Fallece con casi 89 años Gerardo Acosta, el afable abogado en activo más longevo de Vigo
VIGO CIUDAD

El octogenario ejercía el turno de oficio y había acudido hace unas semanas a defender a un acusado en un juicio de lo penal. El sepelio será en Baiona.
03 jul 2025 . Actualizado a las 01:10 h.El abogado vigués Gerardo Acosta Santos falleció ayer con casi 89 años. A su edad seguía en activo en el turno de oficio y, apenas hace unas semanas, había acudido con la toga a un juicio de lo penal en Vigo a defender a un acusado, siempre con su tono jovial y afable.
El Colegio de Abogados de Vigo ha mostrado hoy sus condolencias en un comunicado y muy especialmente a su hijo, el letrado Gerardo Acosta Padín. El velatorio será en el tanatorio del Miñor, en Sabarís, a partir de las cinco de la tarde. El miércoles, 2 de julio, a las doce del mediodía, se celebrará una misa en la iglesia de Santa Cristina de A Ramallosa.
En una reciente entrevista en La Voz en diciembre del 2023, Acosta contaba: «Sigo al pie del cañón en mi oficina, llevo 61 años en el ejercicio de la abogacía». Se había licenciado en Derecho en 1960. Varios profesionales de esta ciudad rebasan en una o más décadas la edad legal de jubilación y todavía tenía colgada la orla enmarcada en su despacho de Vigo.
La razón que daba este octogenario para seguir ejerciendo es que, además de gustarles su trabajo, le venían bien unos ingresos extra para complementar su exigua pensión. Es una de las quejas recurrentes de los abogados en Galicia, que reclaman una reforma de la Mutualidad, el sistema de pensiones privado para este colectivo y que, según dicen, les puede dejar con una pensión de 500 euros al mes.

«Trabajo a los 87 años porque me gusta la profesión. Cobro más de una pensión y puedo trabajar porque nada me lo impide. Voy al juzgado y sigo llevando el turno de oficio», añadía Acosta. A veces, efectivamente, se le veía por los pasillos de la Cidade da Xustiza de Vigo con su carpeta y papeles. «Antes no se pagaba nada por el turno de oficio, había que trabajar gratis y no había asignación, se trabajaba sin cobrar hace 40 años. Yo lo atiendo igual», recordaba en la misma entrevista.
Entre sus casos más mediáticos fue la defensa de Jacobo Piñeiro, acusado del asesinato de dos hombres que le habían invitado a su piso en la calle Oporto en el 2006. Acosta se encargó de su defensa en el segundo juicio, ya que el primero fue anulado.
Acosta admitía que el trabajo de despacho no le estresaba: «Me lo tomo con más tranquilidad, paseo, tomo café, me reúno con los amigos, llevo la misma vida social de siempre». Aunque echó el freno en los viajes: «Ha viajado toda mi vida, me he recorrido el mundo entero».
Estas seis décadas de profesión le ha dado para escribir un libro repleto de anécdotas que, al parecer, aún no había publicado. Estaba informado de la actualidad y seguía atento a las quejas de sus compañeros por las pensiones ridículas que obtienen los abogados tras una vida de servicio. «La mutua paga una miseria y entiendo las protestas. Yo mismo soy una víctima, conseguí arreglarlo. Cobro una miseria para los años que llevo trabajando, 61 años, y me dan cuatro perras de pensión», afirmó.