro. Hay compañeros que me dicen: «¿Entonces, para qué estamos dando másteres?». Yo he sido profesora en posgrados que tienen que ver con cuestiones de creatividad, con diseño de moda incluso, y no podemos pretender que la información se quede en ese entorno académico cerrado, para que solo quienes hayan pagado una matrícula aprendan a qué puertas hay que llamar. Esa información debe ser libre. No sabes la cantidad de cursos que han salido sobre cómo crear tu galería de arte, cómo vender tu arte... Y veo que están dando clase en ellos personas que su galería ha tenido que cerrar. Entonces, están vendiendo una ficción.
—¿Tiene relación el cociente intelectual con la inteligencia artística?
—No. He conocido a personas con altas capacidades que se han dedicado a trabajos creativos, pero no necesariamente han tenido éxito. Un cociente intelectual alto no significa ser creativo. Quizá necesitamos un cambio de enfoque, dejar atrás prejuicios. Hay muchos. «Yo soy cero creativo» es algo que le he oído a muchísimas personas. Porque eso les hacen creer en su entorno, sus primeros jueces. No hay que escuchar tanto los juicios de los demás, hay que hacer un ejercicio introspectivo antes de analizar esas críticas externas. Si te gusta dibujar, tienes que dibujar, aunque no te dediques profesionalmente a ello.
—¿Qué momento vive el arte?
—Estamos en un momento muy delicado, se está poniendo en tela de juicio la utilidad de todas las humanidades y las artes van muy ligadas a ellas. Si pensamos que no sirve de nada aprender filosofía, conocer cómo funcionaban las sociedades antiguas, si relativizamos todo, iremos hacia el pensamiento único. Y seremos mucho más manipulables.
—¿Se ha disparado la especulación?
—Se ha disparado mucho con los NFT (token no fungible), con el criptoarte. El 2020 fue un año estéril y, de alguna manera, había que usar otros canales. El canal digital que ya estaba en marcha (porque ya existían los NFT) de pronto se explotó, y a mi entender ha sido una burbuja. Hay muchísima especulación y hay muchas estafas. Esta burbuja tiene mucho que ver con la burbuja de las criptomonedas. En el mundo del arte no todo es mercado. Oigo mucho ese tópico de «en el mundo del arte quien no tiene padrino no se bautiza», y no, no es cierto. Veo artistas jóvenes muy perdidos. Y podrían hacer sus propias carreras sin necesidad de someterse a todos esos tópicos que pesan. Deben apostar por sí mismos.